Williams le roba su noche a Arron

Con todo lo publicado en Francia sobre la carrera vital y deportiva de la hermosa Christine Arron desde que ganara el Campeonato de Europa de 1998 con un r¨¦cord de 10,73s se podr¨ªan editar varios tratados, voluminosos, interminables. Ninguno de ellos hablar¨ªa del arte de la victoria. Casi todos tratar¨ªan de la ciencia psicol¨®gica.

Varios tomos podr¨ªan estar dedicados al estudio de la fragilidad mental. Otro, al de las relaciones personales. Varios m¨¢s, a la depresi¨®n deportiva, al miedo a vencer, a la agorafobia, a la t¨¦cnica de la huida, al fracaso met¨®dico. Cada gran campeonato, un nuevo cap¨ªtulo. Todos ellos, problemas en los que ella no est¨¢ evidentemente sola, y eso hablando solamente del atletismo franc¨¦s, que en Helsinki ya ha mostrado de lo que es capaz con Pognon, un velocista magn¨ªfico, y Baala, el mediofondista que iba a reinar.

La velocista nacida en Guadalupe sali¨® peor que nadie, como siempre, y ya no pudo remontar

La estadounidense gan¨® dando mordiscos al aire, corriendo como un fox terrier, agresiva

Christine Arron, un talento atl¨¦tico como hay pocos, una atleta gr¨¢cil, arm¨®nica, marc¨® el primer tiempo de las primeras series de los 100 metros el domingo por la ma?ana. Arron, francesa nacida en Guadalupe hace 31 a?os, tambi¨¦n fue la mejor en los cuartos de final el domingo por la tarde. Y tambi¨¦n, ayer, cuando a¨²n era de d¨ªa, cuando a¨²n no hab¨ªa empezado a llover en Helsinki, marc¨® el mejor tiempo en las semifinales exhibi¨¦ndose en unos ¨²ltimos 50 metros trepidantes despu¨¦s de una salida p¨¦sima como en ella es habitual. Fue la ¨²nica que en las semifinales, cuando no es necesario, baj¨® de los 11 segundos (10,96s).

Poco menos de tres horas m¨¢s tarde, bajo los focos que se reflejaban en las gotas de lluvia que salpicaban en el tart¨¢n, Arron no fue la mejor en la final, para la que era la favorita. Tampoco fue la segunda. Le qued¨® al menos el consuelo de terminar tercera (10,98s), de lograr una medalla de bronce, de subir al podio y redimirse en parte de tantos a?os de miseria.

En una final corrida en unos tiempos l¨®gicos bajo una temperatura suave (20 grados), con una humedad del 83%, con un viento favorable de 1,3 metros por segundo, tampoco ganaron las otras favoritas: la jamaicana Veronica Campbell (10,95s), que termin¨® la segunda, o la bahame?a Chandra Sturrup (11,09s), la cuarta. Gan¨® la estadounidense diminuta Lauryn Williams (10,93s), que tiene 21 a?os, naci¨® en Pennsylvania y vive en Miami.

Como siempre, como es su costumbre, Arron sali¨® peor que nadie, como en las semifinales de tres horas antes. Pero en esta ocasi¨®n, al llegar a los 60 metros, ya no pudo remontar, ya no encontr¨® energ¨ªa para alimentar su turbo. Como el portugu¨¦s Obikwelu el domingo en la versi¨®n masculina de la prueba, las hab¨ªa derrochado en la semifinal. Encontr¨® as¨ª la disculpa para una nueva derrota en la cima en una carrera que se estableci¨® como duelo entre Williams (1,59 metros, 50 kilos: qu¨¦ lejos de los 1,78 de Marion Jones, qu¨¦ lejos de la est¨¦tica inservible de Arron) y Campbell. Gan¨® Williams por pura fuerza de voluntad. Gan¨® dando mordiscos al aire, corriendo como un fox terrier, agresiva, braceando como una descosida. Gan¨® porque hizo saber al mundo que nada la frenar¨ªa.