La peor cara de la sequ¨ªa
Un agosto tremendo. Remate desolador de una temporada dura, con embalses al 5% de su capacidad, humedales desaparecidos, pueblos con s¨®lo dos horas de agua al d¨ªa. Espa?a vive el a?o m¨¢s seco desde 1947. Si en oto?o no llegan las lluvias, el desierto nos va a ir rodeando.
Junto al pantano de Entrepe?as, una barcaza se ha quedado encallada. Enrique Mart¨ªnez, marinero del club n¨¢utico Las Brisas, la empuja medio metro. Despu¨¦s de 20 a?os de trabajo, este verano sus competencias han cambiado. Navega menos, pero ahora, cada dos d¨ªas sin falta, tiene que mover las embarcaciones para que no se queden en tierra. Este oasis en la provincia de Guadalajara, a 100 kil¨®metros de Madrid, donde ocho clubes n¨¢uticos se reparten la clientela, tiene cada vez m¨¢s de espejismo. El agua, antes a los pies de los chal¨¦s, est¨¢ ya a un kil¨®metro.
Luis Blasco, que regenta un c¨¢mping cercano, explica la decepci¨®n que se lleva la gente al llegar, despu¨¦s de haber visto por Internet lo que era Entrepe?as. En el ecuador de agosto, el embalse estaba al 24% de su capacidad, exactamente el doble que su vecino, Buend¨ªa, tambi¨¦n en la cabecera del Tajo. No son la excepci¨®n. En 2005, el a?o m¨¢s seco desde 1947, los embalses han estado por primera vez por debajo del 50% en un mes de julio; del 25%, en las cuencas del J¨²car y el Segura. Aunque para hablar de sequ¨ªa la situaci¨®n deber¨ªa prolongarse durante uno o dos a?os (como ocurri¨® entre 1990 y 1994), las se?ales de alerta se han multiplicado a lo largo de la Pen¨ªnsula durante el verano.
Barcarrota, Badajoz. Un cami¨®n repleto de heno visita el pueblo. En su interior, toneladas de paja procedentes de Castilla y Le¨®n. El cereal sirve para alimentar a las reses extreme?as que, como las de casi toda Espa?a, se han visto privadas de pasto por el impacto de la sequ¨ªa en la cosecha de secano. Conseguir paja es cada vez m¨¢s dif¨ªcil en Extremadura y en Castilla, aunque se est¨¦ dispuesto a pagar casi el triple de su precio habitual. La escasez ha colocado el kilo en 0,16 euros. Antes de la sequ¨ªa no superaba los 0,06.
"Estamos llegando al l¨ªmite, incluso hay compa?eros que se plantean abandonar las explotaciones. La crisis empieza ahora". Luis Laso, ganadero extreme?o, lleva desde octubre pendiente de las nubes y de los pron¨®sticos del tiempo. La temporada no les ha dado tregua. Primero, las heladas; despu¨¦s, la enfermedad de la lengua azul; finalmente, la sequ¨ªa. Ahora vive pendiente de los camiones que llegan a Barcarrota para calmar a los animales que braman en los establos y cuya alimentaci¨®n, tan cara, despierta la tentaci¨®n de tirar la toalla y huir del campo. "Soy optimista, no quiero pensar en lo que suceder¨¢ si no llueve en oto?o", afirma.
La crisis en la ganader¨ªa extensiva es una de las pinceladas que dibujan la complicada situaci¨®n del campo espa?ol por la falta de lluvias. Completan el tapiz los brotes de cereal que la sed paraliz¨® a un palmo del suelo en casi toda Espa?a, los campos de ma¨ªz abandonados en plena siembra, los olivos sin fuerza que dejan caer sus frutos, las abejas envejecidas que no encuentran flores que libar y producir¨¢n este a?o la mitad de miel?
A la espera del oto?o, las p¨¦rdidas superan este verano los 2.000 millones de euros, seg¨²n la Uni¨®n de Peque?os Agricultores y Ganaderos (UPA). Las zonas m¨¢s afectadas son, seg¨²n esta organizaci¨®n, las comunidades de Castilla y Le¨®n, Andaluc¨ªa, Castilla-La Mancha, Extremadura, Arag¨®n y la Comunidad Valenciana. La ¨¢rida Almer¨ªa ha salido adelante gracias a sus avanzados m¨¦todos de regad¨ªo y aprovechamiento de aguas subterr¨¢neas. La sequ¨ªa duele m¨¢s cuando menos se la espera. Se calcula que har¨¢n falta cinco o seis a?os lluviosos para solventar el impacto provocado por un a?o tan extremo y avaro.
Si no llueve en oto?o, se perder¨¢ la mitad de la cosecha de frutas en Murcia, lo que reducir¨¢ en un 30% la mano de obra. En Castilla y Le¨®n, para la vendimia y la recogida de patata, s¨®lo se emplear¨¢ la mitad de temporeros que en 2004. En el olivo, el da?o es ya irreparable, pues la cosecha de la pr¨®xima temporada depende de los brotes que este a?o no han germinado. Y en Villaconejos (Madrid), los estragos de la sequ¨ªa en unas tierras propicias para los melones hacen temer una avalancha de jubilaciones anticipadas. Los terrenos no soportar¨¢n una nueva siembra; ni los agricultores, una nueva deuda.
La falta de agua ha aumentado la tendencia de algunos de ellos a excavar pozos ilegales. "La sequ¨ªa aprieta, las licencias no llegan", reconoce Ignacio Huertas, due?o de una peque?a explotaci¨®n en la sierra de Gredos (?vila). "La sanci¨®n puede alcanzar los 2.400 euros, las p¨¦rdidas que sufrimos d¨ªa a d¨ªa son incontables". Los pozos ilegales alteran el ritmo de recuperaci¨®n del caudal de los acu¨ªferos. El resultado es, seg¨²n los ecologistas, unas reservas de agua valios¨ªsimas que se volatilizan sin que se plante cara al verdadero problema: la mala gesti¨®n de los recursos y la falta de adecuaci¨®n de los cultivos al clima de Espa?a.
Al igual que los agricultores, la naturaleza espera con impaciencia la llegada de las lluvias. En los Picos de Europa, las hojas de los ¨¢rboles amarillean y los ecosistemas anticipan la llegada del oto?o, ansiosos por "pasar la p¨¢gina de un verano tan duro". Jes¨²s Casas, jefe del ¨¢rea de planificaci¨®n de la Red de Parques Nacionales, afirma, sin embargo, que la naturaleza ib¨¦rica est¨¢ muy adaptada a los periodos de sequ¨ªa y que no existen a¨²n motivos para la alarma. Las zonas m¨¢s da?adas son las dos Castillas y los humedales del interior, que perdieron sus aguas anticipadamente. La laguna de Fuentedepiedra, en M¨¢laga, no recibi¨® esta primavera la peri¨®dica visita de los flamencos para anidar. A la vista de un suelo agrietado y est¨¦ril, los animales emigraron antes de tiempo a pa¨ªses africanos. A pesar de las penalidades de este a?o, los expertos conf¨ªan en la capacidad de recuperaci¨®n de los ecosistemas. Las cr¨ªas de los ciervos alumbradas el a?o pasado coinciden en las atenciones de sus madres con las nacidas esta temporada. La falta de hojas de arbusto las ha obligado a seguir amamant¨¢ndolas. Pese a los esfuerzos de la naturaleza, el verdadero riesgo contra su integridad no depende s¨®lo de ella. La sequedad de las jaras convierte la sierra y el bosque ib¨¦rico en presa f¨¢cil de los incendios. Este a?o, s¨®lo hasta el 31 de julio, ya hab¨ªan ardido 90.435 hect¨¢reas, seg¨²n el Ministerio de Medio Ambiente (una superficie mayor que la isla de Menorca), un 30% m¨¢s que la media de los ¨²ltimos 10 a?os en el mismo periodo.
Los niveles de precipitaciones en Espa?a, en algunas zonas por debajo de los del desierto (200 mm de m¨¢xima por metro cuadrado), auguran un futuro ennegrecido por la desertificaci¨®n. Para Greenpeace, Espa?a ha entrado en una din¨¢mica de dif¨ªcil retorno en la que las precipitaciones podr¨ªan reducirse hasta un 8% en los pr¨®ximos 55 a?os. Para otros expertos, entre ellos el presidente de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua y premio Goldman de Medio Ambiente, Pedro Arrojo, la situaci¨®n actual es otro de los ciclos habituales de sequ¨ªa que sacuden Espa?a cada diez a?os (el ¨²ltimo, a principios de los noventa). Achacar la actual escasez al cambio clim¨¢tico carece de base cient¨ªfica, seg¨²n Antonio Mestre, del Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa, que prefiere la relatividad al alarmismo. Lo que s¨ª parece probado, seg¨²n Mestre, es que el cambio clim¨¢tico acentuar¨¢ los rasgos de cada territorio.
En un pa¨ªs como Espa?a en el que predomina el clima mediterr¨¢neo seco, la necesidad de un consumo racional es incuestionable. Una asignatura, el ahorro, que llevamos suspendiendo d¨¦cadas si atendemos al gasto medio de cada espa?ol, unos 167 litros por persona y d¨ªa. Al desorbitado consumo hay que sumar el agua que se pierde por deficiencias en la canalizaci¨®n: uno de cada cinco litros, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica.
"Somos nuevos ricos y nos hemos acostumbrado a despilfarrar", afirma Manuel Toharia, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Periodismo Cient¨ªfico. Cada vez que tiramos de la cadena gastamos 15 litros de agua potable. En el Tercer Mundo tienen que conformarse con 10 por persona y d¨ªa. "Espa?a se comporta con el agua como una familia que gana 1.500 euros al mes y gasta 1.800", dice Pedro Arrojo. "Necesitamos apretarnos el cintur¨®n para no ver los embalses secos por un ¨²nico a?o sin lluvias". En s¨®lo 15 d¨ªas de campa?a, la Comunidad de Madrid ha logrado ahorrar el agua equivalente al consumo de 26.000 madrile?os durante dos semanas. Un ¨¦xito en una regi¨®n donde el gasto ha aumentado en los ¨²ltimos 25 a?os casi el doble que la poblaci¨®n.
De todas las soluciones al problema del agua, s¨®lo el ahorro concita un acuerdo un¨¢nime. El resto de medidas abren, con su sola menci¨®n, la caja de los truenos de las viejas rencillas. Los agricultores piden m¨¢s embalses en la cabecera de los r¨ªos, mientras que los ecologistas se preguntan por la conveniencia de una agricultura que consume el 70% del agua y recurre a cultivos de regad¨ªo, como el arroz o el ma¨ªz, en medio de paisajes ocres y arenosos. Tampoco escapa a las cr¨ªticas el modelo de desarrollo de Levante; de ciudades como Murcia que venden la imagen ut¨®pica de campos de golf (12 en construcci¨®n y 50 en proyecto, seg¨²n Ecologistas en Acci¨®n) y urbanizaciones, al tiempo que sus agricultores reclaman para el trasvase m¨¢s hect¨®metros c¨²bicos de los 82 acordados el pasado 1 de julio.
La incipiente sequ¨ªa podr¨ªa convertirse en una de las principales preocupaciones de los espa?oles a partir de septiembre. Hasta que no la suframos, hasta que no comiencen las restricciones en las grandes ciudades y suban los precios de frutas y verduras, seguiremos escuchando los peores augurios como quien oye llover. Pero no llueve.
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