Derek Walcott prepara en el teatro romano de M¨¦rida una 'Odisea' antillana
"Los europeos est¨¢n siempre pensando en el tiempo y en las ruinas", declara el premio Nobel
El poeta antillano Derek Walcott (Santa Luc¨ªa 1930) recibi¨® por esta labor el premio Nobel de Literatura en 1992. Ahora viene a Espa?a como dramaturgo y director de escena, oficios por los que tambi¨¦n es conocido internacionalmente. Su presencia en el Festival de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida es por partida doble. Hoy se presenta la edici¨®n biling¨¹e de The Odissey/La Odisea (editorial Visor) y se estrena la nueva adaptaci¨®n de dicho texto, al que ha llamado Una Odisea antillana. El espect¨¢culo, que cuenta con una banda en directo y un amplio reparto hispanoitaloamericano encabezado por Antonio Valero y Giovanna Bozzolo, tiene como actriz invitada a Luc¨ªa Bos¨¦, quien sube por primera vez en su vida a un escenario. Un montaje en el que Walcott pone de relieve, como en el resto de su obra, la profunda imbricaci¨®n entre la cultura europea y la tradici¨®n afrocaribe?a, as¨ª como su profunda preocupaci¨®n y defensa por el mundo de la inmigraci¨®n a trav¨¦s de un Ulises caribe?o, c¨¢lido, divertido y rotundamente del siglo XXI.
Tiene claro que lleg¨® a este mundo colonizado y lleva dentro dos culturas. Walcott naci¨® en el peque?o pueblo de Castries, en Santa Luc¨ªa, una de las islas de Barlovento en las Antillas. All¨ª su padre, un brit¨¢nico blanco que muri¨® cuando Walcott era peque?o, era bohemio y acuarelista. Su madre, de raza negra, era maestra y aficionada al teatro. Estos visibles cordones umbilicales son los que le empujaron a los oficios que hoy ejerce.
En sus 75 a?os, Walcott nunca ha renunciado al paisaje de las Indias Occidentales, ni f¨ªsica ni intelectualmente. Su casa, su compa?¨ªa de teatro (Taller de Teatro de Trinidad, fundado en 1959), su gente, todo est¨¢ en las Antillas, aunque a veces vive temporadas fuera debido a su labor docente y a su permanente condici¨®n de viajero. "Vivo en una isla, veo a los pescadores con esa morri?a que les produce estar fuera de su casa, con un sentimiento muy fuerte hacia su espacio, hacia el mar, all¨ª todos somos un poco ulises, y yo tambi¨¦n, aunque tenga una pinta un poco intelectual", declara.
Este hombre de ojos profundamente azules y rasgos negroides que una y otra vez recrea para¨ªsos hom¨¦ricos en su obra po¨¦tica y dramat¨²rgica, cree que hay tres figuras emblem¨¢ticas ¨ªntimamente relacionadas con los caribe?os. "Ad¨¢n, la representaci¨®n del para¨ªso; Robinson Crusoe, que lo perdi¨® todo y tuvo que reconstruir su vida, su cultura y su pasado y el m¨¢s importante, Odiseo
[nombre griego del personaje que en la cultura latina se conoce por Ulises], divertido, lleno de humor, jugador y mentiroso, un hombre libre, como el mar, esc¨¦ptico, que no tiene fe, como todos nosotros, que ya no creemos en nada", sostiene Walcott.
?l a si mismo no se encuentra en ning¨²n personaje de la historia ¨¦pica. "No hay nadie tan arrogante ni aburrido como soy yo, aunque me gusta Odiseo". Una met¨¢fora casi opuesta a otros medi¨¢ticos h¨¦roes contempor¨¢neos. "Lo que es chocante en nuestra ¨¦poca es que haya una persona que nos gu¨ªa, que decide el curso de la Historia, que nos lo muestran por televisi¨®n y no pasa nada". Apenas matiza si se le pregunta por la actual postura de Estados Unidos, pa¨ªs en el que trabaja habitualmente, con el conflicto en Oriente Medio. Pero s¨ª se refugia en la ambig¨¹edad del poeta y en su conocida frase "El destino de la poes¨ªa es enamorarse del mundo a pesar de la Historia".
El escenario del teatro romano de M¨¦rida que tanto acobarda a los que han trabajado en ¨¦l no tiene especialmente impresionados a Walcott y Bos¨¦ que representar¨¢n el espect¨¢culo hasta el pr¨®ximo 8 de agosto. El primero dice: "Son los europeos los que veneran las ruinas y est¨¢n pensando siempre en el tiempo, y as¨ª nunca haremos nada", dice el director y autor quien en una visita anterior a Espa?a ya coment¨® que para ¨¦l es m¨¢s sagrado un bosque que una catedral y que pod¨ªa encontrar m¨¢s misticismo en un paisaje que en un producto de la vanidad humana. La segunda se?ala: "Es un espacio que me resulta acogedor, no me impone ni me asusta, aqu¨ª no me siento desangelada".
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