Inmersi¨®n
El ser humano, en su ansia de hacer cosas para lo que no est¨¢ naturalmente capacitado, desarrolla ingenios que le permiten lo mismo volar por los aires que bucear en los mares. Como si no hubiera cosas que hacer. Y entre volar y bucear, no s¨¦ con qu¨¦ me quedo.
Lo de los aviones, ni me lo planteo, semejante tecnolog¨ªa no me cabe en la cabeza. Pienso que va volando y punto. Lo del submarinismo, que me pica en la curiosidad, me lo han tratado de explicar. Y es que hay cosas que, aunque son f¨¢ciles de entender, yo necesito mi tiempo, que soy cerebreitor para algunas pero para otras soy un cerrojo oxidado, como para las reglas del mus, que me las tuvieron que explicar 12.000 veces antes de que pudiera envidar a la grande, a la chica y a pares y a juego si ten¨¦is, que mi compa?ero lleva la una. V¨¢monos.
Hay cosas que, aunque son f¨¢ciles de entender, yo necesito mi tiempo, que soy 'cerebreitor' para algunas pero para otras soy un cerrojo oxidado
All¨¢ voy submarinamente hablando. Parece ser que el problema del buceo es controlar la presi¨®n. Como en la vida, vaya, y parece que no es f¨¢cil. La cosa es que respirar en la superficie est¨¢ chupao, incluso lo hacemos sin pensar. Pero respirar bajo el mar y estar tan a gusto como el cangrejo Sebasti¨¢n tiene su intr¨ªngulis, porque el aire que tomamos de la botella ocupa nuestros pulmones a la presi¨®n en la que estemos, que en la superficie es de cero bares; a m¨¢s de 10 metros de profundidad, de un bar y a m¨¢s de 20, de dos bares y as¨ª sucesivamente, creo. Y que si hemos respirado y subimos de pronto de dos o m¨¢s bares a cero, sin hacer descompresi¨®n, nos pasar¨ªa como a una t¨®nica agitada, que cuando se le quita la chapa se convierte en burbujas y se sale con violencia. Lo cierto es que no me he quedado con el regusto de haberlo entendido del todo, pero, simplificando, viene a ser un problema de bares. Como en la vida, vaya. Y si hemos bebido en dos o m¨¢s bares a lo loco, con la presi¨®n que eso conlleva, sin comprensi¨®n en absoluto, pues te puede pasar que vomites. B¨¢sicamente es eso. Estoy hecha una Hopkins.
Luego hay bares en que hay comprensi¨®n y, adem¨¢s, cada d¨ªa es una inmersi¨®n. Conoc¨ª uno que se llamaba La Pecera, ya que estamos con lo acu¨¢tico, con una clientela que se caracterizaba porque no quer¨ªa pagar m¨¢s de 150 por un botell¨ªn. Y lo mismo daba que fueran j¨®venes que mayores, guapos, feos, nacionales o de importaci¨®n, alcoh¨®licos o abstemios. Y los hab¨ªa estudiantes, escultores, operadores de retropala excavadora, restauradores, actores, m¨²sicos, aprendices de todo o chamarileros. En cualquier momento se pod¨ªa organizar un concierto encima del futbol¨ªn y se pod¨ªan tener conversaciones m¨¢s que curiosas con un futuro director de cine. O con un indigente. O con la transexual Raquel, que estaba harta de que le llamaran travelo (eterna confusi¨®n). Porque si todos los clientes ten¨ªan algo en com¨²n, eso era tiempo para hablar. Y cuando la gente tiene tiempo, ya s¨®lo quiere m¨¢s y m¨¢s, en una vertiginosa cuesta abajo de la avaricia temporal. Y entonces se convierten en vampiros de tiempo, que son mucho peores que los tradicionales vampiros de sangre, porque sangre tenemos una cantidad fija, nos la chupan y ya est¨¢, pero tiempo... nadie sabe cu¨¢nto tiempo tenemos para que nos lo chupen hasta que llegue un momento en que muramos. Igual es una eternidad.
Refresco del d¨ªa: bucear con el culo fuera, como siempre hemos hecho, con las gafas y el tubo. Cuando aprendamos bien lo de la botella nos pondremos a ello.
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