El delirio de Rafael Amargo
El polifac¨¦tico y ambicioso bailar¨ªn y core¨®grafo Rafael Amargo convirti¨® anteanoche el escenario del Festival de Peralada (Girona) en un videojuego donde proyect¨® y bail¨® D. Q. Pasajero en tr¨¢nsito, su delirante versi¨®n de dos horas y media de duraci¨®n del Quijote, rindiendo as¨ª su particular homenaje a la novela de Cervantes en el cuarto centenario de su publicaci¨®n. El delirio del artista contagi¨® al p¨²blico, que al final del espect¨¢culo le brind¨®, puesto en pie, una gran ovaci¨®n. Micr¨®fono en mano, Amargo agradeci¨® los aplausos, aprovech¨® para publicitar la marca de coches que patrocina el espect¨¢culo, se quej¨® de no tener subvenciones oficiales y fustig¨® a los cr¨ªticos de danza. El bailar¨ªn sabe c¨®mo conquistar al p¨²blico y en Peralada lo consigui¨®, pese a que D. Q. Pasajero en tr¨¢nsito es un continuo vaiv¨¦n entre la brillantez y la mediocridad creativa.
Para esta aventura, Amargo ha contado con la colaboraci¨®n en la direcci¨®n de Carlos Padrissa, de La Fura dels Baus. Sin la est¨¦tica furera, este espect¨¢culo no conseguir¨ªa el impacto que logra. Otras de las colaboraciones decisivas son las de Franc Aleu y Juan Esterlich en la direcci¨®n de audiovisuales. Esterlich, c¨®mplice de Amargo en otros espect¨¢culos como Poeta en Nueva York y El amor brujo, tambi¨¦n firma la dramaturgia. En el texto de D. Q. Pasajero en tr¨¢nsito se mezclan fragmentos de la obra de Cervantes con otros de tem¨¢tica actual, recitados en off por Fernando Fern¨¢n-G¨®mez. El vestuario, de Ivonne Blake, es otra de las bazas del montaje.
Efectos audiovisuales
Montaje multidisciplinar, D. Q. Pasajero en tr¨¢nsito est¨¢ dominado por los efectos audiovisuales, dejando el baile, con una coreograf¨ªa endeble pese al excelente trabajo coral del grupo de Amargo, en un segundo plano. El bailar¨ªn, con una insolencia inaudita y seguro de que sus intervenciones son arte, echa toda la carne en el asador sin achicarse ni un ¨¢pice a lo largo de todo el espect¨¢culo. Su baile salvaje y natural sex appeal aqu¨ª se muestra desbocado sin brida que le ci?a. La coherencia, elegancia y estilo brillan por su ausencia. Alocado y sin registros, su zapateado es ruidoso en vez de matizado, mientras el braceo se dispersa sin belleza alguna.
La originalidad del montaje est¨¢ en la forma como Amargo ha querido actualizar la historia del viejo hidalgo castellano; para ello ha echado mano de sus vivencias niponas en los varios a?os que residi¨® en Jap¨®n. La obra recrea la aventura de dos j¨®venes japoneses: Bidonchi, interpretado por Amargo, quien a la vez baila el personaje de Don Quijote, y Akiru, al que da vida Fran Fern¨¢ndez, quien tambi¨¦n es Sancho Panza. Ambos j¨®venes son adictos a Internet y los videojuegos y descubren los libros a trav¨¦s de la Red.
Desde el comienzo, los efectos especiales se multiplican en el espect¨¢culo. La retina del espectador se pierde entre los audiovisuales, que escupen im¨¢genes de h¨¦roes a La guerra de las galaxias, y luchadores de sumo, que se mezclan con quesos manchegos, patas de cerdo y morcillas. Una locura visual en la que el poder de las multinacionales, el top manta y la violencia se convierten en los modernos gigantes a los que debe enfrentarse Don Quijote.
A todo ello hay que a?adir una coreograf¨ªa que mezcla estilos diferentes, desde las bellas danzas folcl¨®ricas espa?olas hasta la danza contempor¨¢nea, pasando por la ¨¢rabe y el break dance. Rafael Amargo tambi¨¦n muestra otras facetas de su personalidad, como la de actor, rockero o cantaor. El grupo de rock que toca en el espect¨¢culo, junto a los entregados cantaores y los bailarines, realiza, en general, un trabajo coherente, pero achicado entre muros de audiovisuales. Para la coreograf¨ªa, Amargo ha contado con la colaboraci¨®n de Manuel Segovia, director y core¨®grafo de la compa?¨ªa Ib¨¦rica de Danza, y Sebasti¨¢n Pirato, de la compa?¨ªa argentina Dee la Guarda.
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