Inmigrantes con billete de vuelta
M¨¢s de 700 extranjeros se han acogido desde 2003 a los programas de regreso voluntario al pa¨ªs de origen
"No tengo donde ir". Mar¨ªa H. lleg¨® el pasado 15 de febrero a Espa?a con 2.000 d¨®lares y una idea fija: trabajar para pagar los estudios de sus cinco hijos en Bolivia. Seis meses despu¨¦s de viajar de La Paz a Madrid, donde ha trabajado como empleada dom¨¦stica a veces de interna, otras por horas, una semana s¨ª y otra no, hay noches que no puede ir hasta el comedor social de Chamber¨ª, a cenar. "Cuando no me puedo pagar el metro, no voy", dice. Diez d¨ªas atr¨¢s, con 41 a?os y una hija enferma en la casa familiar -"mi marido falleci¨®"- pidi¨® acogerse a un programa de retorno voluntario para inmigrantes. "S¨®lo quiero que me ayuden al menos a pagar el billete", afirma.
"En principio, tiene bastantes posibilidades", comenta sobre su solicitud Paloma Sevillano, asistente de operaciones de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM), aunque ser¨¢ una comisi¨®n de expertos la que decida. Esta organizaci¨®n gestiona la inmensa mayor¨ªa de los retornos voluntarios en Espa?a, desde que en 2003 firm¨® un convenio con el Gobierno espa?ol para facilitar el regreso a sus pa¨ªses de inmigrantes -tanto irregulares como regulares- sin recursos ni posibilidad de procur¨¢rselos.
M¨¢s del 90% de quienes han recibido ayudas son latinoamericanos. S¨®lo hay cinco africanos
Cada retornado recibe 450 euros y se compromete a no volver en cinco a?os
Mar¨ªa lleva m¨¢s de seis meses en Espa?a, uno de los requisitos del programa, y sobrevive en esa ¨¢rea social que el programa atiende y define como "de extrema vulnerabilidad y exclusi¨®n". Entre la calle y los comedores p¨²blicos, el trabajo espor¨¢dico y los albergues, Mar¨ªa no ha logrado estabilizar su situaci¨®n. "Ahora vivo en casa de la anciana que cuido", explica Mar¨ªa, contratada para los 20 d¨ªas que la familia de la mujer estar¨¢ de vacaciones.
Desde que se puso en marcha el Programa de Retorno Voluntario de Inmigrantes desde Espa?a (Previe), la OIM ha gestionado el regreso de 709 inmigrantes a sus pa¨ªses de origen. Cada uno recibi¨® el billete de avi¨®n y 450 euros, 200 m¨¢s si viajaba con alg¨²n menor, y hasta un m¨¢ximo de 1.400 por familia. Estos gastos son sufragados por el Imserso, dependiente del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Otras asociaciones como la Fundaci¨®n Iberoam¨¦rica-Europa Cipie y el Movimiento por la Paz el Desarme y la Libertad (MPDL) gestionan tambi¨¦n retornos, aunque a menor escala.
El perfil de los viajes de vuelta suele ser de una sola silueta. "No es habitual que retornen familias, aunque hemos tenido algunos casos", explica Jes¨²s Redondo, de la Fundaci¨®n Cipie.
Y cuando parte alg¨²n menor, suele hacerlo acompa?ado s¨®lo de su madre. Las madres solteras son las que m¨¢s dif¨ªcil lo tienen. Redondo recuerda algunos casos: "Madres que si pagaban la guarder¨ªa no pod¨ªan pagar el alquiler, y al rev¨¦s; con lo que se ve¨ªan en la calle con sus hijos, expuestas a que el ayuntamiento les quite al ni?o y lo metan en un centro".
El programa de la OIM est¨¢ en marcha en toda Espa?a y para inmigrantes de cualquier pa¨ªs. Sin l¨ªmite de fecha, aunque el convenio debe renovarse cada a?o. Latinoam¨¦rica se reparte el grueso de los retornados (los que m¨¢s Ecuador, 273, y Bolivia, 90), junto con Europa del Este (29 rumanos, m¨¢s algunos rusos y ucranianos). S¨®lo cuatro ecuatoguineanos y un nacional de Guinea-Bissau han pedido la ayuda para regresar a ?frica en estos dos a?os.
Los solicitantes necesitan que alguna asociaci¨®n o los servicios sociales de su ayuntamiento certifiquen sus dificultades. Mar¨ªa H. acudi¨® a San Vicente de Paul, una asociaci¨®n de beneficencia. Marisol Ramiro, una de las trabajadoras sociales que la atendieron, redacta esos informes desde que se puso en marcha el programa de la OIM hace dos a?os. "Cuando solicitan el retorno, la desesperaci¨®n es muy grande. Much¨ªsima gente regresar¨ªa antes si no fuera porque no quiere soportar la sensaci¨®n de volver con las manos vac¨ªas", asegura. "Muchas veces se trata de gente que duerme en la calle, con problemas graves de alcoholismo y de salud", explica Ramiro.
"Apuntarse al programa de retorno no es otra cosa que el fracaso, el ¨²ltimo paso de su proyecto migratorio", sostiene Julio Caricol, del MPDL. "Hay gente que en su pa¨ªs ten¨ªa un cierto estatus y que van a volver peor de lo que se han ido", a?ade. Much¨ªsimos renuncian en el ¨²ltimo momento. En 2004, hasta 306 de los 705 casos aprobados terminaron qued¨¢ndose en Espa?a, seg¨²n la OIM.
Las cifras muestran, en fin, que existe una cierta demanda. "Es obvio que hay muchos inmigrantes que llevan a?os en una situaci¨®n precaria, que quiz¨¢ est¨¢n deseando volver y no tienen los medios", explica Rickard Sandell, coordinador, junto con Joaqu¨ªn Arango, del informe Inmigraci¨®n: Prioridades para una nueva pol¨ªtica espa?ola, del Instituto Elcano y la Fundaci¨®n Ortega y Gasset.
A Mar¨ªa, si su hija saliera bien de la operaci¨®n de coraz¨®n que le espera en setiembre, no le importar¨ªa volver, aunque acepta las condiciones del contrato: deben firmar que no pisar¨¢n Espa?a en cinco a?os.
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"Nadie nos ha llamado"
Silvia Sanabria, su marido y sus dos hijos aterrizaron de vuelta en Quito el pasado 26 de julio. "Mi esposo quiere volver a irse, porque esto est¨¢ muy duro", explicaba ayer desde Riobamba, una localidad serrana del centro de Ecuador.
Silvia y los suyos pasaron dos a?os en Espa?a. "Yo, con los ni?os -de 9 y 4 a?os- ni siquiera pude trabajar". En cambio su marido, asegura ella, trabaj¨® un a?o de carpintero, pero no pudo acogerse al proceso de normalizaci¨®n concluido el pasado 7 de mayo, que fue abierto tres meses antes por el Gobierno socialista. "?l cogi¨® una depresi¨®n y acabamos volvi¨¦ndonos", asegura.
"Nadie nos ha llamado", lamenta Silvia, quien no olvida que a trav¨¦s del programa de retorno voluntario le prometieron tambi¨¦n que le ayudar¨ªan a estabilizar su situaci¨®n en Ecuador. "Aqu¨ª no hay trabajo, estamos desesperados", se queja.
La atenci¨®n a los inmigrantes una vez llegan a sus pa¨ªses de origen es el punto m¨¢s d¨¦bil de este tipo de programas. La Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones (OIM) reconoce que el seguimiento y la promoci¨®n de los inmigrantes retornados se har¨¢ s¨®lo "cuando sea posible". Reforzar esa red de ayuda en los pa¨ªses de retorno es una de las reclamaciones que esa organizaci¨®n inclu¨ªa en su informe del a?o 2004.
Julio Caricol, del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), que trabaja con retornados a Ecuador, entre otros pa¨ªses, reconoce tambi¨¦n la dificultad para llevar a cabo esa tarea. "El seguimiento existe en teor¨ªa, pero una vez all¨ª es muy dif¨ªcil ponerlo en pr¨¢ctica", afirma.
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