Palabras para enga?ar
Hoy m¨¢s que nunca hay que desconfiar del lenguaje, de las primeras lecturas. Hay que pensar y repensar, flexionar y reflexionar. El energ¨²meno que sac¨® la pistola y la cruz en pecho ha declarado, en una irracional entrevista, que hizo lo que hizo porque vio que "no hab¨ªa var¨®n que defendiera a las mujeres". No percibe, el mencionado individuo, que, al parapetarse en el floreo verbal como excusa, incurre en lesa confesi¨®n de sus intenciones trogloditas: no hay mujer sensata a la que no se le ponga piel de gallina cuando tratan de protegerla los mismos que la zurrar¨ªan si lo creyeran preciso. Qu¨¦ lenguaje fat¨ªdico, el de los viejos caballeros cruzados que cerraban Espa?a o a¨²n creen que a las chicas no les importa que les toquen las tetas en el metro.
Tribunales secretos (para juzgar terroristas, de momento: luego ya ver¨ªamos; una vez creada la funci¨®n, no dejar¨ªa de crecer el ¨®rgano)
M¨¢s madera: la frase que nuestra inefable Lady Tous, la juvenil y ya herrumbrosa lanza Soraya S¨¢ez de Santamar¨ªa, acaba de regalar a las audiencias. Ha proferido SSdS, como acusaci¨®n o insulto, que Alonso es el primer ministro del Interior de la historia que "ha eludido defender al cuerpo (por la Benem¨¦rita)". Qu¨¦ lejos, querida, de aquellos tiempos (antes de que os conviniera que se fuera el se?or Gonz¨¢lez) en que el GAL s¨®lo os parec¨ªa mal en la medida en que no eliminaba a m¨¢s gente. Y sin embargo, a m¨ª me suena a agua de manantiales: por fin un ministro del Interior que no apoya a quienes cometen delitos o los encubren, aunque pertenezcan al cuerpo, y ni que ¨¦ste fuera el de Jessica Lange, por poner un ejemplo benem¨¦ritamente maduro y respetable.
Relectura tambi¨¦n de esa amenaza para ciudadanos que las autoridades del Reino Unido acaban de lanzar, a modo de guada?a-globo sonda. Tribunales secretos (para juzgar terroristas, de momento: luego ya ver¨ªamos, sin duda; una vez creada la funci¨®n, no dejar¨ªa de crecer el ¨®rgano). Examinemos el sustantivo: tribunal. Como otro nombre, democracia, tranquiliza. Pero si a la primera le a?adimos el adjetivo secreto, pensaremos (o deber¨ªamos pensar) en Montesinos, Fujimori, torturas y capuchas. Si a la segunda palabra le anexamos org¨¢nica, tendremos a Franco; y si le a?adimos democr¨¢tica alemana nos asomaremos al muro de Berl¨ªn. Y si le adjuntamos islamista, nos encontraremos con un mundo para hombres de la clase privilegiada.
Desafiemos el lenguaje que nos bombardea y sus efectos colaterales. Pensemos.
Un viejo cuento nos informa de que si arrojas una rana a una cazuela de agua hirviendo a fuego intenso, la v¨ªctima brincar¨¢ y saldr¨¢ huyendo. Pero si la pones en agua fr¨ªa y a fuego lento... Amigo, esa noche cenar¨¢s ancas de rana.
La forma en que las autoridades est¨¢n utilizando el lenguaje para vendernos la burra de nuestra seguridad envuelta en porras y banderas (Joan Barril / Serrat dixit), es lo m¨¢s parecido al agua fr¨ªa que va cociendo a la rana que podemos encontrar hoy en nuestro mundo.
El Judas Laborista, ese hombre al que, en situaciones de peligro, le crecen las cejas y que a medida que se le sube el fanatismo se va convirtiendo, f¨ªsicamente, en el Mois¨¦s que arremet¨ªa a baculazos contra los ebrios id¨®latras, es el mismo gobernante, no lo olviden, que se sinti¨® inc¨®modo cuando se detuvo en su pa¨ªs a Pinochet, y que dio instrucciones a su ministro de Exteriores, el laxo Straw, para que el viejecito se fuera con el pasado a otra parte. Es un iluminado que tiene la l¨¢mpara muy bien enfocada: hacia el poder; del mismo modo que su esposa combina la defensa de los derechos humanos con la avidez salarial.
Flexi¨®n, reflexi¨®n, flexi¨®n, reflexi¨®n.
A fuerza de pensar y repensar, he llegado a la conclusi¨®n de que me gusta mucho m¨¢s otro brit¨¢nico. Un conservador amante de las acuarelas, los caballos, la caza del zorro, los edificios pastelones y las mujeres serenas, maternales y lechosas. S¨ª, queridos lectores y no menos amadas lectoras, heteros y gays, altos y bajos, legos y curas: me calienta el coraz¨®n que Carlos de Inglaterra y Camila Parker Bowles hayan formado una familia numerosa d¨¢ndole a Guillermo (que aprendi¨® de su madre, que en paz descanse, a odiar a la otra) una soberana lecci¨®n de madurez y tolerancia: d¨¢ndole la oportunidad de ser feliz dentro de la normalidad y pas¨¢ndose la norma por el arco del triunfo.
Pi¨¦nsenlo. Concubinato. Felicidad. Nada de secretos. Y seguridad: aunque la adjetivemos con porras y metralletas, no existe. Nunca ha existido.
Saltemos, como las ranas, pero huyendo de las palabras malas.
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