Agur a la se?ora Robinson

"Hab¨ªa prevista una gira larga, pero mis compromisos previos con el cine la hacen imposible". De esta forma justifica ?ngela Molina (Madrid, 1955) el hecho de que el p¨²blico que acuda al Teatro Arriaga entre el 23 de agosto y el 11 de septiembre vaya a contemplar sus ¨²ltimas interpretaciones como la se?ora Robinson, su papel protagonista en el montaje de El graduado. Una mujer "muy peculiar, alcoh¨®lica, frustrada en muchos aspectos", que ha hecho "de su comodidad su esclavitud", que "no sabe amar" y es "tremendamente ego¨ªsta", dice Molina de un personaje que hasta el momento s¨®lo hab¨ªa representado en Madrid.

As¨ª, llena de "todos los contrasentidos pensables e impensables", ve la actriz madrile?a a la madura mujer popularizada por Anne Brancroft en la versi¨®n cinematogr¨¢fica dirigida por Mike Nichols en 1967. En la gran pantalla el joven graduado era Dustin Hoffman, mientras que bajo los focos del teatro es Juan D¨ªaz el seducido. Con todo, "no es tanto la seducci¨®n lo que a ella le preocupa, sino la necesidad de sentirse viva", reflexiona la actriz.

"Es un personaje que cuando termino la funci¨®n me deja abatida, desangelada"

Las diferencias entre la artista y la se?ora Robinson han hecho m¨¢s atractivo, todo un reto, el personaje para ?ngela Molina. "Me cuesta bastante, porque es un personaje que cuando termino la funci¨®n me deja abatida, desangelada. Es duro, no tiene nada de f¨¢cil", afirma.

Otro aliciente es que su propia hija Olivia se meta en la piel de Elaine Robinson, su descendiente en la ficci¨®n. "Trabajar con mi hija es un poco jodido, porque ahora querr¨ªa trabajar siempre con ella, y va a ser dif¨ªcil, pero realmente disfruto. Poder compartir con un hijo el trabajo es de las cosas m¨¢s sanas, aunque te afecta todo mucho m¨¢s y nuestros personajes tienen un desencuentro brutal, se hacen sufrir bastante, no es nada f¨¢cil", apunta.

Sobre las inevitables comparaciones con la c¨¦lebre pel¨ªcula e incluso con la exitosa adaptaci¨®n teatral de Terry Johnson estrenada por Kathleen Turner en Londres en 2000, Molina nunca ha tenido el m¨¢s m¨ªnimo temor. "Me alienta el que haya habido antes ¨¦se ¨¦xito, porque facilita el conocimiento de los personajes y hace que el trabajo sea casi deliberadamente m¨¢s libre. Esta obra no tiene nada que ver con la pel¨ªcula que todos conocemos", defiende la int¨¦rprete.

La actriz ha cimentado su carrera en el cine, con papeles en casi un centenar de largometrajes desde 1974. De hecho, hasta el estreno de El graduado, el pasado febrero, s¨®lo hab¨ªa subido a las tablas en el musical Troya, siglo XXI. "He tenido siempre oportunidades de hacer obras con directores a los que admiro, pero no he tenido tiempo para m¨¢s. Siempre hab¨ªa un proyecto de cine por medio y el cine es mi vida", argumenta. Y el cine le aleja nuevamente ahora de los escenarios. Entre sus proyectos figura rodar en Italia La hoster¨ªa de las golondrinas con los hermanos Taviani.

"En el cine se crea un milagro de intimidad. Cuando est¨¢s en el laboratorio con tu equipo, tratando de lograr algo con esa libertad que te da el que hasta que no lo logras no cedes, es otro mundo. Cada vez lo amo m¨¢s. La gratificaci¨®n del teatro es que lo compartes cada d¨ªa con las personas, es un arte vivo, pero la del cine es que luego, a trav¨¦s del tiempo, lo puedes compartir igualmente", concluye una actriz que ha trabajado a las ¨®rdenes de directores como Almod¨®var, Ridley Scott, Bigas Luna o Guti¨¦rrez Arag¨®n.