La estampilla verde

Hubo una ¨¦poca en que el deseo del presidente de la Generalitat Francesc Maci¨¤, l'avi, de que todos los catalanes tuvieran la casa i l'hortet pudo ser posible en Sa+nta Coloma gracias a la estampilla verde. ?Qu¨¦ era la estampilla verde? Pues un singular sistema de venta de terrenos a plazos que gener¨® una notable especulaci¨®n en los a?os veinte del siglo pasado y m¨¢s de un conflicto entre vecinos. Dos empresas compraron grandes cantidades de terreno y las parcelaron para venderlas, sobre todo a menestrales y tenderos de Sant Andreu y Barcelona que quer¨ªan tener una casa de campo. La novedad del m¨¦todo consist¨ªa en que la venta se realizaba en grandes almacenes y tiendas de Barcelona mediante una especie de cupones de color verde -la estampilla- similares a los del desaparecido Ahorro del Hogar. Cada cup¨®n equival¨ªa a un palmo de terreno y cuando se rellenaban todos los huecos de los cuadernos, o se pagaba la diferencia, se ten¨ªa derecho a una parcelita para construir la vivienda y un peque?o huerto.

De estas casitas queda muy poco rastro en una Santa Coloma que en los ¨²ltimos a?os se ha esforzado por arreglar los desaguisados de la ¨¦poca de la construcci¨®n desaforada. Se construy¨® sin ninguna previsi¨®n, buscando el lucro y el enriquecimiento r¨¢pido. Se hicieron destrozos de tal calibre que, cuando ya se hab¨ªa arrasado con todo el espacio ¨²til y no quedaba terreno en el llano, se levantaron bloques aislados en las faldas de la monta?a.

La Santa Coloma de hoy, con los amplios y modernos parques de Can Zam y de Europa, con el lecho del r¨ªo Bes¨°s convertido en una zona verde de paseo, deporte y ocio -hay quien incluso pesca-, es hija de aquella ciudad, pero cada vez se parece menos a ella.