Ayer triunf¨® el m¨²sculo
Lo de ayer fue un triunfo muscular sin lugar a dudas. Piensa uno en fr¨ªo en El Fandi, y es bien f¨¢cil imaginarlo corriendo la banda como un ob¨²s, llegar a la l¨ªnea de fondo y pasar hacia atr¨¢s en lo que se llama el "pase de la muerte" futbol¨ªsticamente hablando. Lo suyo es hacer alarde de sus portentosas facultades corriendo, saltando y volviendo tarumba al toro que, con la jupa que le pega el granadino, acaba hecho unos zorros. Enardece, claro. Se mete al personal en el bolsillo, natural, que de eso se trata, y luego, tan ricamente, a vivir de las rentas, porque lo que es con la muleta todo se reduce a oficio y a la soltura evidente que da la pr¨¢ctica. No tuvo sentimiento nunca y no lo va a haber encontrado ahora. Tampoco es que se le exijan porque eso, como se sabe, o se tiene de nacimiento o naranjas de la China.
Guti¨¦rrez Lorenzo / El Fandi, Manzanares, El Capea
Toros de Ver¨®nica y Pedro Guti¨¦rrez Lorenzo, bien presentados, muy agradables de cabeza, d¨®ciles y blandos; al 1? se le dio la vuelta al ruedo. El Fandi: estocada (dos orejas); desprendida (dos vueltas). Manzanares hijo: media -aviso-, media (saludos); estocada (saludos). El Capea: estocada y descabello (vuelta); estocada (saludos). Plaza de La Glorieta, 15 de septiembre. 5? de feria. Poco m¨¢s de media entrada.
El barullo organizado por El Fandi y el l¨ªo presidencial con los pa?uelos y las orejas fue lo sobresaliente. Se pas¨® con la segunda concedida a El Fandi. Se pas¨® cinco o seis pueblos d¨¢ndole la vuelta al ruedo al toro (una varita acostado y s¨®lo docilidad y fijeza). Se qued¨® injustamente corto con El Capea, para el que se pidi¨® la oreja y luego le perdon¨® un aviso en el sexto. O sea, que entre la exhibici¨®n atl¨¦tica de El Fandi, la empanada mental del us¨ªa y la bondad lanar de los toros anduvo la tarde.
Manzanares hijo cuid¨® mimosamente a su primero rematando todos los pases por arriba en una faena limpia y despegada que no result¨® exactamente emocionante por la falta de toro. En el quinto, el trasteo no tuvo color y la ligaz¨®n fue inexistente. Pases de uno en uno, alguno de buen corte, pero una faena sin cuerpo ni consistencia.
El Capea, tronchado, toreando con todo el cuerpo, estuvo tesonero y decidido con su primero, dentro de ese corte que tiene su toreo que no brilla precisamente por la injundia. En el sexto mantuvo el mismo nivel, sin pasar de lo meramente voluntarioso.
En l¨ªneas generales, la corrida estuvo bien presentada salvo el segundo, que result¨® una chispita esmirriado. El primero, personalmente pienso que era como un zapatito, bajo de agujas, corto de manos, rematado y lustroso. Como adem¨¢s no era lo que se dice agresivo de cara, sino todo lo contrario, un amiguete simp¨¢tico, deb¨ªa dar gusto estar delante de ¨¦l. Y es de lo que se trata desde un punto de vista comercial, de criar toros agradables, que intimen con uno, que se lleven bien con los toreros y que se los disputen las figuras o similares.
En eso no hay m¨¢s remedio que darles la raz¨®n a los ganaderos y felicitar a quienes lo consiguen, teniendo en cuenta que la ganader¨ªa no es ni m¨¢s ni menos que un negocio donde lo rom¨¢ntico suena a chino.
?Que tiran a borregos? Pues que tiren, pero ah¨ª est¨¢n, vendidos como rosquillas y, adem¨¢s, se supone, a un precio la mar de apa?adito. Si encima resulta que un despiste presidencial may¨²sculo decide que hay que dar la vuelta a uno de esos amistosos animales, ?miel sobre hojuelas! La felicidad total.
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