El Zaragoza une a los Milito

Uno era, y a¨²n lo es, fornido, con el pelo rizado, zurdo y central. El otro, espigado, cabellera lisa, diestro y delantero. Ambos, de peque?os, adoraban el f¨²tbol y detestaban el insistente grito de Mirta, su madre. "?Primero los estudios y luego el f¨²tbol!", voceaba con cara de pocos amigos. Los dos ni?os, con la cabeza gacha, asent¨ªan y garabateaban los cuadernos con presteza para volver al jard¨ªn trasero de la casa para retarse en esas tandas de penaltis que tanto les gustaban. Escog¨ªan un equipo, narraban los jugadores, el golpeo del bal¨®n, las voces del p¨²blico, c¨¢nticos... Y, cuando uno ganaba, ten¨ªa todo el d¨ªa para mofarse del otro. Hasta que volv¨ªan a hacer las porter¨ªas con los jerseys. Pero entre piques y regodeos, siempre forjaban el mismo sue?o: jugar juntos, bien en Argentina, bien en Europa. Eran Gaby y Diego Milito.

Ahora, el Zaragoza ha cumplido sus deseos. Diego Milito, de 26 a?os y que militaba en el G¨¦nova, italiano -equipo que ascendi¨® a Primera, pero que por un presunto soborno est¨¢ condenado a jugar en Tercera-, firm¨® ayer su cesi¨®n por el club aragon¨¦s por dos temporadas. "El acuerdo est¨¢ cerrrado por fax y estamos a la espera de que llegue la documentaci¨®n oficial", dijo el director general del Zaragoza, Jer¨®nimo Su¨¢rez. La entidad se ha reservado una opci¨®n de compra.

Los Milito siempre han estado unidos. M¨¢s aun cuando secuestraron a su padre, hace tres a?os. Pero, futbol¨ªsticamente, aunque han coincidido alguna vez con su selecci¨®n nacional, tomaron caminos dispares. Gaby se fue al Independiente. Diego, al Racing de Avellaneda. Gaby estuvo a punto de firmar por el Madrid, pero fue descartado por una hipot¨¦tica lesi¨®n de rodilla y acab¨® en el Zaragoza. Diego se march¨® al G¨¦nova, el club m¨¢s antiguo de Italia -fundado en 1893- y se convirti¨® en el ¨ªdolo de la afici¨®n. Hasta el punto que le bautizaron como Mil¨ªtico. Y el t¨¦cnico, Serse Cosmi, lleg¨® a bromear: "Si el presidente Enrico Preziosi vende a Diego, le corto una pierna". Cosmi, al final, acept¨® su marcha: su sueldo es excesivo para Tercera.

As¨ª, Diego y Sof¨ªa, su mujer, dejar¨¢n su preciosa casa con vistas al mar en Arenzano para trasladarse a Zaragoza. Y los hermanos Milito seguir¨¢n, esta vez juntos, la tradici¨®n futbol¨ªstica familiar: su padre y abuelo jugaron de forma amateur.