Agua y pol¨ªtica

Visito con frecuencia la Comunidad Valenciana, alguna comarca de la ribera del J¨²car. Me extra?a ver pintadas y pancartas contra el trasvase del J¨²car al Vinalop¨®. Hacen un flaco servicio a la reivindicaci¨®n valenciana sobre el trasvase del Ebro. ?C¨®mo se puede reclamar la solidaridad de Arag¨®n y Catalu?a, si falta esa solidaridad entre comarcas de la misma comunidad?

Tambi¨¦n me sorprende que se sigan haciendo megaurbanizaciones que requieren cantidades ingentes de agua. En el pueblo de mi mujer, de unos 1.600 habitantes, se ha propuesto, con el permiso de la Generalitat, una urbanizaci¨®n para 10.000 personas que ocupar¨ªa buena parte del t¨¦rmino municipal y consumir¨ªa sus pozos. Por suerte ha sido rechazada.

Y lo que ya no me extra?a tanto, dado lo que ocurre a nivel nacional, es la politizaci¨®n del agua. Los partidos pol¨ªticos, las organizaciones agrarias y los ciudadanos est¨¢n divididos por cuestiones que en principio requieren solo soluciones t¨¦cnicas. La pol¨ªtica, que deber¨ªa servir para solucionar problemas y promover el bien com¨²n, lo que hace en la Comunidad Valenciana es generar enfrentamientos y crispaci¨®n. Pensaba que el consenso conseguido en la cuesti¨®n del Estatuto podr¨ªa ayudar a superar este tipo de cosas. Por lo visto estaba equivocado.