El maestro del enga?o
Eladio Jim¨¦nez logr¨® su victoria so?ada en su cima m¨ªtica
Dentro de ese cuerpecillo que maneja con garbo y alegr¨ªa la bicicleta, se esconde, aunque muchas veces no lo parezca, un ciclista serio; dentro de esa cabeza que parece estar siempre a p¨¢jaros, fantasiosa, infantil, de ese aire atolondrado se esconde una mente fr¨ªa y calculadora. Eladio Jim¨¦nez, Layi para los amigos, es un ciclista que da el pego. En todos los sentidos. Uno podr¨ªa pensar que cuando se entrena las ma?anas de invierno y escarcha por la socampana mirobrigense, entre dehesas de encinas, suelo rico y reses bravas, pedalea llevando en la cabeza la faena so?ada, el natural interminable, cadencioso, el paso de pecho profundo para abrochar la tanda, que va so?ando con el maletilla que quiere ser Jos¨¦ Tom¨¢s o Joselito, sus ¨ªdolos taurinos, que piensa que quiz¨¢s un d¨ªa llegar¨¢ a ganar el Bols¨ªn Taurino de Ciudad Rodrigo y torear en la plaza una tarde de carnaval, un bot¨®n charro cerrando su capa, pero no, en realidad con lo que sue?a Layi es con los Lagos de Covadonga, con ser un d¨ªa Perico Delgado.
Enga?a Layi. El quinto d¨ªa de la Vuelta, en Cuenca, ya lleg¨® en el pelot¨®n de rezagados, a casi ocho minutos de los sprinters, y alguien le pregunt¨® que si estaba mal. "?Mal, yo? ?Qu¨¦ va!", respondi¨® Layi con su risa m¨¢s grande. "Lo que pasa es que hasta que no se aclare Belda sobre qui¨¦n es el l¨ªder del equipo, hasta que no nos d¨¦ un papel a cada uno, yo voy a ir a lo m¨ªo. Voy a perder tiempo cuando pueda para poder fugarme y ganar una etapa buena". Un par de d¨ªas despu¨¦s se meti¨® en una fuga y se encontr¨®, como quien no quiere la cosa, con el maillot de rey de la monta?a, lo que no dejaba de ser un incordio. "Nada, con ese jersey carmes¨ª no pod¨ªa moverme tranquilo", dice Jim¨¦nez. "No pod¨ªa ni meterme en los cortes, porque siempre ven¨ªa alguien a vigilarme. As¨ª que lo que tuve que hacer fue dejarlo enseguida, dejar que otros me sacaran los m¨¢ximos puntos posibles para dejar de ser un peligro".
Por eso ayer tuvo que hacer el parip¨¦ en los puertos de segunda y tercera previos a la subida a los Lagos, que afront¨® en un nutrido grupo de escapados. "Iba consentido en la fuga porque todos pensaban que iba a por puntos para la monta?a", explica; "as¨ª que tuve que fingir que me picaba con Joaqu¨ªn Rodr¨ªguez, el l¨ªder de la monta?a, pero en realidad fui guardando, guardando".
Y as¨ª Layi, nacido en 1976 en Ciudad Rodrigo, a?os de formaci¨®n y maduraci¨®n en el Banesto de Unzue y Ech¨¢varri, a?os de esplendor en el Kelme y el Comunidad Valenciana de Belda, lleg¨® a la curva de la Hospeder¨ªa del Peregrino, se plant¨® sobre la bici y dijo adi¨®s a todos sus compa?eros de fuga. Subi¨® so?ando con ser Perico, eso dice, pero le traicion¨® su gesto final, al cruzar la meta, un derechazo largo y templado desde lo alto del sill¨ªn que tambi¨¦n habr¨ªa firmado Joselito.
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