De mucho m¨¦rito
Vinieron a San Sebasti¨¢n los "eternos rivales, eternos amigos" de Bilbao con una propuesta musical ambiciosa y largamente elaborada, nada menos que el R¨¦quiem de guerra, de Britten, para as¨ª integrarse en el ciclo alrededor de los 60 a?os del final de la II Guerra Mundial que ha organizado la Quincena. Vinieron la Sinf¨®nica y la Coral de Bilbao con esp¨ªritu generoso y exigente a dar lo mejor de s¨ª mismos, con una obra hermosa. Cuidaron todo con detalle desde la distribuci¨®n y calidad de los solistas a la colocaci¨®n del coro infantil. Propusieron una planificaci¨®n sonora nada grandilocuente que si se caracterizaba por algo era por la contenci¨®n y prudencia. Con Juanjo Mena en gran organizador, para demostrar lo que esta orquesta ha progresado con ¨¦l. Y con la Sociedad Coral de Gorka Sierra seria y entregada para dejar claro en la c¨¢tedra del canto coral que los de Bilbao tambi¨¦n tienen su corazoncito. Tuvo todo mucho m¨¦rito. Fue algo que va m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de un concierto: fue una jornada musical testimonial, fraternal, emocionante.
Quincena Musical de San Sebasti¨¢n
War requiem, de Benjamin Britten. Orquesta Sinf¨®nica y Sociedad Coral de Bilbao. Director: Juanjo Mena. Con Nancy Gustafson, Agust¨ªn Prunell y Tomas Mohr. Les Arts Florissants. Director: William Christie. Obras de Charpentier y Purcell. Auditorio Kursaal, San Sebasti¨¢n, 30 y 31 de agosto.
Y tuvo tambi¨¦n mucho m¨¦rito la comuni¨®n de m¨²sicos y p¨²blico en la primera visita a San Sebasti¨¢n de William Christie y Les Arts Florissants con un programa nada convencional dedicado a Marc-Antoine Charpentier y Henry Purcell. Un programa exigente, cuidado hasta el m¨ªnimo detalle, de gran hermosura, que Christie y los suyos bordaron en una de esas realizaciones que rozan la perfecci¨®n. Las odas, himnos y canciones de Purcell, en particular, fueron expuestas con un extra?o poder de comunicaci¨®n y la poes¨ªa del Barroco vol¨® alta.
La recta final de la Quincena est¨¢ insistiendo en contrastes musicales tan se?alados como los de estos dos conciertos aqu¨ª comentados. La filosof¨ªa de la imprescindible cita anual donostiarra se recrea precisamente en un eclecticismo contemplado desde la calidad y el esfuerzo interpretativos.
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