Espinacas y boquerones: el fin de los mitos
Puede ser ¨¦ste el arroz de los mitos.No por culpa de Popeye -infatigable comedor de espinacas, que le proporcionaban una fuerza sin igual- sino porque los cient¨ªficos, al difundir los porcentajes de minerales, vitaminas, grasas y prote¨ªnas que se alojaban en las carnes de la planta, hab¨ªan confundido la posici¨®n de una coma, multiplicado de esta simple manera por diez la cantidad de hierro que poseen las espinacas. Todos aceptaron como bueno el dato hasta 1937, en que advertido el error lo subsanaron, dando a la espinaca lo que es de la espinaca y a la lenteja lo que es de ella. Pero, hasta entonces, el consumo de espinacas se dispar¨®, sobre todo entre la infancia -lo obligaban los padres, claro-, y por dicha causa E. C. Segar, creador del invencible Popeye, lo dot¨® de la afici¨®n a comerlas, con tan buena fortuna que en su larga y azarosa vida no se apercibi¨® del error ni fue derrotado en las peleas, como tampoco lo han debido advertir los millones de personas que desde hace largos a?os han comido el arroz con espinacas con solventes resultados. En todo caso no parece probable que despu¨¦s de una copiosa comida, nadie, como no fuese el marino del c¨®mic, se dispusiese a entablar desigual pelea.
Un error en la posici¨®n de una coma multiplic¨® por diez la cantidad de hierro en las espinacas
La raz¨®n pues de utilizar las espinacas en combinaci¨®n con los arroces debemos concretarla en lo gastron¨®mico y no en lo m¨¦dico, y ah¨ª sin duda -antes de 1937 y despu¨¦s- la hortaliza defendi¨® su virtud y adecuada cualidad.
Las espinacas han sido objeto del deseo de los m¨¢s grandes cocineros, que las transforman y llenan de cremas para enaltecer su suavidad, a la vez que las excitan con frituras de ajos y pi?ones para que -rehogadas- no nos dejen indiferentes; y en una mezcla de ambos conceptos nos encontramos cuando la cebolla perfuma el sofrito que con los ajos comenzar¨¢ nuestro arroz.
El otro mito, claro, es el del boquer¨®n. Pescado sabros¨ªsimo donde los haya, se encuentra en el fr¨ªo Cant¨¢brico y en el templado Mediterr¨¢neo, dando lugar a su consumo en ingentes cantidades desde la noche de la historia tanto en fresco como convertido en anchoa por arte de la sal. Los romanos pensaban que era tan grande la cantidad que conten¨ªan los mares que nunca tendr¨ªan fin. Pero como todos los mitos -incluidos los del c¨®mic- parece que este tambi¨¦n tiene su final.
C¨®mo hacerlo. Paella de boquerones y espinacas
- INGREDIENTES
400 gramos de espinacas.
300 gramos de boquerones. 400 gramos de arroz.
1 tomate, picado y sin semillas.
Ajo.
2 kilogramos de morralla
Verdura
? gallina.
Aceite de oliva.
- PREPARACION
Remojar y limpiar las espinacas, a la vez que las cortamos al tama?o deseado.
Hacer un caldo con la morralla, el ave y las verduras, confeccionando previamente un sofrito de ajo y tomate, a?adi¨¦ndole dos litros de agua y dejando hervir durante 30 minutos. Colar y reservar. Comprobar la concentraci¨®n del caldo por si hubiese necesidad de reducirlo y ajustar la sal.
Limpiar los boquerones sal¨¢ndolos inmediatamente.
En una paella colocar el aceite de oliva y sofre¨ªr el ajo y el tomate.
A?adir las espinacas rehog¨¢ndolas unos instantes. Incorporar el arroz y el caldo (aproximadamente dos partes de caldo por una de arroz). Llevar a ebullici¨®n durante 10 minutos, colocar los boquerones y continuar otros 8 minutos la cocci¨®n.
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