Una vida entre basuras

"?Cada uno en su casa vive como quiere, es cosa nuestra!, como sigan as¨ª los vecinos, quemo todo". Felisa, de 74 a?os, grita desde la puerta de su casa en la calle del Oso donde ayer dormitaba. De su piso sale un olor a basura, orines, humedad y rancio que inunda la corrala. Ella y su marido ya casi no pueden entrar en casa. La basura ha ocupado los 34 metros del piso que les cost¨® 17 millones hace tres a?os. A los pies de Felisa, en el rellano donde viven ella, su marido Jos¨¦ y cuatro perros, se hacinan trastos viejos, desperdicios, maletas, flores de pl¨¢stico, botes de insecticida y cajas de detergente.

A su espalda, por la puerta entreabierta de la casa, se ven montones de basura de dos metros y asoma Jos¨¦ de 77 a?os, minusv¨¢lido, para gritar: "?Que nos dejen en paz! ?No necesitamos nada!". Desde hace meses, los deshechos de este matrimonio, que padece el llamado s¨ªndrome de Di¨®genes, han invadido la escalera vecinal, que se ha llenado de ratas y ratones. Esta enfermedad afecta al 3% de los mayores de 65 a?os, que viven aislados en sus casas, se creen autosuficientes, abandonan su higiene personal y son hura?os. Tras las amenazas de Felisa, los vecinos han denunciado la situaci¨®n a la polic¨ªa y al Ayuntamiento. "Es un peligro para la salud p¨²blica y nos amenazan con quemar el edificio as¨ª que compramos un extintor", explica uno de ellos. El Samur Social ha ido tres veces en dos d¨ªas, pero los ancianos se niegan a recibir ayuda. La casa s¨®lo podr¨¢ limpiarse con una orden judicial. El tr¨¢mite ya se ha hecho. Mientras, Felisa saldr¨¢ cada tarde con el carro a buscar nuevos botines en los contenedores.