Estatut ambicioso: all¨¢ donde se cruzan los caminos
Una de las ventajas que nos proporciona el mes de agosto es la posibilidad de entregarnos a una lectura m¨¢s reposada de los peri¨®dicos, con tiempo y -si las condiciones son ¨®ptimas- desde una cierta distancia de la que podemos disfrutar algunos d¨ªas incluso los pol¨ªticos, aunque sea pegados a un tel¨¦fono m¨®vil y a un ordenador port¨¢til.
Fue en este contexto que pude sumergirme en el art¨ªculo que el pasado s¨¢bado Ernest Maragall (miembro de la Comisi¨®n Ejecutiva del PSC) publicaba en EL PA?S bajo el t¨ªtulo Estatut: callej¨®n sin salida o calle mayor. En ¨¦l recopilaba una serie de reflexiones veraniegas que, a pesar de ser veraniegas, conten¨ªan un alto nivel de enfado y revelaban un cierto nerviosismo que parece que se ha apoderado, durante este mes de agosto, de la c¨²pula del partido socialista. ?El motivo? La propuesta de ERC, secundada posteriormente por CiU, de invocar a los derechos hist¨®ricos de Catalu?a como v¨ªa para blindar determinadas competencias en el nuevo texto estatutario.
Conoce de sobras Ernest Maragall mi respeto y mi admiraci¨®n por su trabajo incansable en el Govern y conoce tambi¨¦n de sobras, el colega Maragall, mi obsesi¨®n -creo que compartida- por diferenciar siempre la pol¨ªtica de partido de la pol¨ªtica del Govern. Por eso me veo con la necesidad de recordar, una vez m¨¢s, algo que deber¨ªamos tener siempre presente: el Estatut no lo hace el Govern de la Generalitat, sino el Parlament de Catalunya. Y es por eso por lo que el Grupo Parlamentario de ERC en la ponencia que ha elaborado el texto estatutario ha trabajado con independencia y con la finalidad de ser fiel a sus convicciones ideol¨®gicas, de ser coherente con su trayectoria, de ser leal a su electorado y, por encima de todo -siempre est¨¢ por encima de todo-, de ser fiel al pa¨ªs.
Y quiz¨¢, para entender d¨®nde hemos llegado, en qu¨¦ encrucijada nos encontramos ahora, es necesario retroceder unos meses y plantearnos ciertas preguntas, como hace Maragall en el citado art¨ªculo.
?D¨®nde est¨¢bamos hace 20 meses? Recontando los votos que testificaban otra derrota electoral consecutiva del PSC. Porque si alguien sali¨® perdedor de la noche del 16 de noviembre de 2003 no fue, precisamente, Converg¨¨ncia i Uni¨®. Y si finalmente pudimos celebrar la constituci¨®n de un Govern catalanista y de izquierdas fue por una decisi¨®n de Esquerra que puso como condici¨®n sine qua non, adem¨¢s de un programa pol¨ªtico socialmente potente como el del Tinell, que ¨¦sta fuera la legislatura del nuevo Estatut y del nuevo modelo de financiaci¨®n, la legislatura del Estatut ambicioso que llev¨¢bamos m¨¢s de dos d¨¦cadas reclamando en solitario desde la oposici¨®n. Existi¨® el compromiso del PSC y existi¨® el pacto de gobierno.
?D¨®nde est¨¢bamos hace 12 meses? Se hab¨ªa constituido ya la ponencia del Estatut en el Parlament y ten¨ªamos acuerdos previos necesarios para iniciar el trabajo. Nos comprometimos todos los grupos parlamentarios a hacer un Estatut que no rebasara los l¨ªmites impuestos por la Constituci¨®n. Y as¨ª lo hicimos. Nos comprometimos todos a incluir en el Estatut las bases para un nuevo modelo de financiaci¨®n que pusiera fecha de caducidad al d¨¦ficit fiscal catal¨¢n. Y as¨ª lo hicimos, y en ese caso con una propuesta firmada por los tres partidos que apoyan al Govern -la ¨²nica propuesta que trasladamos juntos a la ponencia y que ERC defiende con el convencimiento de que es una muy buena propuesta, renunciando a nuestro planteamiento original en pro del consenso-. Y nos comprometimos, por ¨²ltimo, a buscar un modo de blindar las competencias, entre ellas las que ya eran propias de la Generalitat en el Estatut del 79 pero que el Estado espa?ol nos hab¨ªa ido laminando a?o tras a?o, ley tras ley. Acordamos, pues, un redactado detallado, minucioso, que no dejara lugar a duda, que no ofreciera brechas por donde la maquinaria legal estatal pudiera colarse. Hab¨ªa acuerdo mayoritario en la ponencia. Hasta que un d¨ªa llegaron por sorpresa los diputados socialistas Iceta y Santos proponiendo unilateralmente y de forma incomprensible un redactado abreviado, "compactado". Y es aqu¨ª -no en otro momento- donde los caminos del Estatut se bifurcan, donde los responsables del PSC se desv¨ªan de la ruta del consenso y, con un golpe de tim¨®n, se meten en ese callej¨®n sin salida metaf¨®rico al que tanto recurren ¨²ltimamente.
En ese punto del camino, ERC encuentra a CiU, y se da esa "mayor¨ªa nacionalista" (sic) que al se?or Ernest Maragall le pone los pelos de punta. Y, francamente, no entiendo el motivo de tal inquietud: ERC nunca ha ocultado importantes coincidencias ideol¨®gicas con CiU. M¨¢s l¨®gico ser¨ªa que la inquietud de Maragall proviniera de la gran cantidad de aspectos en los que el PSC y PP coincid¨ªan en solitario, frente a las otras fuerzas pol¨ªticas representadas en la ponencia.
ERC reivindica los derechos hist¨®ricos como en diciembre de 2002 los reivindic¨® el PSC en el Parlament, firmando un documento que se incluy¨® en las conclusiones finales de la Comisi¨®n para el estudio y mejora del Autogobierno (l¨¦ase el Bolet¨ªn Oficial del Parlament de Catalu?a, n¨²mero 366 del 5 de diciembre de 2002) y en el que los socialistas catalanes se mostraban claramente partidarios a incluir los derechos hist¨®ricos en la reforma estatutaria como v¨ªa para mejorar el nivel de autogobierno. Pero por aquel entonces, el PSC esperaba turno en la oposici¨®n y el PSOE ve¨ªa su camino hacia La Moncloa mucho m¨¢s largo de lo que fue en realidad. Y, claro est¨¢, no exist¨ªa el t¨¦rmino "confianza federal", una nueva terminolog¨ªa pol¨ªtica que por lo visto se usa para referirse a una supuesta relaci¨®n id¨ªlica entre Catalu?a y Espa?a basada en eso que siempre nos ha pasado factura a los mismos: la confianza. Como si los siglos de historia de experiencia de Catalu?a no existieran. O como si los permanentes contactos entre PSC y PSOE en torno al Estatut fueran la representaci¨®n pl¨¢stica de la confianza federal mutua...
Pero el cambio de escenario pol¨ªtico no ha hecho cambiar ni un mil¨ªmetro la voluntad de ERC de redactar un Estatut ambicioso. No compramos un paquete que incluye la permanencia en el Gobierno y un Estatut de "ir tirando", al contrario. Por eso no nos suena en absoluto a amenaza una posible rotura del Govern porque, sinceramente, no nos da miedo alguno encontrarnos ma?ana en la oposici¨®n. Lo que nos dar¨ªa aut¨¦ntico miedo es levantarnos un d¨ªa y darnos cuenta de que no hemos hecho todo lo posible, todo lo que estaba en nuestras manos, para mejorar nuestro pa¨ªs d¨¢ndole las herramientas necesarias: Estatut y financiaci¨®n.
Y quiz¨¢ sea desde esta tranquilidad que da no tener nada que esconder, que enfocamos la recta final del debate del Estatut sin atender a amenazas, con esp¨ªritu de trabajo y consenso y con el convencimiento de que vamos a reencontrarnos, todos, all¨¢ donde se cruzan los caminos para aprobar un buen Estatut para Catalu?a.
Xavier Vendrell, secretario de organizaci¨®n de Esquerra Republicana de Catalunya.
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