El atribulado decenio de DaimlerChrysler
El Deutsche Bank fuerza la salida de J¨¹rgen Schrempp de la presidencia de la firma automovil¨ªstica
La falta de apoyos en la empresa y la p¨¦rdida de la paciencia del mayor accionista, Deutsche Bank, fueron los factores que obligaron el jueves a renunciar al presidente de DaimlerChrysler, J¨¹rgen Schrempp.
Ca¨ªdos Schrempp y su delf¨ªn, el presidente de Mercedes, Eckhard Cordes, los accionistas cr¨ªticos piden tambi¨¦n la cabeza de Hilmar Kopper, presidente del consejo de vigilancia de la empresa y ex presidente del Deutsche Bank. Kopper representa un ¨®rgano cuya funci¨®n principal es el control de la gesti¨®n del consejo de administraci¨®n. Pero Kopper, amigo ¨ªntimo de Schrempp, siempre se cont¨® entre sus aliados y no se destac¨® por su car¨¢cter cr¨ªtico.
M¨¢s que de buenos gestores, Schrempp supo rodearse de personalidades fieles a ¨¦l. Fue as¨ª como consigui¨® sostenerse diez a?os al frente de la empresa a pesar de ser "el mayor destructor de capital de la historia", seg¨²n los accionistas, y el "peor ejecutivo del a?o 2004", seg¨²n la revista Business Week. Mantuvo a los fieles a costa de perder en el camino a valiosos empleados, como fue el caso de Wolfgang Bernhard, hoy jefe de Volkswagen, al que despidi¨® por criticarle.
Sin embargo, la situaci¨®n de Schrempp se hizo insostenible. El Deutsche Bank quiso poner punto final de una vez a las p¨¦rdidas que le ha ocasionado su participaci¨®n desde 1998, a?o en que las acciones de Daimler val¨ªan m¨¢s del doble que hoy. Las presiones fueron tales, que Kopper se vio obligado a dejar caer a Schrempp por su propio peso. Una ca¨ªda que ha llegado demasiado tarde.
Fue su visi¨®n estrat¨¦gica la que llev¨® a Schrempp, de 60 a?os, a protagonizar una sonada fusi¨®n en 1998 con su competidor estadounidense Chrysler. Al frente de Daimler-Benz desde tres a?os antes, Schrempp hab¨ªa conseguido poner orden en el mont¨®n de platos rotos que hab¨ªa dejado su antecesor, Edzard Reuter. Pero ah¨ª terminaron los ¨¦xitos. Chrysler result¨® ser un dulce envenenado cuyo saneamiento cost¨® varios a?os y muchos millones.
En su visi¨®n de empresa global, el siguiente objetivo fue Asia. Schrempp entr¨® en Mitsubishi Motors en marzo de 2000 con una participaci¨®n del 34%. Un mes m¨¢s tarde, compra el 10% de la surcoreana Hyundai Motors. La aventura asi¨¢tica nunca dio frutos. En 2004, despu¨¦s de 2.100 millones enterrados en Mitsubishi, Daimler decidi¨® cerrar el grifo. Un mes m¨¢s tarde sali¨® tambi¨¦n de Hyundai. La retirada de Jap¨®n en abril del a?o pasado le cost¨® a Schrempp, contrario a ella, una rebeli¨®n en el consejo de administraci¨®n. Schrempp tuvo que ceder a la presi¨®n, pero sac¨® sus consecuencias. Pocos meses despu¨¦s puso en la calle al m¨¢s feroz de sus cr¨ªticos, Wolfgang Bernhard, para sustituirle al frente del Mercedes Car Group por un car¨¢cter m¨¢s d¨®cil: el de su pupilo Eckhard Cordes.
Mientras J¨¹rgen Schrempp, con su gesti¨®n un tanto cortijera, quemaba 50.000 millones de euros en la Bolsa, seg¨²n estimaciones de Spiegel Online, su cuenta corriente no dej¨® de engordar: Schrempp ha ganado en estos a?os cerca de 80 millones de euros. Sus ingresos se multiplicaban a?o tras a?o al tiempo que menguaba el valor de la empresa.
Mientras apagaba fuegos en el extranjero, Schrempp descuidaba la casa. El a?o pasado se encontr¨® con que el Mercedes Car Group (MCG) acusaba un importante descenso en las ventas de sus tres marcas: Smart, Maybach y Mercedes. De 3.026 millones de euros en 2003, su resultado operativo se redujo un 47% en 2004, hasta 1.666 millones.
Desde su nacimiento, Smart ha perdido 2.600 millones de euros. Su reestructuraci¨®n, que incluye la retirada de dos modelos y la eliminaci¨®n de 700 empleos, provoc¨® que en el segundo trimestre de este a?o MCG dejara de registrar 311 millones en su resultado operativo. La llamada a revisi¨®n en abril de 1,3 millones de Mercedes supuso el culmen en la crisis del buque insignia, cuyos defectos de calidad le hacen caer a puestos mediocres de las clasificaciones.
Si J¨¹rgen Schrempp prometi¨® al comienzo de su mandato espectaculares alzas en el valor de las acciones de Daimler, la iron¨ªa quiso que fuera precisamente su marcha la que provocara la euforia en la Bolsa. Euforia y un un¨¢nime suspiro de alivio.
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