Demasiado memo
Suena el tel¨¦fono mientras estoy en la cocina, prepar¨¢ndome el almuerzo. "?Has o¨ªdo a Bush, en su rancho, respondiendo en castellano a los periodistas cuando le han preguntado qu¨¦ iban a comer ¨¦l y el presidente de Colombia, ?lvaro Uribe?". "No. ?Qu¨¦ ha dicho?". "Ha dicho 'carrrrrne". Como Juan es fidedigno, le agradezco el chisme y le digo que lo voy a usar. "Carrrrrne". Acojona. Es como que el conde Dr¨¢cula te cuente qu¨¦ va a beber. Casi se me quita el apetito, menos mal que hoy tocan tagliatelli con calabac¨ªn.
De quien iba a hablar en este art¨ªculo es de ese odioso personaje feminoide llamado Bridget Jones. De la mano de su autora, Helen Fielding, quien tuvo en cine la apariencia de polvor¨®n hist¨¦rico de Ren¨¦e Zellweger ha regresado a las p¨¢ginas de The Independent, el peri¨®dico brit¨¢nico en donde naci¨® como columna diaria. Diez a?os despu¨¦s, quien fue el s¨ªmbolo de la soltera voluntaria (pero no tanto), con obsesi¨®n por su carrera y los hombres a la vez, parang¨®n de la emancipada culposa de los 90... Bueno, ha vuelto y no ha elegido precisamente un buen d¨ªa.
Me toca much¨ªsimo las narices Bridget Jones, que sigue anotando en su diario lo que pesa, los cigarrillos que ha fumado...
El jueves de su come back estuvo repleto de acontecimientos poco aptos para la ligereza de la ya no tan chica. En primer lugar, el lugarteniente de Ossama Bin Laden amenaz¨® al Reino Unido con un ba?o de sangre si no se retira de Irak. Por otra parte, el asesinato en Basora del periodista Steven Vincent hab¨ªa puesto de manifiesto la desidia, cuando no complicidad, de las tropas brit¨¢nicas en su trabajo com¨²n con la polic¨ªa iraqu¨ª, a la que se supone est¨¢ entrenando, cuando en realidad le permite campar por sus respetos y pertenecer a las facciones ch¨ªitas m¨¢s extremas, dejando a la poblaci¨®n m¨¢s indefensa que nunca. Por otra parte, crecen las quejas de las mujeres irak¨ªes ante una Constituci¨®n que har¨¢ que retrocedan treinta a?os en sus derechos; exactamente igual a lo que sucedi¨® en el Ir¨¢n de Jomeini.
Por todo ello me toca much¨ªsimo las narices Bridget Jones, que sigue anotando en su diario lo que pesa, los cigarrillos que ha fumado, las calor¨ªas y las copas. Tan s¨®lo un par de alusiones, de una frivolidad escandalosa, al momento actual de Londres: cuando (ocupa un flat junto al canal) ve pasar lanchas con polic¨ªas armados, y lo comenta entre dos alusiones a sus ¨²ltimos polvos; y cuando se queja de que su madre (que diez a?os despu¨¦s ya deber¨ªa estar muerta) ahora tiene otra excusa para molestarla con sus llamadas, es decir, la de preguntarle si est¨¢ segura y no le ha pasado nada.
Da n¨¢useas. Es un triunfo para The Independent que la Fielding (felizmente casada y con un beb¨¦: no vayamos a creer que es como esa gorda de la Jones) haya regresado, despu¨¦s de c¨®mo abandon¨® el peri¨®dico que le dio la gran oportunidad. Pero mayor revancha ser¨ªa que la echaran, por obsoleta. ?A qui¨¦n le importa que Bridget Jones, que sigue sin haber conseguido un marido, est¨¦ en una edad en la que el Reloj Biol¨®gico empiece a solicitarle con urgencia la reproducci¨®n (s¨®lo pensarlo me produce arcadas) de su especie? Aunque s¨®lo fuera porque dio pie a Ally MacBeal, Bridget Jones no deber¨ªa haber nacido. Pero si quiere seguir, que se vaya a otro planeta. En ¨¦ste necesitamos a gente m¨¢s aut¨¦ntica. Diana de Gales ya no vive aqu¨ª.
Hay otro tipo de Hero¨ªna de Nuestra Era. Me refiero a esa mujer de 40 a?os y fiera belleza un poco guarrindonga que responde al nombre de Antonietta Sonnessa, la abogada de oficio que se ha hecho famosa de la noche a la ma?ana despu¨¦s de que le cayera en suerte la defensa de Hamdi Isaac, el et¨ªope acusado de poner la bomba en la estaci¨®n de Shepherd's Bush, y que se encuentra retenido en la prisi¨®n romana de Regina Coeli. Muy sensatamente, en una entrevista concedida al diario The Times la Sonnessa resume la l¨ªnea de su defensa de lo indefendible: "Cuando le vi por primera vez no me dije que 'esta persona no puede haber cometido un crimen tan terrible'. No, me pregunt¨¦ que qui¨¦n hab¨ªa arruinado la existencia de este muchacho. ?C¨®mo ha sido posible? ?Qui¨¦n se ha aprovechado de su estupidez?".
Hay mucha m¨¢s profundidad en Antonietta que en Bridget y esos otros dos p¨¢jaros de ficci¨®n, pero con poder, llamados Tony Blair y George W. Bush. Quien, por cierto, un d¨ªa de estos seguir¨¢ comiendo "carrrrne", pero con Aznar, en Crawford. ?No habr¨¢, entre sus terror¨ªficos asesores, nadie que le diga que ser¨ªa mejor apagar lo antes posible la barbacoa de Oriente Pr¨®ximo?
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