?Restricciones de agua?
El peor periodo de sequ¨ªa desde que hay registros fiables se produjo en la primera mitad de la d¨¦cada de los noventa del siglo pasado, cuando, tras varios a?os consecutivos con un r¨¦gimen de lluvias inferior a la media, las restricciones de agua afectaron a 11 millones de espa?oles y la agricultura tuvo p¨¦rdidas por unos 9.000 millones de euros. La ministra de Medio Ambiente ha advertido que, de mantenerse la situaci¨®n actual, podr¨ªa haber restricciones. Ya la padecen muchos cultivos de regad¨ªo en las cuencas mediterr¨¢neas.
El agua almacenada en los pantanos -tres de los ¨²ltimos cuatro a?os anteriores fueron muy o bastante lluviosos- ha permitido evitar por ahora restricciones al consumo, aunque hay algunas poblaciones de la margen izquierda del Ebro a su paso por Arag¨®n y 27 municipios catalanes que se abastecen con camiones cisterna. Todo apunta a que, a partir de este oto?o, la mayor parte de la Pen¨ªnsula al sur del Duero entrar¨¢ en la fase t¨¦cnicamente denominada "de alerta", de manera que los usos de agua que no sean de boca sufrir¨¢n restricciones y se reducir¨¢n las dotaciones por habitante para los abastecimientos en Catalu?a.
Las confederaciones hidrogr¨¢ficas aceleran estos d¨ªas la elaboraci¨®n de protocolos de sequ¨ªa, un suced¨¢neo de los aut¨¦nticos planes que deber¨ªan haberse aprobado en 2003, como exig¨ªa la Ley del Plan Hidrol¨®gico Nacional. Ha tenido que sonar la alarma para que se elaboren a toda prisa directrices sobre las medidas que deben tomarse en cada momento en funci¨®n de la evoluci¨®n de las reservas de agua existentes. Santa B¨¢rbara, cuando truena: entre las 57 obras de emergencia aprobadas recientemente por 392 millones de euros, varias son de rehabilitaci¨®n de obras que se ejecutaron para la sequ¨ªa del periodo 1992-95 y despu¨¦s se abandonaron.
En a?os cr¨ªticos, las soluciones de emergencia basadas en trasvases resultan conflictivas, como ahora se est¨¢ viendo con el enfrentamiento entre Castilla-La Mancha y Murcia por un peque?o trasvase desde el Tajo. Por ello, los expertos consideran necesario impulsar los bancos de agua y la transferencia de derechos de concesi¨®n entre los distintos usuarios. Y acomodar el consumo a las disponibilidades. Para ello ser¨¢ probablemente preciso aproximar el precio del agua a su coste real. Pero tambi¨¦n acomodar los usos sociales -urbanizaciones con c¨¦sped y piscina- a la realidad de un bien escaso. Que ello es viable lo demuestra que desde que comenz¨® a hablarse de sequ¨ªa, los seis millones de usuarios del Canal de Isabel II, que abastece a la Comunidad de Madrid, han reducido un 10% el consumo.
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