La diferencia espa?ola
De vez en cuando surge en tertulias, conversaciones o en las reuniones en las que figura alg¨²n economista una pregunta de las que tienen doble fondo: ?por qu¨¦ la econom¨ªa espa?ola est¨¢ creciendo a tasas del 3% mientras que otros pa¨ªses est¨¢n en recesi¨®n o con graves dificultades de crecimiento? Hubo un tiempo en que era posible responder a esa pregunta recurriendo a la explicaci¨®n de los tipos de inter¨¦s y la inflaci¨®n, relacionados por la acad¨¦mica regla de Taylor: Espa?a estar¨ªa construyendo su crecimiento sobre el crecimiento de los precios, puesto que para controlar su inflaci¨®n (hoy el 3,1%) ser¨ªa necesario elevar los tipos de inter¨¦s, algo imposible porque la pol¨ªtica monetaria se decide en el Banco Central Europeo. As¨ª que la econom¨ªa espa?ola se beneficiar¨ªa de un coste del dinero muy inferior al que exige su excesiva tasa de inflaci¨®n.
La diferencia entre la 'virtud' espa?ola y el 'vicio' italiano o portugu¨¦s nace del enfoque bien distinto de los ajustes fiscales respectivos
Pero esa circunstancia tambi¨¦n deber¨ªa beneficiar a pa¨ªses como Portugal o Italia. Mala fortuna para el argumento, porque est¨¢n en recesi¨®n. As¨ª que es necesario construir explicaciones m¨¢s sofisticadas o, si se quiere, menos deudoras de una sola variable, en este caso la pol¨ªtica monetaria. Cuando se intenta fabricar argumentos plausibles aparece en primer lugar el espectro de la arbitrariedad; es decir, que la econom¨ªa no s¨®lo dista algunas leguas de ser una ciencia sino que a veces se aproxima m¨¢s a un cuento mediocre. M¨¢s que razones s¨®lidas, aparecen las ideolog¨ªas l¨ªquidas, esto es, las que se filtran en cualquier amago de ciencia hasta ahogarla.
Una interpretaci¨®n, por ejemplo, es la ortodoxa. Se desarrolla en los siguientes t¨¦rminos:
- La peseta entr¨® en el euro con un cambio mucho mejor -es decir, m¨¢s depreciado- que el escudo o la lira. El crecimiento econ¨®mico espa?ol se ha sostenido firmemente en las consecuencias de esta depreciaci¨®n durante los ¨²ltimos cinco a?os (el sistema monetario europeo pivota sobre el euro desde 1999). Por supuesto, tambi¨¦n cuenta el descenso de los tipos de inter¨¦s programado desde el BCE. Sin su rebaja continuada ser¨ªan impensables fen¨®menos como la burbuja inmobiliaria que se extiende por las ciudades espa?olas, el crecimiento desbordante del cr¨¦dito o el tir¨®n del consumo.
- La siguiente pieza explicativa ser¨ªa la pol¨ªtica presupuestaria, que es precisamente donde se regodean los profetas del c¨ªrculo virtuoso que pontificaron desde la Administraci¨®n durante las dos legislaturas de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. La diferencia entre la virtud espa?ola y el vicio italiano o portugu¨¦s nace del enfoque bien distinto de los ajustes fiscales respectivos. Porque mientras el Ministerio de Econom¨ªa de Rato se preocup¨® de seguir una pol¨ªtica presupuestaria restrictiva verdadera, Italia, por ejemplo, aplic¨® un ajuste her¨¦tico. La diferencia entre la verdadera y la falsa religi¨®n presupuestaria es que en la primera el ajuste se practic¨® recortando los gastos y en la segunda se hizo aumentando los ingresos. As¨ª que el ajuste italiano ha durado menos y el castigo de la recesi¨®n se ha precipitado sobre el pa¨ªs.
- Y as¨ª la econom¨ªa espa?ola hoy vive de los ben¨¦ficos recortes de gastos practicados ayer. Ahora bien, como la ortodoxia presupuestaria es insaciable, resulta que sus defensores descubren hoy que, en realidad, los gobiernos del PP s¨®lo aplicaron presupuestos restrictivos en sus dos primeros ejercicios; despu¨¦s se relajaron y cayeron en la laxitud expansiva, como socialdem¨®cratas cualesquiera.
Uno de los problemas de esta explicaci¨®n, y no el menor, es que calca el Manual del buen ministro de Econom¨ªa que difunde el Fondo Monetario Internacional. El supuesto ajuste presupuestario de la primera legislatura popular fue probablemente m¨¢s un decorado que una medida aut¨¦ntica que surti¨® efectos econ¨®micos.
?C¨®mo se explica, pues, el diferencial de crecimiento con los pa¨ªses con iguales condiciones econ¨®micas? Quiz¨¢ por el empuje inmoderado de la construcci¨®n, que genera plusval¨ªas terror¨ªficas en cascada para la especulaci¨®n del suelo y el mercado inmobiliario; quiz¨¢ por las ganancias derivadas de los salarios ventajosos para las empresas que se pagan a los emigrantes; quiz¨¢ de los fondos europeos que pronto menguar¨¢n. Seguro que los grandes agregados macro-econ¨®micos no responden a la pregunta, que, por cierto, sigue en pie.
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