El mito del "milagro europeo"
Jack Goody es un antrop¨®logo brit¨¢nico que hizo trabajo de campo entre los ashanti del ?frica occidental inglesa pero cuyas investigaciones siempre se han caracterizado por el cruce interdisciplinar. Tras un primer libro sobre la instituci¨®n de la herencia (Death, Property and the Ancestors), se dio a conocer en 1962 por un art¨ªculo escrito con Ian Watt que analizaba los efectos sociales de la adopci¨®n de la escritura tanto tras inventarse el alfabeto como en su reciente implantaci¨®n colonial en sociedades ¨¢grafas. El art¨ªculo vino a coincidir en el tiempo con la proposici¨®n por la Escuela de Toronto (Harold Innis, Walter Ong, Eric Havelock y Marshall McLuhan) del determinismo tecnol¨®gico de los medios de comunicaci¨®n. Esta l¨ªnea ser¨ªa despu¨¦s continuada por Goody en obras como La domesticaci¨®n del pensamiento salvaje, de 1977 (Akal), y La l¨®gica de la escritura y la organizaci¨®n de la sociedad, de 1986 (Alianza).
CAPITALISMO Y MODERNIDAD: EL GRAN DEBATE
Jack Goody
Traducci¨®n de Cecilia Belza
Cr¨ªtica. Barcelona, 2004
245 p¨¢ginas. 22 euros
EL ISLAM EN EUROPA
Jack Goody
Traducci¨®n de Mirta Rosenberg
Gedisa. Barcelona, 2005
184 p¨¢ginas. 16,90 euros
Pero lejos de especializarse en este campo, Goody se ha dedicado desde entonces a un peculiar uso del m¨¦todo comparativo que le permite relacionar entre s¨ª instituciones tan distintas como la familia, la cultura, la tecnolog¨ªa y la pol¨ªtica, haci¨¦ndolo tanto en el tiempo (comparando la revoluci¨®n agraria con la industrial) como en el espacio (comparando Oriente con Occidente). Y cuando su carrera se acerca ya a su fin, ahora nos llegan sus ¨²ltimas contribuciones a este g¨¦nero, en las que retoma el difusionismo cultural que ya analiz¨® (The East in the West, Cambridge University Press, 1996) para centrarse en la desmitificaci¨®n del presunto "milagro europeo", en realidad debido a la interacci¨®n global entre Oriente y Occidente.
La expresi¨®n "milagro europeo" (t¨ªtulo de un libro de Eric Jones criticado por Goody) alude a la pretendida invenci¨®n original, por parte del occidente europeo, de una nueva fase de la historia de la humanidad destinada a redimirla de su atraso secular, a la que se suele llamar "revoluci¨®n industrial" pero tambi¨¦n "capitalismo" o "modernidad". Y la forma est¨¢ndar de este mito europeo, acogido a la autoridad de figuras tan poco dudosas como Marx o Weber, ser¨ªa ¨¦sta: hasta 1600, el nivel de desarrollo humano de Oriente y Occidente era equiparable; pero entre 1600 y 1750 ocurri¨® algo en Europa occidental, que s¨®lo aqu¨ª pod¨ªa haber ocurrido, que estaba predestinado a transformar la historia de la humanidad; y este algo es el racionalismo, el individualismo, el capitalismo, el industrialismo y la democracia; innovaciones civilizatorias todas ellas que despu¨¦s los europeos extender¨ªan al resto del planeta.
Goody dedica sus esfuerzos a criticar e impugnar esta mitolog¨ªa euroc¨¦ntrica. Ante todo, el supuesto "milagro" no consisti¨® en una ruptura de la continuidad hist¨®rica pues se trata de un proceso gradual de cambio constante cuyos or¨ªgenes temporales se remontan en mil a?os al menos, sin que haya terminado de desarrollarse por completo. Y sus or¨ªgenes geogr¨¢ficos tampoco hay que situarlos en Europa, pues todos ellos proceden de Asia, de China e India especialmente, para ser despu¨¦s exportados hacia aqu¨ª a trav¨¦s del islam: primero el centrado en Bagdad, despu¨¦s en C¨®rdoba. Lo que Goody s¨ª reconoce a Europa es la aplicaci¨®n de los inventos orientales a un militarismo que le permiti¨® colonizar el resto del planeta. Y tambi¨¦n el haber albergado las primeras concentraciones de manufacturas urbanas en la revoluci¨®n industrial inglesa. Que tampoco fueron creaciones exclusivas.
Tampoco reconoce la existencia de ning¨²n catalizador europeo de naturaleza cultural que estuvieron igualmente presentes en las dem¨¢s conurbaciones mercantiles orientales o isl¨¢micas. De modo que ni habr¨ªa tal milagro ni ser¨ªa europeo, sino s¨®lo un proceso interactivo de difusi¨®n innovadora que habr¨ªa ido emergiendo de las grandes redes de intercambio global entre Oriente y Occidente, ya presentes desde la primera Edad del Bronce. As¨ª que bienvenida sea esta saludable desmitificaci¨®n proveniente del gran Goody, que viene a desmentir las vanidosas fantas¨ªas etnoc¨¦ntricas del excepcionalismo occidental, hoy realimentadas por la arrogancia estadounidense.
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