El ataque de Katrina
Ayer pudimos vivir en directo una guerra de los mundos: no la que pensara Wells contra unos despiadados extraterrestres, sino la de la naturaleza desatada con el hurac¨¢n Katrina contra una parte, Luisiana, Misisip¨ª, Alabama y otros territorios, de la mayor potencia de la Tierra. A la espera de calibrar el verdadero efecto de un hurac¨¢n que sigue causando devastaci¨®n y cuyo ojo finalmente esquiv¨® Nueva Orleans, pese a los sufrimientos humanos y a los enormes destrozos causados, esta vez tambi¨¦n ganan los humanos.
?Qu¨¦ diferencia con el tsunami que las navidades pasadas devast¨® el sureste asi¨¢tico! Entonces, a diferencia de Katrina, el ataque natural no fue previsto con antelaci¨®n, ni la gente pudo tomar medidas de precauci¨®n, y las im¨¢genes de desolaci¨®n tardaron algunas horas en llegar. Es la cruz de una sociedad que suma tragedias a su pobreza. Ahora ha tocado la cara de la moneda: ver c¨®mo la ciudad de Nueva Orleans se vaciaba de un mill¨®n de personas, siguiendo la orden oficial de evacuaci¨®n. Es la respuesta de una sociedad rica, avanzada y previsora, con capacidad de anticipaci¨®n. Demasiadas diferencias.
Afortunadamente, las previsiones se equivocaron algo sobre la ruta del hurac¨¢n y su fuerza, que Katrina perdi¨® al volver a tocar tierra, para pasar a una capacidad destructiva de 3, en vez del m¨¢ximo 5. Aun as¨ª, la debilitada tormenta ha tenido una fuerza sobrecogedora, mientras se esperaban los efectos de las torrenciales lluvias e inundaciones. Incluso perdi¨® parte de su tejado el Superdome, el estadio de rugby que las autoridades de Nueva Orleans consideraron el lugar m¨¢s seguro para refugio de los que no pudieron salir en coche -por no disponer de ellos- y estaban en casas, hoteles u hospitales. Los servicios de asistencia en las zonas batidas por Katrina no dieron abasto para atender a la gente, y pasar¨¢n semanas antes de que la zona vuelva a estar habitable.
Las consecuencias van m¨¢s all¨¢ de los dramas individuales y sociales. Luisiana no es s¨®lo uno de los Estados m¨¢s pobres de la Uni¨®n, sino que Nueva Orleans, en la desembocadura del Misisip¨ª, alberga el puerto m¨¢s grande de EE UU, y que en alguna medida ha quedado da?ado. En las aguas cercanas del golfo de M¨¦xico, cerca de la mitad de las plataformas petrol¨ªferas hab¨ªan sido evacuadas y paradas, con efectos para el mundo entero: el precio de crudo Texas volvi¨® a sobrepasar los 70 d¨®lares (aunque cay¨® cuando el Gobierno sugiri¨® la posibilidad de hacer uso de sus reservas estrat¨¦gicas de crudo). La bofetada de Katrina, vivida en tiempo real en las pantallas de televisi¨®n de todo el mundo, nos ha afectado de alguna manera a todos.
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