S¨®lo por un 'cr¨ºpe'
Ayer, 16 de agosto, hicieron 28 a?os que muriera Presley. Elvis ha muerto, viva Elvis. Hay otros que se resisten. Al pobre Lennon le han hecho un musical infame. Dios nos libre de viudas que se sustentan como mandr¨¢goras en estado de euforia aliment¨¢ndose del que se fue. Y los pobres Rolling, piedra que rueda; qu¨¦ gran mentira; Jagger y Richards, puro pergamino o momia, sin capacidad alguna ya de creaci¨®n. Pero, eso s¨ª, muy capaces a¨²n de fabricar eurod¨®lares a raudales. Pobres ricos. (Pura envidia, lo reconozco). Mira que siempre me fue antip¨¢tico Elvis: de ni?o chulito a adulto perdido y hortera. Nunca supo mover las caderas. Pero, s¨ª, muri¨®. En cambio, Lennon, el que escribiera Strawberry fields forever e Imagine, ese chico de barrio con fuste genial y humano, era otra cosa. Y ella lo ha estropeado... O no, quedar¨¢ para los chicos de barrio.
Pensaba esto camino de Aix-en-Provence. Un lugar delicioso y cargado de significado. La Galia romana que asediaba al poblado de Asterix (especialmente, la cercana Arles), pr¨®xima a la tierra de los c¨¢taros y de Avignon; capital un tiempo de la Provenza, a un paso de las marismas de La Camargue. Le llaman "ciudad de las mil fuentes", tan deliciosas con su vegetaci¨®n y su murmullo; lugar natal y de inspiraci¨®n de C¨¦zanne. Seg¨²n uno se acerca al atardecer puede ver en las rocas y en las monta?as el color de aquel naturalismo pr¨®digo, muy distinto del impresionismo, del que bebieron C¨¦zanne y otros, y tambi¨¦n Sorolla o Am¨¢rica.
Pero la conversaci¨®n deriv¨® hacia "la velocidad". Cen¨¢bamos los mejores cr¨ºpes de Francia, hechos por una navarra de Tudela y acento gabacho. Apenas si hablamos con ella, pero su marido, chef del lugar, nos sac¨® el asunto del tiempo en el que podemos acercarnos desde Barcelona a Aix-en-Provence. Hab¨ªa opiniones para todo. El tema se centr¨® en la ¨²ltima campa?a de tr¨¢fico en Espa?a y su fundamento -ya se sabe, la tierra tira-.
Hab¨ªamos ido de Barcelona a Marsella por autopistas, caras pero r¨¢pidas. ?Hab¨ªamos puesto en peligro nuestras vidas? Personalmente, debo decir que me produce el mismo disgusto perder la vida a 180 que dormido en mi cama, quietecito, o en mi ba?era por un derrame. El mismo. Pero all¨ª hab¨ªa opiniones. "A los 150 pierdes el control", dec¨ªa uno. "No, lo pierdes a partir de los cien, y luego, poco importa". Los cr¨ºpes y el sauvignon estaban tan ricos que todos los comentarios eran buenos.
Pero all¨ª hab¨ªa un experto, y yo coincid¨ªa con ¨¦l por una vez -otras me hab¨ªa escaqueado-. Asegur¨® que en Alemania se hab¨ªan hecho estudios que demostraban que el factor esencial era el "estado psicol¨®gico del conductor", que para nosotros, que ni somos centroeuropeos ni argentinos, significa "el estado del conductor". Que los muertos este a?o en el puente de la Virgen, con el miedo a las multas letales, hab¨ªan sido m¨¢s que el pasado. Y, para lo que importa, que la velocidad era secundaria, que importaba la concentraci¨®n del conductor. Se organiz¨® una buena.
Yo estoy por esta vez con el experto. ?Qu¨¦ importa morirse a 120 o a 180? Lo que cuenta es la firmeza ante el volante (fuera m¨®viles y otros cachivaches), y, sobre todo, no morir. Probablemente en Espa?a se ha planteado un falso debate. Cierto que la conducci¨®n es un arma letal (todo lo hecho sin control). Que el desconcierto del conductor es esencial. Ah¨ª va el alcohol, el sue?o y otras dependencias del cuero humano. Tambi¨¦n el m¨®vil, incluso el manos libres. Nos sit¨²a en otra ¨®rbita afectiva y espacial a lo que hacemos: conducir un coche. Pero, ?la velocidad en autov¨ªa?
Cuando coches, autov¨ªas y autopistas est¨¢n echas para ir r¨¢pido (recto y ancho), cuando importa tanto llegar pronto (AVE, etc¨¦tera), ?a qu¨¦ viene limitar la velocidad en autopista? No lo entiendo. S¨¦ que esto va a favor de los fabricantes y los grandes negocios, pero, por mi ¨²ltimo mordisco de cr¨ºpe, que no claudicar¨¦.
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