"Hago cine para poder ir al mar"
El cineasta japon¨¦s Takeshi Kitano ha presentado en Par¨ªs su duod¨¦cimo largometraje como director, una especie de compendio de toda su obra, titulado Takeshis y que tambi¨¦n hubiera podido llamarse Kitanos 12 e mezzo, tan evidente es su filiaci¨®n felliniana.
Pregunta. Usted encarna en el filme dos personajes: a Beat Takeshi, que es un triunfador c¨ªnico y violento, y al se?or Kitano, un modesto actor al que nadie respeta.
Respuesta. He querido encarnar a un actor sin ¨¦xito porque en Jap¨®n todo el mundo los menosprecia. Los actores tienen la particularidad de perseverar en su empe?o, de seguir queriendo ser actores a pesar de que no les ofrezcan papeles. Eso los hace risibles a los ojos del resto de la sociedad, que no admite que no cambien de oficio. Me imagino lo que habr¨ªa pasado conmigo si no hubiera obtenido ¨¦xito.
"No s¨¦ lo que voy a hacer a partir de ahora. Quiz¨¢ ya s¨®lo puedo morirme..."
"No hay que olvidar que en Jap¨®n la democracia es resultado de una imposici¨®n"
P. Takeshis es un filme que remite a todo lo que ha hecho hasta ahora...
R. Pero lo es casualmente, porque en realidad se trata de una suma de sue?os, de sue?os m¨ªos y de sue?os que puedo atribuir a los personajes. Es verdad que hay varios elementos que remiten a Sonatine (1993) como tambi¨¦n lo es que Takeshis puede aparecer como un final de etapa. No s¨¦ lo que voy a hacer a partir de ahora. Quiz¨¢ ya s¨®lo puedo morirme...
P. Un elemento distintivo de su estilo son los cambios de tono.
R. ?Forman parte de mi personalidad, de mi verdadera naturaleza! Es cierto que eso antes era instintivo y ahora es m¨¢s consciente pero tambi¨¦n lo es que en Takeshis hilvano una serie de sue?os. Si las mujeres que aparecen en la pel¨ªcula son as¨ª, castradoras o infantiles y perversas, es porque son fruto de pesadillas, no porque yo las crea as¨ª. No hay que buscarle explicaciones surrealistas a la pel¨ªcula porque no lo es. El adjetivo irrealista o, mejor dicho, arrealista me parece m¨¢s adecuado.
P. Las explosiones de violencia transitan el relato, favorecen las transiciones de un mundo a otro.
R. La pel¨ªcula transcurre en el Jap¨®n contempor¨¢neo, en buena parte toma como referencia el universo de los yakuzas. Si tratase de la guerra de Troya nadie me preguntar¨ªa por la violencia. Un filme con un solo asesinato o con ning¨²n muerto puede ser mucho m¨¢s violento que otro repleto de cad¨¢veres y hemoglobina. Lo que s¨ª puedo asegurarle es que es mi pel¨ªcula m¨¢s libre y complicada en cuesti¨®n de montaje. Las secuencias pod¨ªan ordenarse de mil maneras distintas, el orden definitivo hubiera podido ser otro. Es la l¨®gica de los sue?os.
P. En Takeshis lo falso es objeto de tratamiento para que aparezca como aut¨¦ntico y lo aut¨¦ntico puede convertirse en la mayor ficci¨®n.
R. Toda la estructura del filme est¨¢ montada sobre la contraposici¨®n entre dos personajes, y los dos los interpreto yo, aunque a cada uno le he suministrado sue?os bien distintos. La suma de todo eso es el sue?o de un realizador. Otra cosa es que, en alg¨²n momento, me permita alertar sobre el peligro de un mundo en el que la posibilidad de recreaci¨®n digital va tomando m¨¢s y m¨¢s importancia, en el que es cada vez m¨¢s dif¨ªcil distinguir lo que es verdadero de lo falso o, mejor dicho, reconstituido.
P. Su personaje es m¨¢s hier¨¢tico que en sus primeras pel¨ªculas.
R. Tras mi accidente de moto y las operaciones a las que tuve que someterme he perdido parte de mi agilidad. Pero qui¨¦n sabe, si Takeshis es un fiasco econ¨®mico, entonces no me quedar¨¢ m¨¢s remedio que volver a saltar como antes.
P. Usted asegura que para un pa¨ªs que se enriquece es imposible salvaguardar su cultura.
R. El acceso a la comunicaci¨®n, el saber lo que pasa en los otros lugares, puede ser magn¨ªfico pero Internet tambi¨¦n puede ser una v¨ªa de esclavizaci¨®n, de sometimiento a un nuevo tipo de colonialismo. El enriquecimiento de Jap¨®n ha ido parejo a la desaparici¨®n de su cultura tradicional. Hoy, en nuestro pa¨ªs, como en muchos otros, el dinero es el aut¨¦ntico motor de la sociedad. No hay que olvidar que en Jap¨®n la democracia no es el resultado de una conquista popular sino de una imposici¨®n. Tenemos una cultura muy superficial de la libertad y de la igualdad. Buscamos aplastar a todo aqu¨¦l que sale de la norma, negar lo que existe fuera de las reglas sociales.
P. ?No hay ah¨ª una relaci¨®n con el papel que juega la violencia en su relato?
R. Es posible. Somos un pa¨ªs tan disciplinado que eso tiene que explotar por alg¨²n lado. Internet en Jap¨®n es el veh¨ªculo de una extraordinaria explosi¨®n de violencia y de todas las formas imaginables de sexualidad. Hay gente pidiendo ayuda para suicidarse y personas que se ofrecen para suicidar a quien haga falta de todas las maneras posibles.
P. La pel¨ªcula se termina junto al mar.
R. El mar es el lugar al que quer¨ªa ir de peque?o y al que no me llevaban nunca porque no dispon¨ªamos de medios. Me parece que si hago cine es para poder ir al mar.
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