Ahora, Espa?a
El autor pide que el Gobierno autorice el uso de las lenguas cooficiales en condiciones similares a las aprobadas por la UE
El pasado 13 de junio, el Consejo de la Uni¨®n Europea, reunido en Bruselas bajo la presidencia del ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, tom¨® dos importantes decisiones sobre el r¨¦gimen ling¨¹¨ªstico de la Uni¨®n. En primer lugar, el Consejo dio una respuesta definitiva al memor¨¢ndum presentado el pasado mes de diciembre por el Gobierno espa?ol para solicitar el reconocimiento oficial en la Uni¨®n Europea de las "lenguas espa?olas distintas del castellano que cuentan con estatuto oficial en Espa?a", es decir, el catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera. (Lo de "catal¨¢n/valenciano", por cierto, adquiere carta de naturaleza: donde el memor¨¢ndum de Moratinos hablaba de "la lengua que se denomina catal¨¢n en la Comunidad Aut¨®noma de Catalu?a y en la de las Illes Balears y que se denomina valenciano en la Comunidad Valenciana", la presidencia luxemburguesa opta sin complejos por la denominaci¨®n compuesta, algo de lo que acaso deber¨ªan tomar nota los ponentes de la reforma del Estatuto de Catalu?a y de la Comunidad Valenciana).
El reconocimiento oficial de las lenguas es cuesti¨®n de pura voluntad pol¨ªtica
Contra los deseos expresados por el Gobierno espa?ol en diciembre, el reconocimiento acordado por el Consejo no va a pasar por una modificaci¨®n del famoso reglamento 1/1958, que es el que determina las lenguas oficiales y de trabajo de la Uni¨®n, pero de hecho atiende, aunque sea a la baja, las tres principales demandas planteadas en el memor¨¢ndum. Si Moratinos ped¨ªa la publicaci¨®n oficial en catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera de los textos legales adoptados por procedimiento de codecisi¨®n entre el Parlamento Europeo y el Consejo, el Consejo se la concede, con la importante salvedad de que tal publicaci¨®n no ser¨¢ "oficial" y por lo tanto estar¨¢ desprovista de valor jur¨ªdico. Por lo que respecta al uso del catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera en las comunicaciones escritas con las instituciones y ¨®rganos consultivos de la Uni¨®n, la demanda tambi¨¦n es atendida, con la particularidad de que el Gobierno espa?ol deber¨¢ ejercer de mediador ling¨¹¨ªstico, traduciendo al castellano los escritos en catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera destinados a las instituciones europeas y traduciendo despu¨¦s a estas lenguas las posibles respuestas a esos escritos. Finalmente, el Consejo del 13 de junio tambi¨¦n garantiza el uso de las lenguas espa?olas distintas del castellano en las intervenciones orales ante el Consejo y, llegado el caso, ante otras instituciones u ¨®rganos de la Uni¨®n, como el Parlamento Europeo o el Comit¨¦ de las Regiones. En este punto no hay rebaja respecto a la petici¨®n espa?ola: Moratinos ya aclaraba que semejantes intervenciones deber¨ªan ser anunciadas con antelaci¨®n y tambi¨¦n admit¨ªa que la interpretaci¨®n ser¨ªa s¨®lo "pasiva" (un eurodiputado euskald¨²n, por ejemplo, podr¨¢ intervenir en euskera y su intervenci¨®n ser¨¢ traducida a las lenguas oficiales de la Uni¨®n, pero las intervenciones de sus colegas no ser¨¢n traducidas a su lengua).
El ¨²nico punto no atendido del memor¨¢ndum de Moratinos es el que se refiere a la inclusi¨®n del catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera en el programa Lingua de promoci¨®n de la ense?anza de lenguas europeas (por razones t¨¦cnicas, no pol¨ªticas: al fin y al cabo, como reconoci¨® la presidencia luxemburguesa, el Tratado de la Comunidad Europea no proh¨ªbe que se incluyan en un programa como Lingua lenguas no oficiales de la Uni¨®n, y ah¨ª est¨¢ el luxemburgu¨¦s para demostrarlo). Sea como fuere, la aplicaci¨®n inminente de las medidas que s¨ª acord¨® el Consejo nos va a sumir en una aut¨¦ntica paradoja: los ciudadanos espa?oles que usamos habitualmente el catal¨¢n/valenciano, el gallego o el euskera vamos a gozar de unas posibilidades ling¨¹¨ªsticas en Europa de las que no gozamos en Espa?a. En Espa?a, una parte de los textos legales que se insertan en el BOE se publican tambi¨¦n en catal¨¢n/valenciano (en dos versiones aparte, por cierto) y en gallego (pero no as¨ª en euskera); sin embargo, no es posible el uso de ninguna de estas lenguas en las comunicaciones escritas con las instituciones y ¨®rganos consultivos del Estado. La excepci¨®n que confirma la regla es el Senado, que admite escritos en catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera, aunque responde s¨®lo en castellano. Hasta la fecha, tampoco es posible hacer intervenciones orales en estas lenguas ante las instituciones y ¨®rganos consultivos del Estado, con la ¨²nica salvedad de una de las m¨²ltiples comisiones de que consta el Senado. Que no es posible intervenir en catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera ante el Congreso de los Diputados, por ejemplo, nos lo recuerdan casi diariamente los miembros del grupo parlamentario de ERC y el presidente Manuel Mar¨ªn, enzarzados en una larga escaramuza que no dignifica precisamente a tan alta instituci¨®n del Estado.
Una vez acordado el reconocimiento del catal¨¢n/valenciano, euskera y gallego en las instituciones europeas, el Gobierno espa?ol tiene ante s¨ª la magn¨ªfica oportunidad de reconocer estas mismas lenguas en las instituciones espa?olas, al menos en las mismas condiciones que las acordadas por el Consejo: publicaci¨®n de toda la legislaci¨®n en catal¨¢n/valenciano (con una versi¨®n basta), gallego y euskera; posibilidad de relacionarse por escrito en estas lenguas con todas las instituciones y ¨®rganos consultivos del Estado, y posibilidad, tambi¨¦n, de utilizarlas oralmente en las instituciones relevantes, empezando por las dos C¨¢maras de las Cortes Generales.
Muchos se preguntar¨¢n: ?Y todo esto por qu¨¦? Si hasta ahora hemos funcionado s¨®lo en castellano, ?para qu¨¦ vamos a cambiar? Aparte de gastarnos 1,5 millones de euros, que es el coste estimado de las medidas aprobadas por el Consejo del 13 de junio, ?vamos a salir ganando en algo? ?No ser¨¢ que a los 25 ministros de Asuntos Exteriores que forman el Consejo Carod tambi¨¦n "se los tiene cogidos por donde ya sab¨¦is?". La respuesta, una vez m¨¢s, est¨¢ en Europa. Acaso m¨¢s interesante que el cat¨¢logo de medidas concretas adoptadas por el Consejo de la Uni¨®n Europea el d¨ªa 13 de junio es la argumentaci¨®n que fundamenta su decisi¨®n. En primer lugar, el Consejo considera que, en el marco de los esfuerzos desplegados para acercar la Uni¨®n al conjunto de sus ciudadanos, tiene que hacerse m¨¢s hincapi¨¦ en la riqueza de su diversidad ling¨¹¨ªstica. En Espa?a tenemos un magn¨ªfico p¨¢rrafo en la Constituci¨®n que va precisamente por ah¨ª ("la riqueza de las distintas modalidades ling¨¹¨ªsticas de Espa?a es un patrimonio cultural que ser¨¢ objeto de especial respeto y protecci¨®n"), adem¨¢s de un magn¨ªfico pre¨¢mbulo donde la Naci¨®n espa?ola (signifique eso lo que signifique) proclama su voluntad de "proteger a todos los espa?oles y pueblos de Espa?a en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones". En segundo lugar, el Consejo estima que la posibilidad de que los ciudadanos utilicen otras lenguas en sus relaciones con las instituciones es un factor importante para reforzar su identificaci¨®n con el proyecto pol¨ªtico de la Uni¨®n Europea. ?Acaso el reconocimiento del catal¨¢n/valenciano, gallego y euskera en las instituciones espa?olas va a debilitar la identificaci¨®n de los ciudadanos que usan estas lenguas con el proyecto pol¨ªtico de Espa?a?
Dec¨ªamos al comienzo que el Consejo del pasado 13 de junio tom¨® no una sino dos importantes decisiones sobre el r¨¦gimen ling¨¹¨ªstico de la Uni¨®n Europea. Pues bien, la otra decisi¨®n, que la mayor¨ªa de medios de comunicaci¨®n espa?oles han ignorado simplemente, tiene mucha m¨¢s enjundia desde una perspectiva europea: a partir del a?o 2007, el irland¨¦s se a?adir¨¢ al alem¨¢n, castellano, checo, dan¨¦s, eslovaco, esloveno, estonio, fin¨¦s, franc¨¦s, griego, h¨²ngaro, ingl¨¦s, italiano, let¨®n, lituano, malt¨¦s, neerland¨¦s, polaco, portugu¨¦s y sueco en calidad de lengua oficial y de trabajo de la Uni¨®n. Semejante decisi¨®n, que "agrava" todav¨ªa m¨¢s la babelizaci¨®n de Europa, concediendo estatus oficial a la lengua materna del 1% de los ciudadanos irlandeses (entre 60.000 y 70.000 personas), demuestra lo que en el fondo todos ya sabemos: que el reconocimiento oficial de las lenguas, m¨¢s all¨¢ de asuntos de coste, es cuesti¨®n de pura voluntad pol¨ªtica. El lema de la Uni¨®n Europea es "unidad en la diversidad". Ling¨¹¨ªsticamente hablando, ?a qu¨¦ espera Zapatero para ejercitar la voluntad pol¨ªtica que lo har¨¢ realidad en Espa?a?
Albert Branchadell es profesor de la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona y presidente de la Organizaci¨®n por el Multiling¨¹ismo.
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