La reforma econ¨®mica llega a las urnas
La Agenda 2010 puede costarle a Schr?der la canciller¨ªa justo cuando empieza a hacer efecto
Antes de que saliera al mercado, el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, ya se hab¨ªa hecho con un ejemplar de la revista brit¨¢nica The Economist del 20 de agosto, cuya portada muestra el ¨¢guila del escudo alem¨¢n sacando m¨²sculos bajo el t¨ªtulo La sorprendente econom¨ªa alemana. Schr?der encontr¨® la ocasi¨®n perfecta para sacarse la revista del bolsillo en una entrevista en televisi¨®n: sus reformas surt¨ªan efecto, hasta la prensa extranjera lo reconoc¨ªa.
Schr?der est¨¢ a punto de pasar a la historia, si las encuestas no enga?an, como el canciller castigado en las urnas por salvar al pa¨ªs del estancamiento con unas reformas incomprendidas cuyo efecto llega demasiado tarde. Si bien dej¨® algunos destrozos y mucho trabajo por hacer, Schr?der introdujo unas reformas, conocidas como Agenda 2010, cuya necesidad ni la Democracia Cristiana discute.
Una reforma fiscal que entr¨® en vigor paulatinamente a partir de 2000 redujo el tipo m¨¢ximo del IRPF del 53% al 42% y el m¨ªnimo del 25,9% al 15%. El impuesto de sociedades cay¨® del 30% o 40% -seg¨²n el tipo de ingreso- al 25%. La primera legislatura del Gobierno de socialdem¨®cratas y Verdes (1998-2002) llev¨® a cabo la necesaria labor de reformar las pensiones a?adiendo al sistema estatal un segundo pilar de financiaci¨®n privada. La sanidad tambi¨¦n se someti¨® a reforma con el objetivo de tapar los agujeros surgidos en las cajas de salud. La exclusi¨®n de la cobertura de algunos tratamientos y la introducci¨®n de una cuota de 10 euros por consulta y trimestre consiguieron que las cajas lograran un super¨¢vit de 4.000 millones de euros con el que empezar a sanear sus cuentas.
Reforma laboral
Por ¨²ltimo, una reforma laboral que ya ha costado 8.000 millones mas de lo previsto trat¨® de hacer m¨¢s eficaz la tramitaci¨®n por parte de las oficinas de empleo, oblig¨® a los parados a aceptar puestos de trabajo que hasta entonces pod¨ªan permitirse desde?ar, foment¨® el autoempleo, limit¨® y uni¨® la ayuda al desempleo y la ayuda social, obligando a aceptar trabajos a muchos que hasta entonces viv¨ªan del Estado y ni siquiera buscaban a pesar de estar en condiciones de trabajar, y flexibiliz¨® el despido.
Algunos frutos de las reformas de Schr?der empiezan a madurar. El mercado laboral alem¨¢n, antes blindado, se ha hecho m¨¢s flexible. La amenaza del paro ha logrado que los sindicatos comprendieran la gravedad de la situaci¨®n y aceptaran el regreso a la jornada de 40 horas semanales y otras amargas renuncias con tal de salvar empleos. "Gracias en parte a esta nueva flexibilidad, los costes laborales, indicadores de la competitividad, han ca¨ªdo en picado con respecto a otros pa¨ªses", celebra el liberal The Economist en su editorial. Esta creciente competitividad ha hecho posible que las exportaciones alemanas batan r¨¦cords y que aumente la inversi¨®n extranjera en el pa¨ªs. En un informe publicado esta semana, el Banco Mundial destaca a Alemania entre los pa¨ªses del mundo que m¨¢s reformas han acometido en los ¨²ltimos a?os, lo que la situ¨® en el 19? lugar de la clasificaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s atractivos para invertir (Espa?a est¨¢ en el 30). Las reformas, apunta el Banco Mundial, se traducen en m¨¢s empleo.
Pero queda mucho por hacer. Hoy hay 450.000 desempleados m¨¢s que cuando Schr?der lleg¨® al Gobierno, en 1998. Aunque se reduce sin cesar desde la primavera -11,4% en agosto- se siguen perdiendo muchos empleos regulares. Muchos de los que se crean son precarios y no cotizan a la seguridad social, lo que hace la situaci¨®n de las pensiones cada vez m¨¢s alarmante.
El sistema sanitario necesita una reestructuraci¨®n que lo haga m¨¢s eficaz y menos costoso. Un empleado por cuenta ajena paga el 14% de su sueldo bruto s¨®lo para la salud. En cuanto a las pensiones, si bien la primera legislatura de Schr?der sent¨® una base importante para el futuro, qued¨® pendiente lo fundamental: adecuar el actual sistema al envejecimiento de la poblaci¨®n. Si hoy 100 trabajadores pagan con su contribuci¨®n -del 19,5% del sueldo bruto- las pensiones de 26 jubilados, en 2030 cargar¨¢n con las de 43. Nadie, ni siquiera Merkel, se ha atrevido a¨²n a proponer el alargamiento de la vida laboral hasta los 67 a?os que piden los expertos.
El sistema fiscal contin¨²a siendo un laberinto inescrutable al que pocos se enfrentan sin la ayuda de un asesor. Las reducciones del IRPF de la reforma de 2000 no sirvieron para impulsar el consumo, uno de los problemas m¨¢s acuciantes de la econom¨ªa alemana, que s¨®lo ha crecido un 0,75% en el primer semestre. Queda la dif¨ªcil tarea de sanear las finanzas p¨²blicas. Si bien el aumento de la deuda, hoy del 66% del PIB, no es s¨®lo responsabilidad del Ejecutivo de Schr?der -el democristiano Helmut Kohl la aument¨® en 16 a?os del 38,7% al 59,8%-, el ministro de Finanzas, Hans Eichel, lejos de reducirla, la aliment¨® constantemente.
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