Estatut: callej¨®n sin salida o calle mayor
El autor considera que la apelaci¨®n de CiU y ERC a los derechos hist¨®ricos sit¨²a el Estatuto en un callej¨®n sin salida. Sostiene que Catalu?a tiene en sus manos un Estatuto
?D¨®nde est¨¢bamos hace 18 meses? Todo era expectativa. Un gobierno, reci¨¦n surgido de una coalici¨®n ins¨®lita, daba sus primeros pasos. Dominaba la incertidumbre, seguida inmediatamente por iniciativas poco justificables del primero de los consellers, error que fue plenamente asumido. El Estatut era s¨®lo una declaraci¨®n de intenciones del presidente y un compromiso, no muy definido, del Pacto del Tinell. Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) contaba con los dedos los meses de vida que le quedaban al nuevo Govern de Catalu?a.
?D¨®nde est¨¢bamos hace 12 meses? Se acababa de constituir la Ponencia del Estatut en el Parlament y el Govern, a trav¨¦s del conseller Joan Saura, de Relaciones Institucionales y Participaci¨®n, prudente conductor del proceso desde aquel momento, encargaba al Institut d'Estudis Auton¨°mics (IEA), dirigido por Carles Viver, la elaboraci¨®n de los textos que deb¨ªan servir de base al trabajo parlamentario. El encargo, por lo que se refiere a la profundizaci¨®n competencial, estaba claro: llegar hasta el l¨ªmite m¨¢ximo que la Constituci¨®n permitiera y, muy especialmente, asegurar que no se podr¨ªa repetir el proceso de vaciado progresivo de los 25 a?os anteriores. Mientras, CiU enviaba mensajeros a Madrid para excitar los ¨¢nimos contra lo que se adivinaba como un proyecto renovador, m¨¢s que solamente reformador, anunciando la imprescindible reforma de un gran n¨²mero de leyes org¨¢nicas y la aplicaci¨®n generalizada de la delegaci¨®n de competencias por la v¨ªa del art¨ªculo 150.2 de la Constituci¨®n.
Hay soluci¨®n dentro de la Constituci¨®n a la aspiraci¨®n federalista de pleno autogobierno
Para ir bien, todos deber¨ªamos coincidir en que el Estatut sea tambi¨¦n del PPC
?D¨®nde est¨¢bamos hace tres meses? La Ponencia acababa la primera lectura incluyendo nuevos contenidos, con la complicidad activa y poco consciente de casi todos los departamentos del Govern, que desbordaban claramente el texto transmitido por el IEA, concebido con criterios, discutibles pero leg¨ªtimos, de enumeraci¨®n exhaustiva y detallada de materias y submaterias competenciales. Ya en aquel momento, las actas lo reflejan claramente, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) hac¨ªa constar todas y cada una de las reservas necesarias para ajustar el texto al marco constitucional, manteniendo el techo de ambici¨®n compartido por todos los grupos. A menudo, estas reservas iban apoyadas por el Partido Popular de Catalu?a (PPC) y muy a menudo contra una coincidencia CiU-ERC.
?D¨®nde est¨¢bamos hace 45 d¨ªas? A punto de acabar la segunda lectura, el debate se hab¨ªa hecho m¨¢s denso y dif¨ªcil, pero se ve¨ªa la salida al final del t¨²nel. Aparec¨ªan diversas f¨®rmulas para resolver satisfactoriamente la cuesti¨®n competencial, ajustando las dudas constitucionales, compactando el texto y usando cl¨¢usulas de garant¨ªa que blindaban todo el cap¨ªtulo.
El trabajo de los ponentes merec¨ªa respeto y admiraci¨®n creciente: Miquel Iceta, L¨ªdia Santos, Joan Ridao, Jaume Bosch, Francesc Homs y Francesc Vendrell trabajaban desde los leg¨ªtimos puntos de vista respectivos, pero con una calidad y un grado de responsabilidad evidentes. (Alg¨²n d¨ªa, una vez aprobado y refrendado el Estatut, se deber¨¢n explicitar los derechos de autor que corresponden muy especialmente a Joan Ridao y L¨ªdia Santos).
Por otro lado, los contactos con representantes cualificados del Gobierno espa?ol permit¨ªan clarificar el debate y ganar la necesaria confianza federal mutua. De los derechos hist¨®ricos, ya incluidos en el T¨ªtulo preliminar del Estatut, nadie hablaba. Formaban parte de las concepciones pol¨ªticas de fondo que informaban al conjunto de la propuesta de nuevo Estatut.
La reuni¨®n del 2 de julio PSC-ERC parec¨ªa confirmar las expectativas positivas: hac¨ªa falta un esfuerzo para resolver el cap¨ªtulo competencial, pero el ¨¦xito se pod¨ªa tocar. Miquel Iceta y Joan Ridao, Pol¨ªtica y Derecho en may¨²sculas, compet¨ªan y cooperaban a la vez.
Quedaba, claro est¨¢, la cuesti¨®n de la financiaci¨®n. Ya hac¨ªa semanas que el Govern, con la sabia mano del conseller Antoni Castells, la tenacidad del conseller Josep Huguet y la responsabilidad del conseller Joan Saura, hab¨ªa definido una propuesta tan solvente como ambiciosa, acompa?ada del firme compromiso del tripartito para defenderla en el Parlament de Catalunya y en el Congreso de los Diputados, sin caer en el maximalismo claramente inconstitucional del modelo propuesto en solitario por CiU.
En esta cuesti¨®n, y es un dato fundamental, Esquerra Republicana (ERC) mantiene una firme posici¨®n de lealtad a la propuesta Castells-Huguet-Saura. Una propuesta que ser¨¢ duramente discutida en el Congreso de los Diputados, pero que incluye todos los elementos de soluci¨®n positiva al agravio expl¨ªcito para Catalu?a que representa el modelo vigente de financiaci¨®n auton¨®mica.
Y aqu¨ª, probablemente, debemos buscar la raz¨®n inmediata de lo que hoy aparece como una situaci¨®n de bloqueo y de seria dificultad para encontrar una salida digna y con acuerdo mayoritario o, ?por qu¨¦ no?, un¨¢nime. Si CiU ten¨ªa la bandera del inviable concierto econ¨®mico y el PSC la del federalismo constitucional (es decir, la llave del Congreso de los Diputados) y compart¨ªa la propuesta de financiaci¨®n con Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya Verds (ICV)... ?qu¨¦ ten¨ªa espec¨ªficamente ERC? Sometida a constante presi¨®n por parte del nacionalismo conservador de CiU, necesitaba, o as¨ª lo cre¨ªan algunos de sus dirigentes, un valor a?adido propio, una marca de elaboraci¨®n aut¨®ctona que quedara inscrita en el Estatut y supusiera una aportaci¨®n visible del soberanismo catal¨¢n.
El hallazgo de los derechos hist¨®ricos, recogido gen¨¦ricamente en el art¨ªculo 5 de la propuesta por acuerdo de todos los grupos menos del PP, se convirti¨® para ERC, de repente, en irrenunciable como pretendida garant¨ªa de blindaje competencial. Tan de repente que no se puede encontrar ninguna -?pero ninguna!- referencia a los derechos hist¨®ricos en las 10 razones para decir S? al nuevo Estatut publicadas en la p¨¢gina principal de la web de ERC. Tan precipitado ha sido que no ha podido ni cambiar el argumentario b¨¢sico. Con esta maniobra de ¨²ltima hora se situaba al margen de la discusi¨®n, iniciada con buenas perspectivas, alrededor de los conceptos que la Constituci¨®n nos ofrece para profundizar el cap¨ªtulo competencial: exclusivas, compartidas, ejecutivas, b¨¢sicas, preeminencia normativa, modificaci¨®n de leyes org¨¢nicas, 150.2, etc¨¦tera.
Al mismo tiempo, dig¨¢moslo claro, esta opci¨®n permite a ERC poner el acento en una de las cuestiones de fondo que el nuevo Estatut deber¨¢ responder y resolver: el pacto entre Catalu?a y Espa?a, que se concreta en el Estatut, ?en qu¨¦ principios se ha de basar?
?Puede basarse en una confianza federal recuperada por primera vez quiz¨¢ desde 1978, o bien ser¨¢ necesario construir toda clase de barreras y artefactos jur¨ªdicos para impedir la marcha atr¨¢s que hemos vivido en los ¨²ltimos 25 a?os?
Dicho de otro modo, ?hay una soluci¨®n aceptable, en t¨¦rminos pol¨ªticos y jur¨ªdicos, a la aspiraci¨®n de autogobierno de la naci¨®n catalana, sin recurrir a formulaciones claramente extra?as al consenso constitucional entre los pueblos de Espa?a que ahora estamos renovando a fondo?
La respuesta socialista es doble y clara:
1. S¨ª, hay soluci¨®n pol¨ªtica y jur¨ªdica dentro de la Constituci¨®n a la aspiraci¨®n federalista de pleno autogobierno.
2. S¨ª, hay raz¨®n y espacio para apelar a los derechos hist¨®ricos de Catalu?a como base gen¨¦rica y previa de todo el Estatut y como apoyo constitucional para nuestras tradiciones ininterrumpidas: derecho civil, lengua y, quiz¨¢, determinados aspectos de la organizaci¨®n territorial catalana.
Se entiende que CiU se sumara r¨¢pidamente a la propuesta hist¨®rica de ERC. Era la ocasi¨®n esperada para romper la fuerza sumada de los grupos del tripartito, l¨®gicamente creciente, para hacer aparecer de nuevo la mayor¨ªa nacionalista que se les fue de las manos en diciembre de 2003. Pero todos sabemos que esto es realmente un callej¨®n sin salida, como el propio Artur Mas, presidente de CiU, ha proclamado al declararse satisfecho del aparente ¨¦xito de su estrategia.
Para Catalu?a ser¨ªa un callej¨®n sin salida perfectamente compatible con una mayor¨ªa parlamentaria nacionalista, incluso con un gobierno nacionalista alternativo al catalanista y de izquierdas. Una mayor¨ªa, o un gobierno, perfectamente capacitado para reivindicar frente al Estado, adversario permanente, o para negociar peixos al cove, pero perfectamente incapacitado para impulsar el proyecto nacional de Catalu?a que hoy tenemos al alcance: un proyecto plenamente federal, de "uni¨®n y libertad", como se dec¨ªa hace 100 a?os, estrechamente ligado al conjunto de los pueblos de Espa?a. Un proyecto para hacer de Catalu?a el mejor pa¨ªs de Europa en t¨¦rminos sociales, de innovaci¨®n democr¨¢tica y de potencia econ¨®mica de ¨¢mbito eurorregional.
?D¨®nde estamos hoy? Es el momento de demostrarnos a nosotros mismos y a toda Espa?a, que nos contempla con una mezcla de sorpresa y de iron¨ªa, que somos tan ambiciosos nacionalmente como inteligentes pol¨ªticamente. Es el momento de buscar y de encontrar, con la ayuda del Consell Consultiu, las f¨®rmulas constitucionales que resuelvan tanto la seguridad de nuestro nuevo techo competencial como el reconocimiento de la continuidad hist¨®rica de la naci¨®n catalana a trav¨¦s y m¨¢s all¨¢ de los sucesivos reg¨ªmenes pol¨ªticos vigentes en Espa?a.
Es el momento de poner de manifiesto que tenemos en las manos un Estatut magn¨ªfico y que s¨®lo es necesario poner un poco de seny y de respeto para todos y cada uno de los leg¨ªtimos puntos de vista presentes, para obtener un resultado final inatacable y que ser¨¢ imposible de parar.
En efecto, el Estatut ser¨¢ del PSC o no ser¨¢, ser¨¢ de CiU o no ser¨¢ (en ambos casos, tambi¨¦n, por aritm¨¦tica parlamentaria), pero debe ser, en el mismo grado, el Estatut de ERC y de ICV. A¨²n m¨¢s, para ir bien, todos deber¨ªamos coincidir en que el Estatut sea tambi¨¦n del PPC. Entonces, s¨ª que habremos llegado a puerto.
Entonces tendremos el Estatut que Catalu?a necesita para encarar los mejores 50 a?os de su historia, para ser el pa¨ªs autogobernado que todos so?amos y para volver a ser el molde de progreso y vanguardia que Espa?a admira y necesita.
Podemos dejar que gane la alianza objetiva, que ahora no les conviene exhibir, entre los nacionalismos conservadores, catal¨¢n y espa?ol, interesados por razones diversas, pero eventualmente coincidentes, en que el Estatut se estrelle antes de llegar al Congreso o que llegue en condiciones que hagan muy f¨¢cil la tarea a los que temen, por encima de todo, el triunfo de la idea federal de Espa?a.
Pero tambi¨¦n podemos hacer que gane la propuesta catalana con m¨¢s potencial transformador y enriquecedor desde la transici¨®n democr¨¢tica.
Podemos adentrarnos m¨¢s y m¨¢s en el callej¨®n de la frustraci¨®n colectiva y la desconfianza, pero tambi¨¦n podemos retomar la calle mayor del Estatut de Catalunya. Depende, s¨®lo, de nosotros mismos.
Ernest Maragall es miembro de la Comisi¨®n Ejecutiva del Partit dels Socialistes de Catalunya.
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