La ONU o la Babel necesaria
La soberan¨ªa de los 191 pa¨ªses marca los l¨ªmites a las reformas necesarias y pendientes de Naciones Unidas
La cumbre de la ONU aprob¨® esta semana un documento sobre los Objetivos del Milenio y la reforma de la organizaci¨®n que dej¨® a casi todos aliviados e insatisfechos al mismo tiempo. Se aplic¨® un principio sencillo pero eficaz: rebajar los compromisos al m¨ªnimo com¨²n en caso de desacuerdo y graduar el resto en caso de consenso.
?Puede una organizaci¨®n como la ONU seguir tirando as¨ª, dada la urgencia de los problemas planteados, como le espet¨® el brit¨¢nico Tony Blair al exigirle un comportamiento adulto? Sin duda puede, pero, con la explosi¨®n de iniciativas de di¨¢logo y acci¨®n, corre el riesgo de la irrelevancia. Evitada la verg¨¹enza de un fracaso, quiz¨¢ vuelva el sopor. "Bueno, partimos de lo que hay, pero eso no significa conformarse. Hay que cambiar", se?ala Juan Antonio Y¨¢?ez, representante de Espa?a ante Naciones Unidas. "El documento no es la l¨¢mpara de Aladino; pero servir¨¢ para dar un impulso al cambio, y el Grupo de Amigos de la Reforma vamos a seguir trabajando en la Comisi¨®n de Consolidaci¨®n de la Paz, el nuevo Consejo de Derechos Humanos, la Convenci¨®n sobre el Terrorismo y la reforma de la ONU y, desde luego, del Consejo de Seguridad".
EE UU, a favor de algunas reformas pero en contra de fijar compromisos en los Objetivos del Milenio, cree que el statu quo no es tan malo: para Nicholas Burns, subsecretario de Estado, "es un acuerdo muy amplio en el que est¨¢n representadas las opiniones de todos los pa¨ªses".
Javier Rup¨¦rez, director ejecutivo del Comit¨¦ Antiterrorista de la ONU, comparte la idea: "Naciones Unidas es un reflejo de la realidad complicada del mundo y de la propia organizaci¨®n. El problema de la ONU es que tiene 191 miembros. Esto sigue siendo Westfalia: hay una realidad, que es la soberan¨ªa. Todos los pa¨ªses valen lo mismo cuando votan en la Asamblea General. Pero la ONU no s¨®lo es importante; es imprescindible".
En EE UU la ONU tiene muy mala imagen entre amplios sectores, que la ven como una burocracia que despilfarra dinero (el 22% de los fondos son norteamericanos). Al comentar el libro La banda de la ONU, de Pedro Sanju¨¢n, un americano que trabaj¨® en la secretar¨ªa general con P¨¦rez de Cu¨¦llar, Mark Falcoff dice: "La principal caracter¨ªstica de la ONU es su despilfarro masivo. S¨®lo el secretariado emplea a 6.000 personas, con un presupuesto anual de m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares. ?Qu¨¦ hace toda esa gente? Nadie puede decirlo con exactitud, y se considera de mala educaci¨®n preguntar". "Hay una masiva duplicaci¨®n de funciones y un nulo intento de racionalizaci¨®n", como en el caso "del Departamento de Publicaciones, que produce miles de documentos que nadie lee en media docena de idiomas a un coste de 750 d¨®lares por p¨¢gina".
Joshua Muravchick, autor de El futuro de la ONU, ha defendido en The Wall Street Journal que "EE UU no puede abandonar la ONU, pero s¨ª respaldar a sus organismos humanitarios (...) y dedicarse a construir y reforzar alianzas y cooperaci¨®n entre democracias. As¨ª podr¨¢ forjar un internacionalismo y un multilateralismo que servir¨¢ mejor a los nobles prop¨®sitos de la ONU de lo que la organizaci¨®n ha hecho durante 60 a?os".
John Podesta, que fue jefe de gabinete de Clinton y preside el Centro Americano para el Progreso, y que es uno de los organizadores de la Iniciativa Global Clinton, defiende que lo aprobado en la ONU "es un paso adelante; es frustrante, pero eso no debe hacernos, como se dice en EE UU, tirar al ni?o junto con el agua sucia del ba?o. Hay que construir sobre las muchas cosas buenas que la ONU hace; los problemas no pueden aplazarse una d¨¦cada o dos, hay que trabajar sobre ellos, tanto los Estados como la iniciativa privada, las ONG y los ciudadanos de todo el mundo".
En el optimismo relativo, un peque?o problema: la propia ONU. Kofi Annan record¨® que el embajador ruso le critic¨® en 1997 por lo poco que hab¨ªa hecho en sus primeras seis semanas: "Ha tenido m¨¢s tiempo del que Dios tuvo para hacer el mundo". El secretario general le contest¨®: "S¨ª, pero Dios tuvo una gran ventaja: trabaj¨® solo, sin la Asamblea General, sin los comit¨¦s y sin el Consejo de Seguridad".
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