California estudia bajar los impuestos ante el descenso de los rodajes
California est¨¢ perdiendo el tren del celuloide. Un ejemplo: Cinderella man, una de esas pel¨ªculas con un h¨¦roe americano en plantilla, se film¨® en Toronto porque era mucho m¨¢s barato que filmarla en sus calles. "Claro, eso es lo verdaderamente americano, olv¨ªdate de los h¨¦roes. Ahorrar. Filmar en Canad¨¢, que cuesta menos. Nadie se va a dar cuenta. Es una pel¨ªcula. ?Todo es mentira!". El actor Paul Giamatti, uno de sus protagonistas, ironizaba as¨ª recientemente sobre el fen¨®meno que en la ¨²ltima d¨¦cada ha llevado a la mayor¨ªa de las pel¨ªculas estadounidenses a filmarse fuera de sus fronteras. Y California, el Estado rey en la producci¨®n del entertainment medi¨¢tico, est¨¢ tan preocupada que est¨¢ dispuesta a cambiar su pol¨ªtica fiscal para recuperar la producci¨®n. Seg¨²n la Entertainment Industry Development Corporation, el n¨²mero de pel¨ªculas filmadas en California (fuera de los estudios) ha pasado de 13.980 en 1996 a 8.707 el pasado a?o.
Y no es que se hayan dejado de hacer pel¨ªculas. Las producciones se han fugado a pa¨ªses m¨¢s baratos como Canad¨¢, o a Estados como Illinois, que se han dado cuenta de las perspectivas de negocio y ofrecen suculentos incentivos fiscales para los cineastas. En el caso de Luisiana, donde se film¨® Ray, estas nuevas pol¨ªticas han provocado que las inversiones en cine y televisi¨®n de ese Estado se disparen de los 20 millones de d¨®lares de 2002 a los 425 que se proyectan para este a?o.
California est¨¢ contemplando la posibilidad de seguir el ejemplo de Nueva York, otro gran centro de producci¨®n cinematogr¨¢fica que debido a sus altos impuestos vio menguar su producci¨®n tras la crisis del 11-S y que el a?o pasado, tras instaurar un plan de beneficios fiscales y pr¨¦stamos a bajo inter¨¦s por valor de 25 millones de d¨®lares, consigui¨® recuperar el ritmo y por tanto, poner a trabajar a unos cuantos miles de t¨¦cnicos. "No se trata de ayudar a los grandes estudios ni a las grandes estrellas. Se trata de dar trabajo a los el¨¦ctricos, a los maquilladores, a los localizadores a los asistentes de c¨¢mara...", comentaba recientemente en The New York Times Barry Broad, que trabaja con el sindicato de transportistas de cine, que agrupa a 8.000 personas y al American Federation of Television and Radio Artist, que agrupa a 40.000. Ellos son los principales afectados ante la fuga de los rodajes ya que los productores normalmente reciben compensaciones fiscales por contratar a los t¨¦cnicos locales o incluso se ahorran millones de d¨®lares al poder contratar en el extranjero a profesionales que no est¨¢n respaldados por los poderosos sindicatos del cine estadounidense.
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