Arrecian los archis¨ªlabos
Pronto har¨¢ diez a?os que me dio por reunir aqu¨ª mismo un amplio elenco de palabras circulantes entre nosotros que ten¨ªan en com¨²n su notoria y a menudo artificial largura (La moda del archis¨ªlabo, 21 de septiembre de 1995). Ya es que fueran preferidas a otras palabras presentes de igual significado, pero m¨¢s breves, o creadas ex profeso a fuerza de estirar aqu¨¦llas, en todos los casos revelaban un gusto general por el alargamiento sil¨¢bico. Todo suena como si nos empin¨¢ramos sobre esos hinchados vocablos para ganar estatura, como si la pobreza de conceptos se compensara mediante la exuberancia en los t¨¦rminos. A fin de probarlo, y como el cat¨¢logo de archis¨ªlabos sigue abierto y creciendo, aqu¨ª va esta nueva remesa por si les aprovecha.
Y puestos a empezar por alg¨²n sitio, d¨ªganme por qu¨¦ se?alizaci¨®n en lugar de 'se?al', y contrastaci¨®n en vez de 'contraste', y connotaci¨®n cuando s¨®lo queremos decir 'matiz' o quiz¨¢ 'sentido'. ?Ser¨¢ que una vinculaci¨®n resulta m¨¢s fuerte que un 'v¨ªnculo' y una argumentaci¨®n m¨¢s convincente que un 'argumento'? Preg¨²ntense si el horr¨ªsono concretizaci¨®n dice algo distinto de 'concreci¨®n' o 'plasmaci¨®n', o la concertaci¨®n entre las partes vale m¨¢s que su 'concierto'; si una ejemplificaci¨®n expresa otra cosa que un 'ejemplo' o si por un casual la apreciaci¨®n o la valoraci¨®n que ofrecemos van m¨¢s all¨¢ del 'juicio' normal y corriente. A lo mejor no se han fijado, pero hace alg¨²n tiempo que la documentaci¨®n ha suplantado a los 'documentos', un trueque parecido al que se produce cuando se nos pide la numeraci¨®n -que no el 'n¨²mero' o la 'cifra'- de ese mismo documento. Y, a fin de hacernos notar, dejamos la 'condici¨®n' a un lado para aludir a los condicionantes y hasta al condicionamiento.
Que alguien nos explique d¨®nde radica la distinci¨®n entre deficiencia y 'defecto', continuado y 'continuo', industrializado e 'industrial', equipamiento y 'equipo'..., salvo en que los primeros t¨¦rminos abultan m¨¢s que los segundos. Otrotanto pasa cuando se recurre al intercambio, y no ya al mero 'cambio' de impresiones, o al estar operativo, que toda la vida de Dios dec¨ªamos 'activo'. Sobra a?adir que simplezas como 'antes' y 'despu¨¦s' s¨®lo las usan quienes no se han rendido al anteriormente y posteriormente (o al con anterioridad y con posterioridad). Los m¨¢s finos se lamentan con un desafortunadamente antes que con el m¨¢s escueto 'desgraciadamente'. Los veh¨ªculos parecen 'chocar', cuando en realidad colisionan, lo mismo que ciertos dramas no nos 'conmueven' sino que nos conmocionan. El hombre com¨²n, al que su m¨¦dico ya no le ordena un 'an¨¢lisis' sino una anal¨ªtica, se queda m¨¢s pasmado ante una sintomatolog¨ªa que ante los meros 's¨ªntomas' y se sirve de las nuevas tecnolog¨ªas, pero nunca de las nuevas 't¨¦cnicas'. Es el mismo mecanismo que nos inclina al confusionismo frente a 'confusi¨®n', al secretismo por el 'secreto' y que nos pide llamar aislacionismo al 'aislamiento'. ?Por qu¨¦ raz¨®n? Sencillamente porque, siendo voces m¨¢s ampulosas, aparecen dotadas de mayor empaque.
Se dir¨ªa tambi¨¦n que alg¨²n arrebato te¨®rico nos est¨¢ empujando al cultivo de la abstracci¨®n y a penetrar en las ¨²ltimas propiedades del mundo y de la vida. Basta que escuchemos c¨®mo la 'confidencia' deja paso a la confidencialidad y el simple 'crimen' a la criminalidad, lo mismo que por lo general ya no hay 'culpa' y s¨ª culpabilidad (y culpabilizar ha desbancado al viejo 'culpar'), ni tampoco 'conflicto' porque al parecer predomina la conflictividad. Y a la hora de ponderar las 'm¨²ltiples' ventajas de un acuerdo, ?acaso no mentamos la multiplicidad de esas ventajas?; y la 'mayor¨ªa' ?no ha venido a ser la generalidad de la gente? Nadie pregunta por nuestra 'disposici¨®n' hacia tal o cual empe?o, sino por nuestra disponibilidad hacia ¨¦l. El ciudadano actual no se atiene a la 'ley', sino a la legalidad vigente.
Item m¨¢s. En la inmobiliaria nos ofrecen su tipolog¨ªa de viviendas, que es cosa m¨¢s sonora que los 'tipos', de modo semejante a como la modalidad se ha tragado al 'modo', junto con la 'versi¨®n' y la 'clase'. No buscamos mejorar el 'acceso' a un lugar, sino su accesibilidad; ni asegurar la 'duraci¨®n' de un estado de cosas, nada de eso, sino su durabilidad; ni nos importa tanto el 'sostenimiento' de una instituci¨®n como su sostenibilidad. Todo el mundo sabe que Navarra forma una comunidad pol¨ªtica diferenciada, no s¨®lo 'diferente', y que su primer cometido es preservar su especificidad (o sea, su 'car¨¢cter') foral. El nacionalista vasco no reivindica un 'territorio', sino una territorialidad, ya ven. Claro que somos 'individuos', pero al formar parte de ciertos grupos nos transformarnos -sin comerlo ni beberlo- en individualidades. ?Qu¨¦ es preciso guardar, la mera 'proporci¨®n' o la proporcionalidad?; ?qu¨¦ tememos perder, el 'honor' o m¨¢s bien la honorabilidad?
Pongamos el o¨ªdo a ver si detectamos algunos hallazgos del vocabulario t¨¦cnico y comercial que todo lo infecta. Ah¨ª tienen esos encantadores optimizar y optimizaci¨®n, que nos hacen prescindir de cualquier 'mejorar' y de toda 'mejora'. Resulta mucho m¨¢s elegante incentivar que 'apoyar' o 'impulsar' a secas, as¨ª como ahora toca visionar lo que antes nos limit¨¢bamos a 'ver' o 'mirar' y visualizar lo que entonces ¨ªbamos a 'contemplar'. Pero tambi¨¦n acud¨ªamos a 'tiendas', a 'puestos' o a 'comercios', mientras que hoy d¨ªa (perd¨®n: a d¨ªa de hoy) entramos y salimos de establecimientos de todas clases. Y me admitir¨¢n que personas y cosas ya no se 'cuentan', sino que se contabilizan; ni casi nada se 'planea', sino que se planifica; ni nadie resulta 'movido' a hacer algo, sino motivado. Donde est¨¦ el incrementar que se quite el 'aumentar' y d¨ªgase ralentizar para adorno del 'frenar', que queda m¨¢s tosco. Una vez asegurada la esponsorizaci¨®n o financiaci¨®n de un evento cualquiera, a ver qu¨¦ hacemos con su 'respaldo' o 'patrocinio'. Vamos a fidelizar a la clientela y, desde luego, a implementar cuanto haga falta, aunque no sepamos a ciencia cierta qu¨¦ decimos con tan nov¨ªsimo palabro. ?Que nos sale a cuenta el 'traslado' de nuestra empresa a pa¨ªses m¨¢s baratos?; pues decidimos su deslocalizaci¨®n, y a otra cosa. Los tiempos no requieren personas 'capaces', sino capacitadas: y es que vivimos en un mundo globalizado, que no 'global' ni mucho menos cohesionado (l¨¦ase 'unido' o 'concorde').
Pero si su pauta de galanura ling¨¹¨ªstica la dicta el habla del pol¨ªtico, tiene usted donde escoger archis¨ªlabos, ya lo creo. No le faltar¨¢n ni el portavoz parlamentario notable por sus ocurrencias verbales, ni el periodista obediente que las recoja ni el p¨²blico dispuesto a apropi¨¢rselas como si fueran palabra de Dios. Una por una, comience por mentalizarse para la tarea
que emprenda, no se limite a 'prepararse' o 'disponerse'. Tenga siempre en su boca referentes, nunca 'modelos', d¨¦jese del 'contexto' para situarse en un escenario y, en lugar de 'procesos', ponga en marcha alguna din¨¢mica que otra. Pudiendo hacer un llamamiento, no se conforme con una 'llamada'. La vida humana, m¨¢s que 'combate', es confrontaci¨®n permanente. De modo que habr¨¢ de esmerarse en descalificar al contrario, no en 'despreciar' o 'insultar' a tal sujeto; a desvalorizar al de enfrente, sin llegar al punto de 'devaluarle'. Como se vea obligado a 'anular' o 'suspender' la convocatoria de un acto, debe desconvocarlo. Procure no dejarse marginalizar por sus jefes ni ser objeto de una turbia marginalizaci¨®n, que eso es m¨¢s grave que su 'marginaci¨®n'. Y l¨ªbrese de instrumentalizar a nadie, no sea que le acusen de 'manejarle' a su antojo.
Es de temer, ay, que la cofrad¨ªa acad¨¦mica a la que pertenezco no salga mucho mejor parada en este festival de inflaciones verbales. Resulta conocido nuestro af¨¢n por revisitar lo que se quiere tan s¨®lo 'revisar', enfatizar lo que bastar¨ªa con 'subrayar' y clarificar eso que tratamos de 'aclarar'. En cuanto se alude a alguna forma de 'crear', habr¨¢ de pronunciarse el generar, un comod¨ªn tan sobado como aquel articular que designa el sinf¨ªn de operaciones intelectuales que van desde el 'urdir' al 'ordenar' y 'componer'. Lejos de contentarnos con 'mostrar' o 'revelar', nos complace evidenciar y hasta patentizar. Siempre ser¨¢ m¨¢s filos¨®fico un imposibilitar que el modesto 'impedir', d¨®nde va a parar, y m¨¢s moderno la presuposici¨®n que el 'presupuesto'. ?Por qu¨¦ servirse de un planteamiento 'propio' o 'particular' teniendo a mano el enfoque espec¨ªfico, que para mayor suerte es esdr¨²julo?
Dejemos a Chesterton interpretar este fen¨®meno que ya denunci¨® cien a?os atr¨¢s: "Las palabras largas nos pasan zumbando como los trenes largos. Sabemos que llevan cientos de demasiado cansados o demasiado indolentes para caminar y pensar por s¨ª mismos. Las palabras largas no son las palabras dif¨ªciles; dif¨ªciles son las palabras cortas". As¨ª se explican los archis¨ªlabos, "esas c¨®modas palabras largas que libran a la gente de la fatiga de razonar...".
Aurelio Arteta es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica de la Universidad. del Pa¨ªs Vasco.
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