'D¨ªas de vino y rosas'
EL PA?S ofrece, por 8,95 euros, el amargo alegato contra el alcohol de Blake Edwards
D¨ªas de vino y rosas es una pel¨ªcula en blanco y negro y no podr¨ªa ser de otra manera. Los claroscuros que rodean al matrimonio Clay iluminan expresivamente el pozo por donde descienden. El filme se acerca con maestr¨ªa al tema del alcoholismo. Aparentemente, un argumento f¨¢cil, muy "cinematogr¨¢fico". Muchos actores han tenido piezas de lucimiento interpretando una gran borrachera. Esta pel¨ªcula no hace tanto espect¨¢culo de los cl¨ªmax et¨ªlicos, aunque los hay, como de la degradaci¨®n personal, laboral y familiar que supone la adicci¨®n. El resultado es demoledor.
No hay ning¨²n motivo de fascinaci¨®n por la pareja protagonista. Ella (Lee Remick) procede de una familia estricta, donde el cari?o parece una debilidad y est¨¢, sin saberlo, enganchada al chocolate. De ah¨ª que su salto a la ginebra no cambie inicialmente nada hasta que el abuso de brebajes la anule como mujer. ?l es un oficinista harto de su trabajo, un relaciones p¨²blicas cuyos encargos rondan los menesteres del alcahuete. La bebida no les ayuda a escribir poemas ni a triunfar en nada. Todo lo contrario. El t¨ªtulo surge de una cita del poema de Ernest Dowson, que ella recita premonitoriamente ("largos no son los d¨ªas de vino y rosas, de un nebuloso sue?o surge nuestro sendero y se pierde en otro sue?o"). Pero no hay otros rastros de l¨ªrica en el relato.
La pel¨ªcula se construye con grandes escr¨²pulos sobre la verosimilitud. Un caso, es de las pocas donde se paga el taxi. Hace saltos temporales, muy bien marcados -por ejemplo, con el crecimiento de la hija-, para atender a los episodios cruciales de la ca¨ªda e intento de rehabilitaci¨®n de los protagonistas y su caligraf¨ªa es sobria, con pocos efectismos.
Hay m¨¢s de una dura lecci¨®n en el filme, que no se contenta con advertir de los peligros del alcohol. Su director, Blake Edwards, no enga?a sobre las dificultades de abandonar esta adicci¨®n. Hay una serie de escenas, casi con aromas documentales, sobre las reuniones de Alcoh¨®licos An¨®nimos. All¨ª acudir¨¢ Joe Clay para salvarse a s¨ª mismo y, tambi¨¦n, a su mujer. Sus progresos hacia la abstinencia tienen la consecuencia de alejarlo de su esposa, que no soporta sentirse culpable de beber sin la complicidad de su marido. Las escenas de las reuniones de Alcoh¨®licos An¨®nimos y la tutela amistosa que hace sobre Clay uno de sus integrantes son una defensa clara hacia esta salida, buscar el apoyo de quien ha superado el mismo problema.
Entre los responsables de la pel¨ªcula hay nombres que, de entrada, provocan cierta sorpresa. Jack Lemmon, que hab¨ªa hecho, entre otras, El apartamento y Con faldas a lo loco, y que despu¨¦s rodar¨ªa Irma la Dulce, estaba considerado un excelente comediante. En este caso no hay rastros de este pasado. Interpreta magn¨ªficamente un drama, trasladando la tragedia sin grandes frases ni aspavientos. En la ¨¦poca, m¨¢s de una vez le preguntaron por esta incursi¨®n y el actor siempre respond¨ªa que ante un proyecto no le preocupaba si era drama o comedia, lo que vigilaba era el papel y la gente con la que hab¨ªa de trabajar. El otro nombre es el del propio director. A Blake Edwards se le recuerda por ser el creador de La Pantera Rosa, por 10, la mujer perfecta o por Victor / Victoria. Unos jueguecitos m¨¢s o menos acertados que no tienen nada que ver con el empe?o de esta pel¨ªcula. Con este ejercicio demostraron ambos que son cineastas a secas, sin que su maestr¨ªa est¨¦ limitada a ejercicios en un solo g¨¦nero. Les acompa?a, sosteniendo con id¨¦ntica fuerza su personaje, Lee Remick.
No era la primera vez que el cine norteamericano se acercaba al problema del alcoholismo. Campe¨®n (King Vidor, 1931), D¨ªas sin huella (Billy Wilder, 1945), Ma?ana llorar¨¦ (Daniel Mann, 1955) son algunos precedentes. Hollywood tuvo algunos problemas por la abundancia de filmes donde alguien sale con un vaso en la mano. Tan abundante es esta filmograf¨ªa que ha permitido libros como el de Howard Good sobre las pel¨ªculas de periodistas bebedores.
El c¨®digo de censura que adopt¨® la propia industria establec¨ªa que el "uso de licores en la vida americana, cuando no lo requiera el argumento, o por necesidades de caracterizaci¨®n, no debe ser mostrado". El consejo, dif¨ªcil de deso¨ªr en los a?os m¨¢s duros, se asemeja a la recomendaci¨®n de no mostrar suicidios o evitar que un matrimonio duerma en la misma cama. La mejor manera de sortearlo era mostrar la conducta para reprobarla, con desigual grado de farise¨ªsmo. Seg¨²n Good, entre 1908 y 1989, Hollywood hizo al menos unos 600 filmes en los que uno o m¨¢s de los principales personajes ten¨ªan problemas con la bebida. El propio American Film Institute cataloga m¨¢s de 100 pel¨ªculas bajo la etiqueta tem¨¢tica de "Alcoholismo".
Alcoh¨®licos An¨®nimos (AA) se cre¨® en Estados Unidos en 1935. Basada en el socorro de ex bebedores a enfermos, una de sus convicciones fundacionales es que el ¨²nico remedio para esta enfermedad es la abstinencia total. Seg¨²n cuentan las filmograf¨ªas, la primera enunciaci¨®n cinematogr¨¢fica expl¨ªcita de los principios de AA fue en el filme de 1951 Come fill the cup (Veneno implacable).
El filme de Edwards, como otros cuantos, es distinto. No es que salgan borrachines con un papel destacado, es que el argumento nuclear y ¨²nico son las consecuencias de beber abusivamente, el despe?amiento hacia la adicci¨®n, el duro combate por abandonarla y la desigual fortuna en conseguirlo.
Oscar a la mejor canci¨®n
D¨ªas de vino y rosas se realiz¨® en 1962. Sus principales int¨¦rpretes fueron Jack Lemmon, Lee Remick, Debbie Megowan, Jack Klugman, Maxine Stuart y Alan Hewitt.
Director: Blake Edwards. Productores: Martin Manulis. Guionista: J. P. Miller. Fotograf¨ªa: Philip H. Lathrop. M¨²sica: Henry Mancini.
La pel¨ªcula fu¨¦ seleccionada cinco veces como candidata para los Oscar; sin embargo, s¨®lo Henry Mancini, por la canci¨®n original de la pel¨ªcula, logr¨® convencer finalmente a la Academia. El Festival de San Sebasti¨¢n otorg¨® otra suerte al filme y premi¨® a Jack Lemmon y a Lee Remick por sus brillantes trabajos como mejor actor y mejor actriz, respectivamente.
En su siguiente pel¨ªcula, Blake Edwards regresar¨ªa de nuevo al terreno de la comedia con La Pantera Rosa, la primera de una saga que inaugurar¨ªa una estrecha relaci¨®n con Peter Sellers.
Babelia
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