Las decepciones de los kurdos
Si eres un hombre adulto y vives en Diyarbakir, es muy probable que te pases muchas horas al d¨ªa sentado en un taburete cuadrado de unos 30 cent¨ªmetros de superficie y algunos m¨¢s de altura, con cuatro patas de madera ligera rudamente labrada o de metal negro y liso, y un asiento de tiras trenzadas de material sint¨¦tico de colores. Diyarbakir es una ciudad calurosa y muy poblada, construida sobre un llano junto a un tramo serpenteante del r¨ªo Tigris. El distrito central est¨¢ rodeado por un impresionante muro de cinco kil¨®metros, de unos 12 metros de altura, con 82 torres y diversos relieves e inscripciones, tanto isl¨¢micas como preisl¨¢micas. Los taburetes est¨¢n ocupados por ancianos de barba que conversan en la zona del mercado, a la entrada del agradable patio de la Gran Mezquita sin c¨²pula, una antigua iglesia reconvertida en el 639 despu¨¦s de Cristo y reconstruida desde entonces conforme a m¨²ltiples estilos. En las teter¨ªas y tiendas de postales, dentro y fuera de las murallas de la ciudad, estos mismos taburetes son parte del equipamiento b¨¢sico. Y aparecen como setas en cualquier tramo de acera sombreado entre los edificios de apartamentos, a medio construir o reci¨¦n terminados, que se extienden hacia el norte y hacia el oeste.
El 70% del mill¨®n de habitantes de Diyarbakir, la ciudad kurda m¨¢s politizada, est¨¢ desempleado
Aunque los kurdos suponen cerca del 20% de la poblaci¨®n, el voto nacionalista no supera el 6%
El PKK nunca ha abandonado las armas. Un n¨²cleo duro se ha refugiado en las zonas altas del norte de Irak
La ciudad m¨¢s politizada de la regi¨®n de Anatolia Sureste ha visto tiempos mejores. Seg¨²n el alcalde, Osman Baydemir, del partido de mayor¨ªa kurda Dehap, la poblaci¨®n se ha incrementado de 350.000 habitantes en 1990 a un mill¨®n en la actualidad. La inmigraci¨®n hacia Diyarbakir no es s¨®lo el resultado del aumento natural de la poblaci¨®n, del agotamiento de los terrenos agr¨ªcolas, del deseo de llevar un estilo de vida urbano o de disponer de los servicios de una ciudad; se trata tambi¨¦n de una consecuencia directa del conflicto armado entre las fuerzas de seguridad turcas y la organizaci¨®n violenta nacionalista kurda PKK, que caus¨® estragos en las zonas rurales y monta?osas de la regi¨®n entre 1994 y 1998. Al mismo tiempo, dice Baydemir, la regi¨®n ha sufrido la fuga de cerebros. Hasta el 70% de la poblaci¨®n est¨¢ desempleada, sostiene el alcalde. De ah¨ª la alta demanda de taburetes.
Las mujeres no ven pasar el tiempo sentadas en taburetes, aunque algunas s¨ª pueden estar ocupando sillas de pl¨¢stico o bancos municipales en los jardines de las teter¨ªas familiares o en los parques. Los robos callejeros se han convertido en un problema local de primera magnitud en la ¨²ltima d¨¦cada y no da muestra alguna de desaparecer. En las ¨²ltimas semanas incluso se ha aconsejado a los extranjeros que se mantengan lejos de la zona de la Puerta Mardin, donde se encuentra el hotel m¨¢s interesante de la ciudad.
La ¨²nica industria existente parece ser la de una ca¨®tica construcci¨®n. Cuando el l¨ªder del PKK, Abdal¨¢ Ocalan, fue capturado en 1998 y el PKK declar¨® un alto el fuego unilateral, se albergaron esperanzas de que el final del conflicto armado, sumado a un paquete de medidas gubernamentales, incentivar¨ªa la inversi¨®n y estimular¨ªa la econom¨ªa de la regi¨®n. Pero al final los incentivos se ofrecieron a un gran n¨²mero de provincias relativamente pobres de todo el pa¨ªs. La industria alimentaria y la textil no se han desarrollado al este de Sanliurfa, a unos 150 kil¨®metros al suroeste. Gaziantep, pr¨®xima a puertos mar¨ªtimos y a importantes mercados, es la ciudad industrializada m¨¢s cercana. Por otra parte, los problemas de seguridad, la escasez de inversiones y la presencia de decenas de miles de "guardias rurales" -miembros de clanes locales empleados por el Estado durante el conflicto- se lo pon¨ªan dif¨ªcil, cuando no imposible, a la gente para regresar a las zonas rurales y retomar sus labores. Tampoco ha habido ninguna revitalizaci¨®n significativa del turismo. Las ruedas de la econom¨ªa cotidiana siguen movi¨¦ndose gracias al impulso de los salarios de los empleados del Gobierno: profesores, administradores y personal de seguridad local, adem¨¢s de, en las zonas fronterizas, los ingresos generados por el transporte internacional por carretera y el tr¨¢fico ilegal de cualquier cosa, de aceite a drogas.
Las autoridades municipales est¨¢n desarrollando una serie de proyectos para integrar a los inmigrantes, arreglar la ciudad, aumentar las zonas verdes y "convertir a Diyarbakir en una metr¨®polis para Oriente Pr¨®ximo". Ha creado una oficina para este proyecto, intentando atraer becas y pr¨¦stamos para suplir su presupuesto anual de 33 millones de euros. Baydemir tiene puesta la mirada en al menos 100 millones de los 500 millones de euros que dice que se espera que proporcione la UE el a?o que viene para financiar proyectos cuyo objetivo sea eliminar las disparidades regionales. "Si nos convertimos en una metr¨®polis, salvaremos tambi¨¦n a las zonas de alrededor", alega. Mientras, sin embargo, el PKK parece haber retomado nuevamente la violencia, provocando temores en todo el mundo...
A principios de los a?os noventa, la insurgencia dirigida por Ocalan y el desarrollo de la pol¨ªtica basada en la identidad ¨¦tnica terminaron por separar el movimiento nacionalista kurdo moderno de la izquierda turca, en plena decadencia. En el frente militar, el PKK atacaba repetidamente en zonas remotas, ya fuera asaltando cuarteles de la gendarmer¨ªa, librando batallas a tiros con el ej¨¦rcito, secuestrando a profesores y a ingenieros, llevando a cabo matanzas en las aldeas o, en ocasiones, golpeando objetivos militares y tur¨ªsticos en el oeste de Turqu¨ªa. El Gobierno contraatac¨® empleando comandos entrenados especialmente y guardias rurales, adem¨¢s del ej¨¦rcito regular, para organizar redadas y persecuciones a lo largo de la frontera con Irak y evacuando a la fuerza pueblos que pudieran estar suministrando comida o refugio a las milicias del PKK, voluntariamente o a la fuerza. Seg¨²n fuentes oficiales, unas 30.000 personas fallecieron en la regi¨®n, de las cuales, unas 6.000 eran soldados, polic¨ªas y guardias rurales; 5.000, no combatientes, y el resto, "terroristas".
Los kurdos nunca han sido reconocidos como minor¨ªa, y su idioma nunca se ha utilizado en la educaci¨®n ni en contextos oficiales. Durante el conflicto armado, los nombres kurdos, las publicaciones kurdas, la m¨²sica kurda y las celebraciones del a?o nuevo kurdo (la fiesta de Newroz, el 21 de marzo) fueron objeto de represi¨®n. Los partidos kurdos fueron ilegalizados uno detr¨¢s de otro por oponerse a la unidad nacional. Los funerales de los miembros de las fuerzas de seguridad muertos por el PKK recib¨ªan amplia cobertura medi¨¢tica. En las elecciones generales de 1999, celebradas poco despu¨¦s de la captura de Ocalan, la alianza de extrema derecha Partido de Acci¨®n Nacionalista (MHP) obtuvo el 18% de los sufragios, convirti¨¦ndose en el segundo partido con representaci¨®n parlamentaria y en un socio clave del Gobierno de coalici¨®n.
En el frente pol¨ªtico, varios kurdos nacionalistas, en alianza electoral con los socialdem¨®cratas, fueron elegidos para el Parlamento en 1991. Los diputados kurdos se mostraron reticentes a realizar el juramento de lealtad en el Parlamento, donde exhibieron los colores nacionales kurdos. En tres a?os ser¨ªan despojados de sus esca?os. Algunos escaparon del pa¨ªs; otros fueron encarcelados por sus v¨ªnculos con el PKK. No fue hasta junio de 2004 cuando cuatro de los diputados fueron puestos en libertad, despu¨¦s de la intervenci¨®n del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y de la celebraci¨®n de un nuevo juicio. Aunque les ha ido bien en las elecciones locales de varias ciudades del sureste, los partidos kurdos nunca han vuelto a lograr representaci¨®n parlamentaria, ya que nunca han superado el 10% de los votos totales necesarios. Aunque hay entre 10 y 15 millones de kurdos en Turqu¨ªa, lo que supone de un 15% a un 20% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, el voto nacionalista kurdo se ha mantenido entre el 5% y el 6% de los sufragios.
En 1999, la violencia en el sureste disminuy¨®, hubo una recesi¨®n econ¨®mica generalizada, varios catastr¨®ficos terremotos, y se renovaron las esperanzas de ingreso en la UE. El estado de ¨¢nimo de la ciudadan¨ªa empez¨® a cambiar, y la actitud oficial hacia la cultura kurda se suaviz¨®. Antes y despu¨¦s de las elecciones de 2002, se tomaron una serie de medidas para ampliar los derechos humanos y civiles. Ocalan, que sigue en una prisi¨®n construida sobre una isla cumpliendo cadena perpetua, se libr¨® de ser ejecutado cuando el Parlamento elimin¨® la pena de muerte del C¨®digo Penal. Cediendo ante presiones de la UE, se permiti¨® la educaci¨®n en lengua kurda y la emisi¨®n televisiva en lengua kurda. A pesar de ello, todav¨ªa ninguna emisora de televisi¨®n local ha recibido permiso para emitir en kurdo, y sigue sin haber intenci¨®n alguna de utilizar o ense?ar la lengua kurda en los colegios estatales. Las escuelas a tiempo parcial que podr¨ªan haber permitido que los kurdos aprendieran a leer y a escribir en su propia lengua -y a limar las diferencias de acentos y dialectos- est¨¢n cerrando una a una: los kurdos no se las pueden permitir.
El PKK nunca ha abandonado las armas. Un n¨²cleo duro se ha refugiado en las zonas altas del norte de Irak, cerca de la frontera con Ir¨¢n. Los turcos creen que estas unidades disfrutan de la complicidad de los kurdos del norte de Irak. Sospechan tambi¨¦n de las intenciones de EE UU, que si bien ha calificado el PKK de organizaci¨®n terrorista, no ha comprometido los recursos necesarios para desmantelarla. Seg¨²n el segundo jefe del Estado Mayor, Ilker Basbug, informando a la prensa el 19 de julio, hay entre 1.800 y 1.900 "terroristas" en Turqu¨ªa, y de 3.000 a 3.700 en Irak, Siria e Ir¨¢n. Basbug advirti¨® de que la mayor¨ªa de las fuerzas del PKK con base en Irak se han estado trasladando hacia la frontera de 384 kil¨®metros que separa Irak de Turqu¨ªa. Basbug no dej¨® de mencionar que el bajo rendimiento escolar y el desempleo estaban facilitando las labores de reclutamiento del PKK. El aparente cambio en las t¨¢cticas del PKK se atribuye a veces a las luchas de poder o a la frustraci¨®n dentro de la organizaci¨®n, a la presi¨®n para que abandonen el norte de Irak o incluso, en algunos c¨ªrculos, a una conspiraci¨®n del Gobierno.
No hay nadie en Diyarbakir que desee otra etapa de pesadilla, de violencia y funerales. Los ¨²ltimos incidentes han llevado a algunos miembros del movimiento kurdo a distanciarse del PKK en p¨²blico, aunque no lleguen a condenarlo. En junio, un grupo de autodenominados intelectuales kurdos public¨® una nota pidiendo a la organizaci¨®n el abandono incondicional de las armas. Las asociaciones proderechos humanos y los alcaldes kurdos han reclamado la liberaci¨®n del oficial de la gendarmer¨ªa y del alcalde secuestrados por el PKK.
No obstante, las percepciones siguen estando en polos opuestos. Mientras que los pol¨ªticos de los partidos mayoritarios y los medios de comunicaci¨®n se refieren a "ataques terroristas", los portavoces kurdos hablan de "choques", lo que implica un proceso a dos bandas. Del mismo modo, los nacionalistas kurdos (y algunos europeos) han estado reivindicando el cese de las operaciones de las fuerzas de seguridad contra el PKK. El vicepresidente del Dehap, Aladdin Erdogan, subraya que el Gobierno ha estado siguiendo una "pol¨ªtica de la negaci¨®n" de la cuesti¨®n kurda, haciendo o¨ªdos sordos a las insistentes exigencias de garantizar la identidad kurda, declarar una amnist¨ªa general y permitir que los combatientes kurdos vuelvan a llevar una vida normal. ?l defiende que el Gobierno turco inicie un di¨¢logo con los partidos y las instituciones legales kurdas. Para la mayor¨ªa de los turcos, las demandas de amnist¨ªa son anatema despu¨¦s de tanto derramamiento de sangre; el Dehap se considera todav¨ªa una rama del PKK, y no puede haber di¨¢logo alguno con terroristas.
Erdogan dice que el Dehap no tiene ning¨²n v¨ªnculo formal con el PKK. Un gran n¨²mero de personas simpatiza con Abdal¨¢ Ocalan, sostiene, y muchos de ellos votan por su partido. Cree que pocos kurdos est¨¢n a favor de la secesi¨®n de Turqu¨ªa, e incluso tampoco a favor de un sistema federal. Es evidente que los matrimonios mixtos y la emigraci¨®n dentro del pa¨ªs dificultar¨ªan cualquier separaci¨®n real de Turqu¨ªa. No obstante, muchos turcos sospechan que otorgar derechos culturales espec¨ªficos tales como la educaci¨®n en lengua kurda, crear¨ªa, primero, una nueva naci¨®n y, luego, un nuevo Estado.
La creaci¨®n de un proto-Estado kurdo en el norte de Irak -al que a veces los kurdos se refieren como "el Kurdist¨¢n del sur"- ha exacerbado las tensiones. No s¨®lo ha creado una frontera insegura, sino que adem¨¢s ha sentado un precedente para el sureste de Turqu¨ªa. Las sospechas turcas de las maquinaciones del mundo occidental en la regi¨®n est¨¢n muy arraigadas. La guerra de Independencia se libr¨® para impedir la divisi¨®n de Turqu¨ªa prevista en el Tratado de Sevres, firmado entre un Gobierno otomano y el Reino Unido, Francia e Italia en 1920: uno de sus apartados preve¨ªa la creaci¨®n de un Kurdist¨¢n independiente.
Seg¨²n los nacionalistas kurdos, el posterior alzamiento de Sheik Said en 1925 fue una espont¨¢nea revuelta kurda. Pero, seg¨²n los nacionalistas turcos, no fue m¨¢s que un intento de restaurar el califato, probablemente apoyado por los brit¨¢nicos, quienes, despu¨¦s de reprimida la revuelta, lograron mantener las provincias ¨¦tnicamente mixtas de Mosul y Kirkuk en Irak en lugar de entregarlas a Turqu¨ªa. En los ¨²ltimos a?os, la Uni¨®n Europea se ha interesado especialmente por los problemas de los kurdos (y por los derechos de las minor¨ªas en general). Molestan las frecuentes visitas de mandatarios europeos, parlamentarios y diplom¨¢ticos a Diyarbakir. Los pol¨ªticos kurdos ven con entusiasmo la idea del ingreso de Turqu¨ªa en la UE, aunque hoy d¨ªa, adem¨¢s, expresan su decepci¨®n por que la UE no haya hecho m¨¢s para imponer una "soluci¨®n". No ser¨¢ f¨¢cil que la mayor¨ªa de los turcos vea sin recelo las ambiciones de Diyarbakir de convertirse en una "capital regional", o una "metr¨®polis de Oriente Pr¨®ximo (o de Mesopotamia)" -con la ayuda de los fondos europeos- por razones puramente culturales y econ¨®micas, sin consecuencias pol¨ªticas.
Muchos kurdos creen que Ankara ha desatendido deliberadamente a las provincias surorientales, despreciando su cultura y sumergiendo sus restos arqueol¨®gicos bajo los embalses de las presas. La mayor¨ªa de las presas hidroel¨¦ctricas planificadas en el Proyecto de Anatolia Suroriental, de ejecuci¨®n a muy largo plazo y basado en una serie de presas gigantescas en el ?ufrates y el Tigris, ya han sido terminadas, pero el fracaso a la hora de completar las inversiones de irrigaci¨®n supone un importante agravio para los habitantes de Diyarbakir. En consecuencia, la agricultura de secano es pr¨¢ctica habitual en gran parte de la llanura del Tigris: aunque la provincia es famosa por sus sand¨ªas gigantes, la mayor¨ªa de las explotaciones producen s¨®lo trigo, cebada y lentejas, alimentos de primera necesidad que llevan miles de a?os cultiv¨¢ndose.
Algunos nacionalistas kurdos alegan que el sistema de clanes y de jeques, que no se da en ninguna otra parte de Turqu¨ªa, se ha mantenido como forma de controlar la regi¨®n. Los for¨¢neos asumen que es la estructura social feudal de la regi¨®n la que se ha resistido a la modernizaci¨®n. La matriculaci¨®n de ni?as en las escuelas sigue por debajo de la media nacional, y los asesinatos por honor -la muerte a manos de miembros de sus propias familias de ni?as acusadas de mantener relaciones impropias con hombres, unos asesinatos cuyo objetivo es "lavar el honor familiar"- siguen siendo tristemente frecuentes. De los 59 asesinatos de este tipo denunciados en los ¨²ltimos cinco a?os, nueve se cometieron en Sanliurfa y cinco en Diyarbakir, seg¨²n la oficina en Ankara del Fondo para la Poblaci¨®n de Naciones Unidas. Se cree que varios asesinatos m¨¢s se dieron en familias de las regiones del sureste despu¨¦s de haber emigrado a grandes ciudades.
Traducci¨®n de Eva Cruz.
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