Violencia de dise?o
Trasladar, en lugar de adaptar. Frank Miller y Robert Rodr¨ªguez han tomado la calle de en medio y han desechado la idea de llevar Sin City, c¨®mic creado por el primero, al lenguaje puramente cinematogr¨¢fico. Para ello han mantenido la esencia de la novela gr¨¢fica y, a trav¨¦s de una especie de fundamentalismo del story board filmado, han logrado trasladar la cadencia de la correlaci¨®n de vi?etas a la pantalla del cine, con sus mismos colores y con los mismos rasgos de los muy retocados rostros de sus protagonistas. Una operaci¨®n art¨ªstica que es posible que convenza a los seguidores de Miller, pero que, a los que no lo somos, nos mantiene justo a la puerta de su presumible enjundia admirando exclusivamente su brillantez formal.
SIN CITY
Direcci¨®n: Robert Rodr¨ªguez y Frank Miller. Int¨¦rpretes: Mickey Rourke, Jessica Alba, Bruce Willis y Rosario Dawson. G¨¦nero: acci¨®n. EE UU, 2005. Duraci¨®n: 124 minutos.
A trav¨¦s de la mezcla entre un bell¨ªsimo blanco y negro y la espor¨¢dica explosi¨®n de colores, Sin City cautiva desde su inicio, desde su primer plano, desde su primera vi?eta. Sin embargo, esa pasi¨®n apenas tiene arrastre temporal. La pel¨ªcula carece de ritmo (ni lento ni r¨¢pido, simplemente no lo tiene) y est¨¢ lastrada por una descomunal, inexplicable y perpetua presencia de la voz en off. Un asunto es que se intente ser fiel al c¨®mic y otra que casi todo lo que ocurre en la pel¨ªcula o lo que piensan los personajes sea ofrecido al espectador como un inacabable bla, bla, bla imposible de seguir. M¨¢s que nada, porque la materia en cuesti¨®n tampoco tiene la profundidad suficiente como para esforzarse demasiado.
Los protagonistas de Sin City no pasan de ser meros estereotipos del cine negro americano de serie B de los a?os cincuenta (el de las primeras pel¨ªculas de Don Siegel, Ida Lupino o Richard Fleischer). Herederos del detective de la gabardina, el ex presidiario salvaje y la mujer fatal, estos perdedores de dise?o vienen marcados por una violencia exterior (la interior, lamentablemente, no llega ni a adivinarse) mucho m¨¢s salvaje, aunque tambi¨¦n mucho menos efectiva. Una sa?a en la que Rodr¨ªguez es especialista y que es filmada de forma m¨¢s expl¨ªcita que en sus referentes cinematogr¨¢ficos, a pesar de que se vea tamizada por la utilizaci¨®n de ese blanco y negro que, no por casualidad, tambi¨¦n emple¨® Quentin Tarantino para rebajar las dosis sangrientas de la violent¨ªsima pelea de Uma Thurman contra los 88 yakuzas en Kill Bill (Vol. 1).
Como ya le ocurr¨ªa a la tan brillante como vac¨ªa Sky Captain y el mundo del ma?ana (Kerry Conran, 2004), Sin City se queda en el envoltorio, en su innovaci¨®n formal y en un metraje a todas luces excesivo. A esta ciudad del pecado le falta rabia, emoci¨®n y desolaci¨®n verdadera para que su presunta oscuridad no sea vista simplemente como una impoluta suciedad.
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