Volver a Mihura
En su documentado, imprescindible libro sobre la obra de Miguel Mihura, Fernando Lara y Eduardo Rodr¨ªguez ponen en boca del comedi¨®grafo esta afirmaci¨®n, referida a Ninette y un se?or de Murcia, la obra que, junto a Ninette, modas de Par¨ªs, suministran la carne argumental de esta m¨¢s escueta Ninette: "No quise hacer pol¨ªtica, sino personajes pintorescos, dulces, tiernos y humanos". Puede, aunque cuesta trabajo creerle: entonces, y ahora, se col¨® de rond¨®n por la funci¨®n uno de los argumentos ideol¨®gicos favoritos del fascismo espa?ol desde siempre, el que equipara a la Rep¨²blica y a sus seguidores con un totum revolutum en el que Lenin se da la mano con Pablo Iglesias y, ah¨ª queda eso, con Alejandro Lerroux. Y el correlato de tan curiosa mezcla: los republicanos son tipos m¨¢s bien dogm¨¢ticos que se mueven en un mar de consignas y son incapaces de sofrenar unos impulsos interiores que los vuelven sencillamente pat¨¦ticos.
NINETTE
Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis Garci. Int¨¦rpretes: Elsa Pataki, Carlos Hip¨®lito, Enrique Vill¨¦n, Fernando Delgado, Beatriz Carvajal, Mar Regueras. G¨¦nero: comedia, Espa?a, 2005. Duraci¨®n: 120 minutos.
Costoso 'puzzle'
Puede que la distancia que nos separa de la obra y de la primera versi¨®n en cine de Ninette, la que firm¨® Fern¨¢n-G¨®mez en 1965, ayude a alguien a no tomar en consideraci¨®n puyas ideol¨®gicas del calibre de las que en las obras, y en la versi¨®n de Garci, son algo m¨¢s que elementos para decorar. Puede, incluso, que hasta algunas de las intuiciones de carpinter¨ªa teatral que la habilidad de Mihura puso en ambas piezas se mantenga en pie y hasta puede que algunos de los personajes, como Armando (con quien se luce un contenido Enrique Vill¨¦n), contengan mucha miga, un arquetipo de espa?ol retorcido y cejijunto a¨²n hoy perfectamente reconocible.
Pero lo que seguramente cuesta digerir es lo que Garci, en esa su empecinada reescritura de la posguerra, hace con las dos piezas: un costoso puzzle de aire f¨¦rreamente teatral, que va decayendo desde la brillantez de su comienzo hasta un final abrupto y, aunque lo firme Mihura, no poco forzado. Tiene otro problema esta Ninette, y no es menor, aunque, noblesse oblige, haya que reconocer a quien la propone su perseverancia en ¨¦l: ese aire de desmayada nostalgia, ese edulcoramiento, incluso en la s¨¢tira, que recorre siempre el cine de Garci y que le hace perfectamente reconocible, para gusto de sus fans y disgusto de sus cr¨ªticos.
Y si Ninette no es la deplorable pel¨ªcula que s¨ª son, sin ir m¨¢s lejos, You're the one o Tiovivo c. 1950 no es por otra cosa que porque sus dos actores principales, y omnipresentes, Hip¨®lito y Pataky, le salvan las casta?as, y con nota.
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