Plaza, el m¨¢s r¨¢pido de la historia
El joven alicantino supera a Heras por s¨®lo 577 mil¨¦simas un d¨ªa de viento y cuesta abajo
En la llegada, El "Potro" y Pedro Horrillo se pusieron a hablar en griego. O desde lejos a eso sonaba, por lo menos. Dec¨ªa El Potro, que es el masajista de Horrillo, que estaba seguro de que algunos corredores, algunos ciclistas fatigados, reventados, hab¨ªan aguantado hasta el final, no se hab¨ªan retirado, motivados no por el orgullo, el car¨¢cter, el temple o el miedo, sino simplemente pensando en los 40, 50 segundos de sensaciones que les esperaban en lo alto del podio, anticipando la salida sensual, las manos de Patricia o ?ngeles empuj¨¢ndolos con suavidad despu¨¦s de haberlos sujetado por detr¨¢s mientras los cronometradores controlaban la cuenta atr¨¢s. "Eso es un momento de pura hiperestesia", se solt¨® el Potro. "La mente se suspende y el cuerpo abre todos sus poros a sensaciones placenteras". Horrillo, que es muy instruido, le respond¨ªa que quiz¨¢s, quiz¨¢s, pero que por lo que ¨¦l sab¨ªa, hiperestesia le sonaba m¨¢s a dolor de enc¨ªas, de dientes, a la excesiva sensibilidad de algunos nervios con el agua fr¨ªa, por ejemplo, despu¨¦s de un en¨¦rgico cepillado. "Ya", le respond¨ªa el Potro. "pero todo es hiperestesia. Los ciclistas est¨¢is ah¨ª hiperest¨¦sicos, ojo, no hiperest¨¦ticos, que ese soy yo, el m¨¢s guapo".
Evidentemente, esta conversaci¨®n se desarrollaba a primera hora de la etapa, mucho tiempo antes de que llegaran a Alcal¨¢ de Henares, procedentes de Guadalajara, los buenos, Plaza, Menchov, Heras, Sastre o Mancebo. H¨¢bleles a ellos de hiperestesia. Y con el viento que hac¨ªa. Y el medio fr¨ªo. A ellos, y a sus directores, hab¨ªa que hablarles ayer s¨®lo de matem¨¢ticas o de f¨ªsica, que era el ¨²nico lenguaje que entend¨ªan. De desarrollos, de platos de 54, 55 o 56 dientes, de velocidades supers¨®nicas, de leyes aerodin¨¢micas o, si se trata de Manolo Saiz, tambi¨¦n de geometr¨ªa, de la forma oval de las horquillas, por ejemplo.
A eso se redujo la contrarreloj m¨¢s r¨¢pida de la historia de la Vuelta, ganada por Rub¨¦n Plaza, gran cilindrada, grandes palancas, gran cuerpo, plato de 56 dientes, 10,7 metros por pedalada, a 56,200 kil¨®metros por hora, la misma velocidad media alcanzada por Roberto Heras, m¨¢s peque?o, m¨¢s escalador, menos vatios, mejor relaci¨®n peso-potencia, plato de 55 dientes, 10,5 metros por golpe de pedal, que necesit¨® s¨®lo 39 pedaladas m¨¢s, 577 mil¨¦simas, para cubrir los 38,9 kil¨®metros por carreteras rectas, en ligera cuesta abajo, viento de cola.
Heras y Saiz, su director, se quedaron con la frustraci¨®n de no haber ganado tambi¨¦n una contrarreloj llana para rubricar su victoria final en la Vuelta, la cuarta del fabuloso bejarano, la sexta del impetuoso c¨¢ntabro, pero quiz¨¢s vali¨® m¨¢s el placer vivido por Rub¨¦n Plaza, quien era tan alto de peque?o que se aburr¨ªa jugando al baloncesto con sus compa?eros de clase, les sacaba una cabeza, y prefiri¨® dedicarse al ciclismo. Plaza, de 25 a?os, firm¨® su primera victoria en una gran Vuelta. Seguramente no ser¨¢ la ¨²ltima, pues el futuro se anuncia espl¨¦ndido para el chico de Ibi que renov¨® ayer por dos a?os su contrato con el Comunidad Valenciana de Belda.
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