Cruceta, lucha en fundido contra los est¨¢ndares
En la Sala Tri¨¢ngulo de Madrid y hasta el 4 de septiembre se presenta el Cruceta Ballet Flamenco, que anima, dirige y coreograf¨ªa Mariano Cruceta, figura que sin rubores podemos calificar de outsider: un t¨¦rmino que retrata su inconformidad y su inquietud en constante roce con los est¨¢ndares de la especialidad. La obra En rojo vivo, para seis artistas (entre bailarines-bailaores e hiphoperos) consta de ocho cuadros, un filme y una lectura angular que permite hablar de "autorretrato del artista" ya sea desde fuera o desde dentro de proceso creativo.
El experimento sobre la escena siempre debe ser tenido en cuenta y cogido en serio, aunque a veces nos quedemos a cuadros con lo que se nos plantea. El ballet flamenco, que es un fen¨®meno de las artes esc¨¦nicas recientes, es decir, partiendo de los a?os veinte del siglo XX, se sigue alimentando de sus propios hallazgos formales y de un sinn¨²mero de influencias donde confluyen m¨²sica, pintura, otras formas del ballet. La fusi¨®n, probablemente el m¨¢s golpeante de tales tumbos, plante¨® desde sus comienzos una discusi¨®n que tocaba incluso la parte ¨¦tica del teatro de danza espa?ol; la discusi¨®n, que es bizantina en s¨ª misma, vuelve a tener inter¨¦s al ver productos actuales que se afanan en buscar si no caminos nuevos al menos acciones en las que se reconozca la innovaci¨®n, y este caso es tambi¨¦n eso.
Las formas
Sin miedo a la est¨¦tica del fe¨ªsmo m¨¢s radical, afectando los c¨®digos del arte povera y de la mezcla brutalista, Cruceta se embarca por segunda vez en una aventura compleja. Ya en el teatro Pradillo hace dos temporadas esbozaba estos intentos (de hecho, ahora repite algunos elementos humanos y de escena, alguna estructura) que unen el break dance a los ritmos del flamenco y de la danza contempor¨¢nea. Es una idea, pero su presentaci¨®n necesita de asentamiento en el discurso y en las motivaciones r¨ªtmicas.
El problema son una vez m¨¢s, precisamente, las formas, c¨®mo se seleccionan y se ponen en pareados. Con una est¨¦tica algo tenebrista, acentuando los efectos de una tensi¨®n ambiental, luminosa y sonora, Cruceta viaja al terreno de la duda y del mon¨®logo interior donde todos los personajes son parte de una misma instant¨¢nea, como esas siluetas que se escapan sutilmente de una contemplaci¨®n m¨¢s di¨¢fana: puede ser la est¨¦tica del fundido, algo que Forsythe llev¨® a extremos casi irracionales pero que, mira por donde, le dieron una de las bases de su reconocible estilo. Cruceta, en su modestia, busca tambi¨¦n el fundido, el efecto de disoluci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.