La terna no pudo con la casta
No mand¨® Victorino un encierro como para tirar cohetes. Tampoco le hizo falta. Con tres ejemplares en el tipo de la casa y otros tantos terciados y de menos prestaciones, fueron suficientes. Escasos de presencia, dieron un juego desigual, pero no defraud¨® en los tendidos. Los actuantes anduvieron de cabeza. S¨®lo El Boni y dos m¨¢s se libraron del sobresalto. Y que los toritos de Victorino s¨®lo sacaron los problemas inherentes a la casta. Tan poca cosa sirvi¨® para que cuadrillas curtidas en estas lides perdieran los papeles. Los problemas de raza se complicaron por la desastrosa lidia que recibieron, llegando algunos de ellos resabiados al ¨²ltimo tercio.
Para estos festejos se cuenta siempre con la experiencia del director de lidia. A ¨¦l le corresponde el necesario orden y el oportuno consejo.
Mart¨ªn / Puerto, Valverde, Bol¨ªvar
Toros de Victorino Mart¨ªn, justos de presentaci¨®n, encastados y manejables. V¨ªctor Puerto: estocada desprendida (ovaci¨®n y saludos); estocada trasera (dos orejas). Alejandro Valverde: pinchazo, estocada (oreja); tres pinchazos -aviso-, estocada (palmas). Luis Bol¨ªvar: estocada ca¨ªda (palmas); estocada (oreja). Plaza de Santander. 30 de julio, 10? de feria. Lleno.
V¨ªctor Puerto, tras agradecer la confianza en ¨¦l depositada, declar¨® no estar preparado para estos menesteres. Cierto, el diestro no pareci¨® estar en lo que se celebraba. Para dome?ar a su primero precis¨® que se le estrellaran tres veces contra el burladero. Visto que ni por esas sal¨ªa capotazo lucido, dio orden de llevarlo al caballo. Seis ayudantes se precesaron para la maniobra. Sobrevenido a la tierra cuando el mozo le dio la montera, no encontr¨® manera de meter mano a lo que se le ven¨ªa encima, a nada que moviera la muleta. Obligado por contrato, se tir¨® el tiempo reglamentario entre trapazos, desarmes y desplantes de amplia sonrisa. Le toc¨® por segundo el mejor toro de la tarde. No lo vio, se lo dijeron. Quiso y no supo. Lleno de dudas, todo lo que intent¨®, cuando no sali¨® enganchado, qued¨® vulgar. Mediado el acto, hab¨ªa perdido los papeles. La inspiraci¨®n divina le visit¨® y cambi¨® el toreo por el encimismo ventajista trazando pases galeristas como invertido, por alto, molinetes... Todo aquello que entusiasma a las legiones de aplaudidores, entre los que se encuentra el se?or presidente. Que, loco con la actuaci¨®n, no hizo m¨¢s que ver algunas pocas almohadillas, larg¨® para gloria de la plaza dos orejas. En esta plaza, como en tantas, las almohadillas son color blanco triunfal. Pudiendo ponerlas verdes, que es un color m¨¢s sufrido, no se entiende la decisi¨®n. Otro toro con importancia que se va sin torear.
Alejandro Valverde se vino del hotel con el chip confundido. Su colocaci¨®n, fuera de cacho y su muleta retrasada, no cuadraban con el encaste a lidiar. Ya con el capote y por amontonamiento se vio en la necesidad de perder pasos. Con la muleta, y por la misma circunstancia, perdi¨® kil¨®metro y medio. Un puro sobresalto toda la faena. En el segundo, m¨¢s de lo mismo. El mismo chip, las mismas maneras y los mismos apuros.
A Luis Bol¨ªvar, nuevo en plaza, se le esperaba con curiosidad. Su primero recibi¨® una lidia desastrosa, a pesar de los intentos de El Boni por poner orden. Aunque parezca incre¨ªbe, no lleg¨® descompuesto al ¨²ltimo tercio. El joven artista, muleta a la cadera y encimista, acab¨® con las expectativas creadas en los tendidos. A gritos ped¨ªa distancia aquel animal. El que cerr¨® festejo y feria sali¨® enrrabietado. Ofreci¨® muleta adelantada, dio distancia, consiguiendo con ello algunas series entonadas, y entre ellas alg¨²n pase de calidad. Adornos y desplantes dejaron lista la faena, que estuvo por debajo de las condiciones del oponente.
Al final, el aficionado encontr¨® la causa a la que aferrarse. Los dos festejos toristas programados para la champa final del ciclo han servido para recuperar el car¨¢cter y la esencia de un festejo taurino: la emoci¨®n. El interesant¨ªsimo encierro de Cebada Gago y el m¨¢s escurrido, pero siempre listo, de Santa Coloma, dejaron ante la parroquia un grat¨ªsimo sabor.
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