La victoria y los aliados
A diferencia de tantos otros conflictos a lo largo de la historia, invariablemente considerados como sinsentidos y tragedias, la Segunda Guerra Mundial ha terminado por configurarse como un enfrentamiento moral y ejemplarizante, en el que un heterog¨¦neo grupo de aliados se vio forzado a combatir el mal absoluto. La utilizaci¨®n ideol¨®gica de esta manera de contemplar el pasado ha ido variando a medida que los acontecimientos se alejaban en el tiempo, pero la idea de que el mundo se convirti¨® en el inmenso teatro de una lucha escatol¨®gica entre 1939 y 1945 ha llegado a impregnar, en cualquier caso, la pr¨¢ctica totalidad de los discursos pol¨ªticos e historiogr¨¢ficos sobre una carnicer¨ªa que se cobr¨® cuarenta millones de v¨ªctimas. Puesto que el nazismo fue declarado el estadio m¨¢s bajo jam¨¢s alcanzado por la humanidad, las atrocidades perpetradas por alguno de los reg¨ªmenes que lo combatieron, como el estalinismo, quedaron en buena parte sobrese¨ªdas. De igual manera, algunos m¨¦todos empleados por los vencedores durante el combate, y entre ellos el bombardeo sistem¨¢tico de las ciudades alemanas y japonesas, siguen siendo objeto de controversia, como si la condici¨®n perversa del nazismo invitase a reconsiderar el imperativo de que el fin no justifica los medios.
POR QU? GANARON LOS ALIADOS
Richard Overy
Traducci¨®n de Jordi
Beltr¨¢n Ferrer
Tusquets. Barcelona, 2005
499 p¨¢ginas. 25 euros
Aunque Richard Overy abor-
da con mayor o menor profundidad estos y otros aspectos en Por qu¨¦ ganaron los aliados, el grueso de su reflexi¨®n se centra sobre otra de las consecuencias derivadas de la visi¨®n escatol¨®gica que se ha generalizado sobre la Segunda Guerra Mundial: la de que, puesto que se trataba de una lucha contra el mal, el bien acabar¨ªa por triunfar tarde o temprano. Frente a esta soterrada convicci¨®n, frente a este sobreentendido que ha ido asent¨¢ndose con los a?os, Overy recuerda la idea elemental de que el resultado no estaba previamente decidido, y organiza la totalidad del material historiogr¨¢fico de su estudio en torno a la incertidumbre que se cierne sobre el desenlace, al menos hasta 1943. En cada uno de los cap¨ªtulos la victoria parece dar vueltas como una moneda en el aire y Overy se esfuerza por aclarar las razones sustantivas y los golpes de suerte que la decantaron a favor de los aliados. Al tiempo, intenta transmitir con notable ¨¦xito una saludable inquietud retrospectiva ante la evidencia de que, por muy poco, las cosas pod¨ªan haber sucedido de otra manera.
El hecho de que Overy, uno de los mejores especialistas en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, parezca conformarse con los datos ya conocidos sobre el conflicto no debe llamar a enga?o: se trata de la condici¨®n necesaria para poner el acento en lo que de verdad le importa en esta ocasi¨®n. La originalidad de Por qu¨¦ ganaron los aliados no radica, as¨ª, en la revelaci¨®n de hechos ignorados, sino en la explicaci¨®n alternativa que ofrece para los que ya se sab¨ªan. A trav¨¦s de este procedimiento, Overy contradice algunos de los t¨®picos vigentes en los grandes estudios sobre la Segunda Guerra Mundial, como el de que la superioridad en hombres y armamento de los aliados hac¨ªa previsible el resultado. Antes por el contrario, esa superioridad no era un punto de partida en el conflicto, sino que se alcanz¨® gracias a decisiones adoptadas por los l¨ªderes de los pa¨ªses en guerra. Hasta ahora, se admit¨ªa la capacidad de Estados Unidos para orientar su econom¨ªa hacia la producci¨®n militar, pero no se valoraba en su adecuada proporci¨®n la capacidad equivalente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tras las batallas de Kursk y Stalingrado. Para Overy, ah¨ª se encuentra una de las claves de la victoria aliada y, a la vez, una de las m¨¢s sorprendentes paradojas que provoc¨® la guerra: el hecho de que las democracias deban parte de su victoria sobre el totalitarismo a un r¨¦gimen totalitario.
Lejos de abundar en las explicaciones que vinculan la suerte de la guerra con un acontecimiento ¨²nico y decisivo, ya sea la decisi¨®n nazi de invadir la Uni¨®n Sovi¨¦tica o el resultado de grandes operaciones como el desembarco de Normand¨ªa, Overy pone en conexi¨®n las fuerzas materiales y espirituales presentes en uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de la historia. Y la conclusi¨®n a la que llega es que la pregunta de Por qu¨¦ ganaron los aliados no se puede responder con un listado taxativo de razones, sino con un fresco, siempre aproximado, siempre incompleto y hasta misterioso, de unos meses terribles entre 1942 y 1943.
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