Macro-micro
El golpe de efecto de la semana -?oh!- es esa macrooperaci¨®n de absorci¨®n energ¨¦tica de Gas Natural a Endesa por 22.000 millones de euros, una m¨®dica cantidad que s¨®lo los gigantes llevan en la cartera. Para quien acostumbra a contar en c¨¦ntimos el aumento de la gasolina, ?no es un desaf¨ªo excitante imaginar juntos esos 22.000 millones de euros? La ex¨¦gesis de la noticia tiene sus vueltas pol¨ªticas, econ¨®micas, ambientales y hasta patri¨®ticas: ?qu¨¦ ricos son los catalanes!, dicen con envidia prohombres y comentaristas externos, ?he ah¨ª la potencia de la marca Catalu?a!, se se?ala aqu¨ª. Otro l¨ªo.
La globalizaci¨®n, parece, empieza por uno mismo, pero el dinero, como dijo Musil, "es tan cosmopolita como provinciano". El dinero es su sombra, apostillar¨ªa Eugenio Tr¨ªas, un producto tan genuinamente humano y antihumano que marca una frontera cuando se exhibe sin l¨ªmites. La pol¨ªtica del l¨ªmite que tan bien describe Tr¨ªas en su excelente ensayo La pol¨ªtica y su sombra (Anagrama) -una muestra de otra cara catalan¨ªsima- deber¨ªa tener su complemento en la econom¨ªa del l¨ªmite para descubrir el derroche, la avalancha. Seny y rauxa, equilibrio y exceso: vivimos d¨ªas de rauxa. La macrooperaci¨®n ha desbordado todas las previsiones y fantas¨ªas: el mundo sabr¨¢ lo que somos, estamos en el mapa. No producimos energ¨ªa, pero la controlaremos y la venderemos, en catal¨¢n. La cosa ya se compara con una nueva industrializaci¨®n.
Un suceso de tal categor¨ªa merece, al menos, su microsociolog¨ªa. Uno de los hombres de este nuevo milagro catal¨¢n, el presidente de Gas Natural, ha dicho que "ahora se ha puesto el semen de un embarazo cuyo fruto se ver¨¢ en nueve meses", lo cual deja claro qui¨¦n es qui¨¦n en esta operaci¨®n, qui¨¦n manda y por qu¨¦. Esquilo y Arist¨®teles ya explicaron que "no es la madre quien pare lo que llamamos su hijo: ella es nodriza del germen que en ella se ha sembrado. Quien da a luz es el hombre que la ha fecundado". ?Son necesarias m¨¢s aclaraciones sobre la paternidad de la macrocriatura y la vigencia local de tradiciones pegadas al alma? El patriarcado hoy se mide y se materializa en miles de millones de euros.
Recuerdo a Pierre Bourdieu explicando en Barcelona c¨®mo una super-Opa de aquellas que se pusieron de moda en los a?os noventa representaba el sue?o contempor¨¢neo de la ultravirilidad: "La fusi¨®n y absorci¨®n de empresas, eso es poder", dec¨ªa el soci¨®logo franc¨¦s, "?llegaremos a la empresa ¨²nica?". Hela aqu¨ª, con unos a?os de retraso, eso s¨ª. ?ste es nuestro ritmo: cuando todo el mundo se interesa por las microempresas, los microcr¨¦ditos y la democratizaci¨®n de las finanzas para recuperar la iniciativa personal como motivaci¨®n y motor econ¨®mico indispensable -v¨¦ase el excelente libro de Mar¨ªa Nowak La r¨¦volution du microcr¨¦dit, reci¨¦n aparecido en Francia- aqu¨ª entronizamos la macrodimensi¨®n freak como respuesta a los problemas b¨¢sicos. El exceso es un sue?o de la raz¨®n.
Dios nos libre, pues, de un apag¨®n energ¨¦tico como el que ha sufrido el viejo sur de Estados Unidos. El mundo cambia de dimensiones: lo macro puede fascinar como Gulliver en el pa¨ªs de los liliputienses, pero lo micro tambi¨¦n nos quita el hipo y nos deja mudos. Ah¨ª est¨¢n estos 35 millones de m¨®viles que poseen 43 millones de espa?oles, ?qu¨¦ es el m¨®vil, sino una miniaturizaci¨®n del mundo? Obs¨¦rvese que esta miniaturizaci¨®n pasmosa del espacio y del tiempo a trav¨¦s de la maravilla del tel¨¦fono m¨®vil es, en s¨ª misma, otro peque?o monstruo. Tambi¨¦n Nueva Orle¨¢ns se qued¨® sin m¨®viles y, por tanto, sin habla. "La revoluci¨®n de las dimensiones es lo m¨¢s importante que ha sucedido en el siglo XX", me dijo el periodista Andr¨¦ Fontaine hace unos a?os. Perdidos entre lo micro y lo macro, s¨®lo faltaba que una superempresa le disputara el sue?o, la marca, la fantas¨ªa, la grandeur, al Estatut. Ah, el equilibrio, el seny: qu¨¦ nostalgia de normalidad.
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