Arte de sospechar
No s¨¦ si recuerdan ustedes, los m¨¢s veteranos, c¨®mo empezaban aquellos tebeos de Roberto Alc¨¢zar: "Pedr¨ªn, esos tipos me huelen mal. Sig¨¢mosles". El intr¨¦pido detective espa?ol, y su joven ayudante, emprend¨ªan as¨ª una nueva aventura que, invariablemente, acababa con la detenci¨®n de unos peligrosos malhechores. Y todo se deb¨ªa al fino instinto de aquel agente especial de la dictadura para olfatear delitos. Pues ¨¦stos del PP se ve que quieren imitarlo, s¨®lo que hasta ahora no dan con la tecla. Tal vez porque son demasiado ambiciosos y su actitud ante la vida les lleva a sospechar de todo. Y claro, eso es demasiado. O tal vez se deba a una estrategia pol¨ªtica que, con el tiempo, puede convertirlos en finos estilistas del arte de sospechar, pero tambi¨¦n dar con ellos en el div¨¢n del psiquiatra:
-A ver, desde cu¨¢ndo le pasa eso, se?or Arenas.
-Exactamente desde el 11-M. No consigo quitarme de la cabeza la sospecha del verdadero autor intelectual.
-?Y de qu¨¦ m¨¢s sospecha usted?
-Pues ahora sospecho de la gu¨ªa telef¨®nica. No veo en ella m¨¢s que parientes de consejeros del PSOE colocados en la Junta. Tambi¨¦n sospecho de la Internacional Comunista, que se ha valido de los presupuestos del Ayuntamiento de Sevilla para costear en Venezuela un encuentro de j¨®venes revolucionarios contra nuestro amigo George Bush. Y desde luego tengo serias sospechas de que el R¨¦gimen de Chaves y la Naci¨®n de Maragall no hayan urdido la OPA catalana contra Endesa, para romper Espa?a, ya sabe.
-Ya. Pero, d¨ªgame: ?usted desea curarse?
-Sospecho que no.
Ah¨ª lo tienen. Lo malo de la sospecha es que es indestructible. Todav¨ªa la duda puede resolverse con una evidencia o con un silogismo adecuado. La sospecha no, la sospecha es la piedra berroque?a del pensamiento. Parapetado detr¨¢s de ella, uno puede disparar tranquilo contra todo bicho viviente.
-Oiga, que ha matado usted un lince ib¨¦rico.
-Lo siento. Sospechaba que era del PSOE.
Pero lo peor de todo es que es contagiosa. Yo mismo empiezo a sospechar si no ser¨¦ portador del virus maligno. Tuve los primeros s¨ªntomas este verano, cuando le¨ª que Esperanza Aguirre hab¨ªa otorgado licencias de televisi¨®n a voleo, pero s¨®lo entre amigos de Aznar y de Rouco Varela. Se me fue agudizando cuando supe que la Universidad del Pa¨ªs Vasco anda concediendo licenciaturas a terroristas en busca y captura. Ah¨ª ya me tom¨¦ el pulso y me met¨ª a la cama. Pero no crean que uno se zafa f¨¢cilmente de esto. C¨®mo ser¨¢, que hasta he empezado a sospechar de Maragall. De si sus continuos gui?os a los andaluces no ser¨¢n m¨¢s bien cantos de sirena. Y no digamos del capitalismo catal¨¢n, con eso de la OPA. Si no estar¨¢ tramando una estrategia diab¨®lica, m¨¢s all¨¢ del separatismo o del secesionismo, y que en modo alguno pretende irse de Espa?a. Lo que pretende es convertir a Espa?a en una extensi¨®n comercial de Catalu?a. Cosa que, bien mirada, es la mejor manera de que no se vayan. No s¨¦ si me entienden. Sospecho que s¨ª.
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