Miguel Asensio, periodista
A Miguel Asensio le falt¨® tiempo para seguir haciendo muchas, tantas cosas. Se fue a mediados de septiembre, despu¨¦s de m¨¢s de diez de a?os de lucha contra una enfermedad que fue implacable, pero que nunca le orill¨® de lo que era su vida, su trabajo y su pasi¨®n.
Cuando se habla de grandes periodistas vuela la mente hacia sesudos o ¨¢cidos tertulianos, corresponsales en tierras lejanas y peligrosas, brillantes escritores de art¨ªculos remarcados donde se mira m¨¢s la firma que el contenido.
Pero hay otro periodismo imprescindible que tambi¨¦n lo hacen los grandes; el local y Miguel era un periodista de los mejores, de esos que cuentan las historias sencillas para hacerlas grandes. Pegado a la tierra a sus pueblos zaragozanos de La Almunia, Alhama de Arag¨®n, Calatorao... Miguel pele¨® desde la vocaci¨®n del periodismo comarcal y desde las p¨¢ginas de Heraldo de Arag¨®n -donde fue encargado durante ocho a?os de la informaci¨®n comarcal- por contar noticias que se hicieron con huecos en las portadas: el intento de instalar un cementerio nuclear en un pueblo olvidado, denunciar urbanizaciones ilegales, pele¨® por los derechos de un grupo de viudas a las que un decreto priv¨® de su pensi¨®n y logr¨® que la cobraran.
Defensor de recuperar los valores y la memoria fund¨® la revista La Replaceta, ayud¨® a recuperar dances en localidades donde ese baile se perd¨ªa. Form¨® parte de los grupos que en los ¨²ltimos a?os han trabajado por recuperar la memoria de los oscuros a?os de la dictadura. Con Miguel Ballarin escribi¨® Lloviendo piedras. Cr¨®nica de la represi¨®n fascista en Calatorao. Sac¨® a la luz papeles hist¨®ricos y geogr¨¢ficos sobre el hermoso pueblo de Alhama de Arag¨®n escritos por su bisabuelo en 1924.
Redactor de Heraldo de Arag¨®n, fue jefe de prensa de la Diputaci¨®n Provincial de Zaragoza desde 1999, donde luego fue coordinador de publicaciones. Pese a todo este equipaje era muy joven, hubiese cumplido 39 a?os el d¨ªa de San Miguel. Pero no lleg¨®. Su mujer Tere, su hijo Francho y todos los que le recuerdan, saben que los importantes en esta profesi¨®n no son los que m¨¢s suenan, son los que dan eco y voz a gentes e historias que sin personas como Miguel nunca se har¨ªan un hueco.-
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