Un cent¨ªmetro al rev¨¦s
Lino Mart¨ªnez, que fue bronce en los Juegos por un cent¨ªmetro, perdi¨® el tercer puesto en Helsinki por la misma diferencia
Finlandia ha encontrado su fen¨®meno particular, un Yago Lamela de ¨²ltima generaci¨®n que levant¨® a la gente de loss asientos con su quinto salto. Los aficionados contuvieron la respiraci¨®n mientras el marcador se demoraba en proclamar la marca. Luego, un estallido: 8,25 metros. Tommi Evila acababa de superar al espa?ol Joan Lino Mart¨ªnez por un cent¨ªmetro. "En Atenas supe lo que significaba la gloria por un cent¨ªmetro de diferencia. Hoy he sentido lo que es la decepci¨®n por un cent¨ªmetro", declar¨®. Esta vez no le sirvi¨® su esp¨ªritu competitivo, tantas veces demostrado. No salt¨® bien, no se sinti¨® c¨®modo, "no era yo", coment¨® tras la prueba, dominada por el estadounidense Dwigth Philips con tanta autoridad que aburri¨® al campe¨®n. Salt¨® 8,60 metros en su primer intento, marca inaccesible en estos d¨ªas para cualquier otro atleta. Sin rivales en la pista, ni en el horizonte, Philips corre el riesgo de acomodarse en sus sencillas victorias. "Es muy bueno", comentaba a este peri¨®dico Mike Powell, el hombre que bati¨® el r¨¦cord de Bob Beamon en una de las noches m¨¢s c¨¦lebres del atletismo. Fue en Tokio, Powell salt¨® 8,95 y logr¨® un r¨¦cord para rato. "Sin nadie que le empuje, Philips corre el riesgo de estancarse".
Phillips salt¨® 8,60 en su primer intento, marca inaccesible en estos d¨ªas para cualquier otro
Mike Powell tiene alma de atleta. Sent¨ªa envidia de los saltadores que se peleaban por el segundo y el tercer puesto. Quer¨ªa emociones -"ojal¨¢ pudiera estar ah¨ª abajo"- pero no las encontraba. Despu¨¦s del salto de Philips se produjo el des¨¢nimo. Los atletas saltaban poco y Evila encadenaba dos nulos. Los aficionados finlandeses comenzaban a temer un nuevo fracaso. Los Mundiales no les han ido bien: fallaron los lanzadores de jabalina y la nueva generaci¨®n no despierta grandes esperanzas. Excepto Evila. En seis meses se ha convertido en un ¨ªdolo, algo parecido a lo que sucedi¨® con Lamela en el milagroso 1999, su a?o m¨¢gico. Evila hab¨ªa batido el d¨ªa anterior el r¨¦cord de Finlandia, con 8,18 m. No parece gran cosa, pero el r¨¦cord ten¨ªa 32 a?os y obesionaba a los aficionados finlandeses. Evila a?ade otro factor interesante. En un pa¨ªs de naturaleza tranquila, sus maneras tienen un desacostumbrado punto de insolencia. Todo empieza por su corte de pelo, una complicada obra que combina el penacho mohicano con el trenzado caribe?o. El chico se hace notar, desde luego. Car¨¢cter no le falta. Gesticula, desborda energ¨ªa, le gusta el escenario. Es un producto del nuevo pop. La gente le adora.
Lino hab¨ªa saltado mal en sus tres primeros intentos. Se coloc¨® el tercero con 8,13 metros, pero no significaba nada. No era posible una medalla con esa marca. Necesitaba algo m¨¢s, y generalmente Lino Mart¨ªnez lo consigue en las grandes competiciones. Su entrenador, Juan Carlos ?lvarez, sab¨ªa que dif¨ªcilmente habr¨ªa medalla por debajo de 8,30 metros. O al rev¨¦s: un salto de 8,30 le garantizar¨ªa un puesto en el caj¨®n. No corren grandes tiempos en la longitud y esas marcas no resultan sencillas para los saltadores actuales. Lino Mart¨ªnez apur¨® su suerte en el cuarto intento. "Ten¨ªa que resolver como pudiera. Me sent¨ªa ansioso, desesperado". Pero la medalla era posible. Nadie destacaba detr¨¢s de Philips. El ghan¨¦s Gaisah se hab¨ªa asegurado el podio con un salto de 8,34 metros. Quedaba por conocer al propietario del bronce. Lino lo ara?¨® en el cuarto intento. "Corre, corre, corre", gritaba Mike Powell, ante de exclamar una queja de decepci¨®n. "?Eso no"?, dijo. Powell crey¨® ver una p¨¦rdida de energ¨ªa en la carrera de Lino a cuatro pasos de la tabla. "Es como si se hubiera desinflado", coment¨®. A pesar de todo, su marca fue valiosa: 8,24 metros. Hab¨ªa regresado al tercer puesto. Pero faltaba Evila.
Al p¨²blico finlandes le sobra pasi¨®n y conocimiento. Ha acudido en masa al estadio pese a los decepcionantes resultados de sus atletas y a lo disuasorio de la meteorolog¨ªa. No ha habido viento ni lluvia que hayan alejado a los aficionados finlandeses de su querido estadio. Les quedaba una oportunidad de disfrutar de un momento de gloria nacional. Hab¨ªa esperanzas en Evila. En el quinto intento, empujado por el entusiasmo de la muchedumbre, salt¨® como nunca, un vuelo largo, de 8,25 metros que produjo una conmoci¨®n en el estadio. Se coloc¨® tercero, un cent¨ªmetro por delante de Lino, que se temi¨® lo peor. As¨ª fue. "He pagado la falta de competiciones tras la lesi¨®n (estuvo 40 d¨ªas apartado de las pistas por una lesi¨®n de fibras) y no he logrado sentirme bien en toda la tarde". No hubo manera de quitarle el bronce a Tommi Evila, aclamado como un h¨¦roe por una hinchada que sabe de grandes atletas. Evila s¨®lo es un proyecto, pero ayer despertaba tanta admiraci¨®n como Paavo Nurmi.
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