No saben perder
Siempre se ha dicho que en la mesa y en el juego es donde se nota la educaci¨®n, yo dir¨ªa que m¨¢s en el juego, pues hay que saber ganar y lo que es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, saber perder.
En Espa?a tenemos actualmente tres colectivos que est¨¢n demostrando con sus actitudes que no saben hacerlo. Uno es el formado por los hombres, la mayor¨ªa no ha aprendido a ser compa?ero y al observar c¨®mo la mujer va poco a poco alcanzando cotas de poder en el terreno sexual, laboral, social y pol¨ªtico, se rebelan agredi¨¦ndola. Siempre ha existido violencia hacia las mujeres, pero ¨²ltimamente se ha generalizado.
Otro colectivo es la Iglesia, que no ha querido darse cuenta de que Espa?a es plural en el terreno religioso, ideol¨®gico, sexual... y que ya no manda como ha venido haciendo durante muchos a?os, ni en pol¨ªtica ni en las alcobas, aunque siga conservando a¨²n muchos privilegios con los que yo no estoy de acuerdo.
Alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que pedir perd¨®n por sus errores humanos en temas como el uso del preservativo, la p¨ªldora, las c¨¦lulas madres y por su actitud mis¨®gina y hom¨®foba.
Y el otro colectivo es el PP, que no ha asumido a¨²n su p¨¦rdida en las elecciones y el lugar de aceptar deportivamente su derrota, analizando cu¨¢les han sido los errores que le han llevado a ello, se empecina en mantener las mismas actitudes, creando un clima de crispaci¨®n, oponi¨¦ndose al Gobierno haga lo que haga y diga lo que diga, con una actitud preconcebida de ataque.
Pero tengo ilusi¨®n y esperanza. Sue?o con d¨ªa donde hombres y mujeres compartan la vida codo con codo, en igualdad de derecho y deberes; donde la Iglesia se acerque a la realidad del ser humano para ayudarle, obviando fundamentalismos y haciendo realidad aquello de Jes¨²s: "No se hizo el hombre para el s¨¢bado, sino el s¨¢bado para el hombre", y a los obispos manifest¨¢ndose contra la violencia a las mujeres, contra el hambre, la guerra o la pena de muerte. Y a los partidos pol¨ªticos buscando lo que tienen en com¨²n, lo que les une, aportando cada uno su punto de vista sin acritud, colaborando todos en el bien de nuestra patria com¨²n.
Ya s¨¦ que todo esto son utop¨ªas, pero gran parte de las realidades de hoy un d¨ªa, no demasiado lejano, tambi¨¦n lo fueron. Lo malo es que yo, seguramente, ya no lo ver¨¦.
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