Olga Ramos, la madrile?a
La mam¨¢ cantaba en las soir¨¦es en la propia casa; ella ven¨ªa ya de un cantante portugu¨¦s, de fado. Pero estaba casada con un militar espa?ol a quien no le parec¨ªa serio que su esposa se convirtiese, como quer¨ªa, en cantante profesional. Esta dama extreme?a, Mar¨ªa Sanguino, tuvo una hija en 1918 y la historia se repiti¨®: cuando la ni?a creci¨® y quiso dedicarse a la m¨²sica, el padre ascendido conserv¨® la cuesti¨®n de la dignidad y s¨®lo se lo concedi¨® por medio del Conservatorio y con firmes estudios cl¨¢sicos.
Y as¨ª comenz¨® una singular vida art¨ªstica Olga Ramos, violinista cl¨¢sica, int¨¦rprete en cuartetos de c¨¢mara, que ha fallecido en el hospital Montepr¨ªncipe de Boadilla del Monte, dejando atr¨¢s una leyenda de Reina del caf¨¦ concierto, como dice una de esas plaquillas romboidales que el Ayuntamiento pone para se?alar la historia; ¨¦sta la puso en la puerta del Caf¨¦ Universal, donde rein¨® m¨¢s tiempo quiz¨¢ que en otros.
Yo la he visto por ¨²ltima vez -o veces- en lo que se llam¨® Las noches del cupl¨¦, de la calle de la Palma, donde ya no est¨¢ ni siquiera otra placa que se puso: los due?os de la finca de esa especie de templo de lo que se llam¨® "g¨¦nero ¨ªnfimo", que desde luego no lo era; como el g¨¦nero chico no fue chico y es a¨²n ejemplar en la historia del teatro musical espa?ol. Y quiz¨¢ de los dos naci¨® la revista que ya ha desaparecido y las piquetas han acabado ya en este siglo con sus ¨²ltimos centros: el Maravillas, el Mart¨ªn.
Pero ¨¦sa es otra historia. Apenas estaban las primeras cupletistas apareciendo en el Trianon Palace de Madrid cuando nac¨ªa Olga Ramos; estaba el g¨¦nero en su apogeo cuando terminaba sus estudios -viol¨ªn, canto, declamaci¨®n, baile-; ya hab¨ªa venido la familia a Madrid, calle del Cardenal Cisneros, en el borde castizo del barrio de Chamber¨ª.
Contaba ayer su hija Olga a MadridDiario.es que hab¨ªa luchado muchos a?os contra la cardiopat¨ªa: a los 87 se ha terminado la lucha. Y dice que horas antes muri¨® su perra, Nena: un nombre de cupl¨¦ ("Nena, me dec¨ªas loco de pasi¨®n...") que ella cantaba.
El salto al "g¨¦nero ¨ªnfimo" lo dio ya desde las salas de espect¨¢culos. Tocaba ella con su primer cuarteto en las pel¨ªculas mudas -como el novelista Anthony Burgess con su padre en los cines de Gales, hacia esa ¨¦poca-, concretamente en el cine Bilbao, ahora desaparecido y convertido en sala de ensayos de la compa?¨ªa del teatro de la Zarzuela.
El destino se jug¨® pronto: en el Universal conoci¨® al que ser¨ªa su marido, director de orquesta, y la familia se dedic¨® al arte. Olga Ramos, la hija, periodista, escritora, m¨²sica; Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez Ramos, su hijo, es uno de los Sabande?os canarios, que ahora -cuando lucha por la resurrecci¨®n de la canci¨®n canaria- pretende que su hijita Amanda llegue tambi¨¦n, cuando le lleguen los a?os, al arte.
Dec¨ªa Olga a MadridDiario.es cuando le entregaron el premio: "El cupl¨¦ es una cosa muy dif¨ªcil, y hasta que lo cantamos nosotras eran unas letras hermosas pero muy mon¨®tonas. Nosotras le dimos una dimensi¨®n, la profundidad que hizo que traspasara las candilejas y llegara al coraz¨®n. Nosotras empezamos a interpretar un cupl¨¦ teatral que hac¨ªa llorar".
Se estaba refiriendo a "ellas", su acompa?ante y ella, que actuaban en Las noches del cupl¨¦, y en efecto contaban con un aliado trascendental que era la nostalgia y la supervivencia.
Las letras de los viejos cupl¨¦s que reviv¨ªa eran de escritores a veces fr¨ªvolos, a veces muy cultos, pero todos ten¨ªan una caracter¨ªstica literaria: ven¨ªan a ser historias, novelitas diminutas, sentimentales, muchas con tonos er¨®ticos y hasta sical¨ªpticos -rara palabra culta, popular y ya desaparecida, que se deriva de las griegas "higo" y "frotar": all¨¢ ellos, que carguen con su ordinariez- y a veces sentimental.
Puede que el nombre m¨¢s glorioso del g¨¦nero fuera el de Raquel Meller -que ten¨ªa 30 a?os cuando naci¨® Olga Ramos-, pero no estoy seguro, por lo que pude o¨ªrla en su ancianidad y por las grabaciones que quedan, pero fue una figura de su tiempo, con su amante -y algo chulo- Enrique G¨®mez Carrillo, y sus recepciones en el castillo que compraron en Francia; y por sacar de Espa?a a Mata Hari para que fuera juzgada y fusilada en Francia por esp¨ªa alemana.
En todo caso, el cupl¨¦ literario, el g¨¦nero ¨ªnfimo, hab¨ªa pasado ya a la historia en el Madrid moderno de antes de la guerra.
Despu¨¦s de ella resucit¨® repentinamente con la pel¨ªcula escrita por Arozamena El ¨²ltimo cupl¨¦ y la repentina aparici¨®n de Sara Montiel, descarada y bella, de oscura voz, que Raquel Meller odi¨® inmediatamente -"dicen que es mi vida, pero esa mujer canta como un sereno"-, aunque se impuso.
Efectivamente, todas las partituras, que se cantaban con voz m¨ªnima y mimosa, cari?osa, tuvieron que ser transportadas hacia un tono m¨¢s grave para que pudiera cantarlas. Todav¨ªa hoy son un ¨¦xito.
Olga Ramos devolvi¨® parte de su tonalidad al cupl¨¦ y parte de su originalidad. La otra parte la puso el tiempo. La aportaci¨®n casi imperceptible de los nuevos ritmos, que ella, m¨²sica profesional, incorporaba de una manera imperceptible, pero creadora, y el a?adido de la nostalgia, del viejo tiempo.
Y un d¨ªa el alcalde castizo Enrique Tierno Galv¨¢n la llev¨® con ¨¦l al balc¨®n de la plaza Mayor para pregonar las fiestas de Madrid, y se hizo una tradici¨®n que se cumpl¨ªa cada San Isidro. Fue la enfermedad la que apart¨® a esta extreme?a del Madrid que la hizo suya.
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