Pobres ciclistas
Se cuenta que una vez que la serpiente multicolor atravesaba unos secarrales de la ¨¢rida meseta de Espa?a (y a la vez un se?or dec¨ªa que era un marco incomparable de belleza sin igual, el t¨ªo, no le cab¨ªa n¨¢), un ciclista italiano pregunt¨® a Perico Delgado que si en esa zona hab¨ªa jabal¨ªes porque ¨¦l estaba escuchando gru?idos. Y Perico le dijo que no, que no eran jabal¨ªes ni nada, que eran los ronquidos de los que estaban echando la siesta en un pueblo de por ese lao, a dos kil¨®metros.
Y por eso dej¨® Perico el ciclismo, porque se dio cuenta de lo triste que es que nadie te vea sudando las monta?as. Y se hizo locutor para que los ciclistas sepan que por lo menos ¨¦l y el otro que sale comentando con ¨¦l est¨¢n mirando, que de los c¨¢maras, como no se les ve la cara, no podemos decir si miran o no.
Y por eso dej¨® Perico el ciclismo, porque se dio cuenta de lo triste que es que nadie te vea sudando las monta?as, y se hizo locutor
Los que conducen van conduciendo, las chicas del final seguro que est¨¢n en maquillajer¨ªo hasta que llegan todos y los que van de pasajeros en los coches no me extra?ar¨ªa que fueran jugando a la play. Nadie los ve. El p¨²blico que est¨¢ all¨ª, en las cunetas, los ve, s¨ª, pero ver pasar un pelot¨®n rodando a un mont¨®n de kil¨®metros por hora es como ver pasar un tren por delante de tus gafas y, con miedo, porque quiz¨¢ se las lleve con el rebufo.
Hay, eso s¨ª, mucha gente que dice que lo ve por la televisi¨®n. Lo que pasa es que lo dicen porque no hay testigos que lo puedan certificar. Y yo no s¨¦ por qu¨¦ se empe?an en asegurar sin prueba ninguna que, hombre, alguna cabezadita s¨ª que se echan, pero que van abriendo un poco un ojo y a falta de 20 kil¨®metros (si es etapa de monta?a) o de 40 (si es en llano) se despiertan y siguen el final superatentos. Ja. Hay incluso quien dice que se emociona tanto con la carrera que, alguna vez, viendo subir un puerto, se ha descubierto sentadito en el borde del sof¨¢ haciendo el mismo vaiv¨¦n que el escapado. Seguro que tambi¨¦n hacen el gesto de rematar de cabeza cuando ven sacar un c¨®rner o se apartan si est¨¢n viendo un combate Thyson contra Hollyfield.
Y yo lo del f¨²tbol o lo del boxeo puedo creerlo, pero lo del ciclismo, no. Y es verdad que la gente llegamos a sentirnos m¨¢s frescos cuando vemos deportes acu¨¢ticos y que incluso nos sentimos mucho m¨¢s musculosos despu¨¦s de ver un campeonato de gimnasia, pero ese proceso de empat¨ªa a las horas de la siesta, ni empat¨ªa, ni simpat¨ªa, ni n¨¢. Porque la hora a la que ponen el ciclismo, siendo sinceros, los ni?os en la piscina, la parienta tost¨¢, solo en el sof¨¢, despu¨¦s de ese plato de arroz que no se lo saltaba un gitano con una p¨¦rtiga, Gerardo, t¨² te quedas en coma, amigo, y no empatizas ni con tu madre. Y si te despiertas y ves la repetici¨®n de la llegada y las estad¨ªsticas del d¨ªa con la boca seca como un zapato, eso que te llevas.
Refresco del d¨ªa: agarrar la bici, aunque sea est¨¢tica, y ponerse a pedalear. Cuando le sude hasta la lengua, tener preparado a un familiar, amigo o, si puede ser, un ser querido, para que le lance un cubo de agua a mala leche, que le moleste a usted mucho. A ver si as¨ª su penitencia alivia la tristeza de los ciclistas. Y fresquito le digo yo que se queda.
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