Tradici¨®n
Aqu¨ª estamos, una vez m¨¢s, en el d¨ªa de la n¨¢usea y la barbarie. Como todos los segundos martes de septiembre, hoy vuelven a torturar lentamente a un toro hasta la muerte, atraves¨¢ndole salvajemente con lanzas de tres metros de longitud, pinch¨¢ndole y taj¨¢ndole por todas partes en esa org¨ªa de sadismo demencial que algunos energ¨²menos insisten en llamar fiesta tradicional. Estoy hablando del Toro Alanceado de Tordesillas, una brutalidad que vuelve a colocar a esa hermosa e hist¨®rica villa en el punto de mira del desprecio internacional y de la verg¨¹enza. ?Por qu¨¦ permitir que un pu?ado de zopencos sin escr¨²pulos (porque estoy segura de que la mayor¨ªa de los habitantes de la zona no disfrutan de esta salvajada) vuelvan a ensuciar el prestigio y el nombre de la ciudad, haci¨¦ndola sin¨®nimo de la violencia m¨¢s perversa, de la delectaci¨®n en el dolor de los verdugos? El toro de 2000, por ejemplo, fue traspasado de un costado a otro por una lanza, y as¨ª, ensartado como una aceituna, aguant¨® a¨²n de pie 35 minutos mientras le segu¨ªan hurgando, taladrando y mutilando con cien hierros m¨¢s. ?De verdad es este el espect¨¢culo que quieren ofrecer como muestra de la cultura y el car¨¢cter de Tordesillas? ?De verdad son estos los valores que quieren inculcar a sus hijos? ?La ausencia total de compasi¨®n, el desprecio al sufrimiento, el regocijo ante la tortura de un ser vivo?
La ¨²nica justificaci¨®n que ofrecen de esta atrocidad injustificable es que es "tradicional", es decir, antigua. Y tanto. Es enormemente antigua y primitiva, perteneciente a un mundo feroz que, por fortuna, nuestra sociedad ha ido superando poco a poco. Esos verdugos que se solazan agujereando las tripas del toro no aceptar¨ªan sin embargo otras tradiciones, como, por ejemplo, que el noble feudal desvirgara a sus hijas por el antiguo derecho de pernada, o que ellos mismos pudieran ser colocados en el potro y descoyuntados, sin juicio previo, por cualquier menudo enfrentamiento con el poder (hasta el siglo XVIII, la tortura era algo totalmente aceptado). En fin, todas esas tradiciones tan estupendas y tan medievales de las que la salvajada del Toro de Tordesillas no es m¨¢s que un repugnante y obsoleto residuo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.