Bethsabet baila en su ba?o
Es sin duda uno de los mejores espect¨¢culos del verano. Una revelaci¨®n en toda regla donde se dan cita ideas con buen baile y la interpretaci¨®n a profundidad con cosas que decir. La naciente compa?¨ªa Atakedona apuesta por la mezcla de estilos, del flamenco a la danza actual, llevadas a una tierra de nadie oscura y ¨¢spera, que conmueve. Son tres artistas interdisciplinares en el teatro Pradillo, de Madrid: Olga Pericet, Claudia Faci y Daniel Do?a (que adem¨¢s coreograf¨ªa), muy diferentes entre s¨ª, pero unidos por su honestidad e inter¨¦s por la experimentaci¨®n y por su calidad en lo t¨¦cnico; tambi¨¦n podr¨ªamos hablar de sensibilidades muy acusadas al servicio de una puesta en escena rigurosa y sobria.
Estaci¨®n seca son dos mujeres y un hombre; ellas son reales, mientras ¨¦l es espectro y catalizador de las fantas¨ªas de ambas, cada una en su mundo. El hombre es vig¨ªa (aparece de negro encaramado a la cercha como el cuervo de los presagios) y luego se desdobla en sensual amante y guardi¨¢n de secretos dom¨¦sticos, inconfesables, pero vitales, un puente de ansiedad y redenci¨®n. Las escenas con agua (ellas se limpian ritualmente como queriendo borrar huellas de bochorno) llevan a otras acciones igualmente desesperanzadas, de b¨²squeda desde la intimidad.
Inevitablemente se piensa en Hendrickje en un r¨ªo (Rembrandt, 1654, National Gallery) por la luz, el ropaje, la humedad sobre la piel, pues las mujeres son otra vez Bethsabet enfrentadas a su destino de p¨¦rdida, y Daniel es David, con el don de la m¨²sica, pero usando el poder para cambiar el curso de los hechos y poseer. La breve intervenci¨®n vocal de Ana Salazar fue exquisita, un b¨¢lsamo a tanta tensi¨®n, un mensaje de aliento a trav¨¦s de la m¨²sica, que todo lo puede.
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