Actualizar RTVE
A¨²n recuerdo cuando, todav¨ªa en la oposici¨®n, dec¨ªamos que reformar¨ªamos la radio y la televisi¨®n p¨²blicas para homologarlas a nuestro entorno europeo, consiguiendo as¨ª unos medios p¨²blicos plurales, objetivos, desgubernamentalizados y saneados econ¨®micamente.
La incredulidad era siempre la respuesta de nuestros interlocutores, que pensaban que ning¨²n Gobierno renunciar¨ªa al suculento caramelo que representa instrumentalizar pol¨ªticamente RTVE.
En el origen de esta incredulidad estaba la trayectoria que hab¨ªa seguido el PP. La radio y la televisi¨®n p¨²blicas fueron uno de los ejes de la campa?a electoral que llev¨® al poder a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en 1996. Como en tantos otros asuntos, el PP realiz¨® un sinf¨ªn de promesas que nunca tuvo intenci¨®n de cumplir. Ocho a?os m¨¢s tarde, el Gobierno popular hab¨ªa multiplicado por cinco la deuda del Ente y, lo que es casi peor, hab¨ªa instaurado en los pasillos de Torrespa?a un nivel de manipulaci¨®n informativa in¨¦dito en cualquier otra naci¨®n democr¨¢tica. Una manipulaci¨®n que se hac¨ªa sin complejos ni disimulos, tanto que provoc¨® la condena de la Audiencia Nacional, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa.
?se es el tipo de comportamiento que produce el descr¨¦dito de la pol¨ªtica. Creer que los programas electorales son s¨®lo promesas de cara a la galer¨ªa que caducan el d¨ªa despu¨¦s de las elecciones.
Sin embargo, tambi¨¦n recuerdo que los socialistas dijimos, una y mil veces, que no quer¨ªamos llegar al Gobierno para hacer lo mismo que los dem¨¢s. Recuerdo que establecimos compromisos m¨¢s que promesas electorales y recuerdo bien aquel "No nos falles".
A lo largo de su democracia, Espa?a ha demostrado su capacidad de adaptaci¨®n, de innovaci¨®n e incluso de liderazgo en m¨²ltiples sectores hasta el punto de convertirnos en un ejemplo para nuestros vecinos. No era ¨¦ste el caso de nuestros medios de comunicaci¨®n de titularidad p¨²blica que segu¨ªan regidos por una ley de hace veinticinco a?os. Una ley redactada cuando no form¨¢bamos parte de la Comunidad Europea, cuando no exist¨ªan las televisiones privadas, ni la televisi¨®n por sat¨¦lite o por cable, ni la televisi¨®n digital, ni siquiera Internet.
Era pues necesario actualizar RTVE en un nuevo marco audiovisual caracterizado por su diversidad, por la aparici¨®n de nuevos operadores y nuevas tecnolog¨ªas en un entorno mucho m¨¢s extenso como es la actual Uni¨®n Europea.
Ten¨ªamos una importante tarea pendiente como pa¨ªs. Una tarea de regeneraci¨®n democr¨¢tica haciendo de RTVE un motivo de orgullo para los espa?oles, como lo es, con todas las reservas que se quiera, la BBC para los brit¨¢nicos.
Primero fue una idea, luego un programa electoral, m¨¢s tarde un informe del llamado Comit¨¦ de Sabios y ahora un proyecto de Ley del Gobierno que el Parlamento discutir¨¢ en oto?o.
Llega pues la hora de la verdad, la hora de que unos y otros se retraten y aporten, de que aprueben o rechacen este proyecto en el Parlamento. Al PP ya no le valen las palabras huecas, los aspavientos o las hip¨¦rboles.
Ahora toca decir si se quiere que el director general de RTVE se elija de forma consensuada o que siga siendo designado por el Gobierno. Ahora hay que decir si se quiere o no un Consejo de Administraci¨®n fuerte y m¨¢s participativo. Ahora tienen que decir si quieren una RTVE saneada desde el punto de vista econ¨®mico, incluyendo la asunci¨®n de una deuda que ha sido generada, en su mayor parte, precisamente por los Gobiernos del PP.
La primera reacci¨®n de los dirigentes populares demuestra su desconcierto ante una iniciativa que jam¨¢s imaginaron que se har¨ªa realidad. Primero, porque ellos no la habr¨ªan adoptado ni en ocho ni en 80 a?os que hubieran estado en el poder; y segundo, porque no pensaban que otro Gobierno tendr¨ªa el coraje pol¨ªtico de aprobarla. Eran y son conscientes de que un cambio de esta naturaleza supondr¨¢ que, si alg¨²n d¨ªa recuperan el poder, ya nada volver¨¢ a ser igual porque no podr¨¢n llevar a cabo su contrastada pol¨ªtica de manipulaci¨®n informativa.
Puede que su reacci¨®n no sea m¨¢s que otro reflejo de una oposici¨®n desnortada, que no encuentra su sitio, que va siempre un paso por detr¨¢s de un Gobierno que est¨¢ cumpliendo con sus compromisos a un ritmo superior al que muchos podr¨ªan imaginar.
En todo caso, el PP tiene una excelente oportunidad para expiar sus pecados del pasado contribuyendo a modernizar RTVE.
Lo importante es que esta reforma cubre una necesidad democr¨¢tica, una equiparaci¨®n con nuestro entorno europeo y una dignificaci¨®n de nuestras instituciones. Pero, sobre todo, responde a un derecho de los verdaderos propietarios de RTVE, los ciudadanos, que requieren informaci¨®n veraz y por lo tanto plural, entretenimiento sano, nuevos servicios avanzados tecnol¨®gicamente y formaci¨®n adecuada. En definitiva, un servicio p¨²blico de calidad.
Con la aprobaci¨®n de este proyecto de ley por parte del Consejo de Ministros se han puesto los cimientos y se han dibujado los planos de la radio y la televisi¨®n p¨²blicas del siglo XXI. En oto?o construiremos el edificio, esperemos que con la colaboraci¨®n de todos, porque de todos es esta responsabilidad democr¨¢tica.
?scar L¨®pez ?gueda es portavoz del Grupo Socialista en la Comisi¨®n de Control de RTVE.
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