De Portbou a Roma, andando
Dos j¨®venes cuentan su viaje a pie y lleno de sorpresas hasta la capital italiana
Este verano Alberto S¨¢nchez y Xavi R¨ªo han ido de vacaciones a Roma. Andando. Ocho quilos en la mochila, 1.400 kil¨®metros y 45 d¨ªas. Salieron de Barcelona y viajaron en tren hasta Portbou. All¨ª, pidieron un mapa tur¨ªstico y se pusieron a caminar. "Pim, pam", resume Xavi, de 21 a?os, uno menos que su compa?ero. ?No ten¨ªan la ruta preparada? "No, lo ¨²nico que sab¨ªamos es que quer¨ªamos llegar a Roma", afirma como si fuera lo m¨¢s normal. Caminaron una media de siete horas diarias, casi siempre por carreteras "comarcales o interdepartamentales".
"Nos gustaba la idea de tener un reto personal, la sensaci¨®n de aventura, de que todo es nuevo y que te puede ocurrir cualquier cosa", prosigue Alberto con el relato de la peripecia. Oy¨¦ndoles queda bien claro que, a pesar de la dureza del asfalto, el calor, el cansancio, los mosquitos y las ampollas -"incontables"- se lo han pasado bomba.
"Cada d¨ªa era una sorpresa". ?C¨®mo qu¨¦? "Pues conocer cada d¨ªa a gente nueva o llegar de noche hechos polvo por una carretera a un pueblo donde hay un bar abierto que resulta que es un centro de acogida de peregrinos, y donde hay una ducha, comida y un buen sitio donde dormir", apunta Xavi. Este milagro, sin embargo, s¨®lo ocurri¨® una decena de veces. El resto, dorm¨ªan en la calle. Casi siempre en la puerta de alguna iglesia o catedral. Porque "da una sensaci¨®n como de seguridad", explican. Tambi¨¦n durmieron en playas, parques y tres noches, cuando ya no aguantaban m¨¢s sin asearse, en c¨¢mpings.
Detr¨¢s de la aventura de estos dos amigos de estudios no hay ninguna promesa, ni una apuesta. Ni motivos religiosos. Eligieron Roma "porque es la capital de donde viene todo". Y porque era un trayecto m¨¢s largo que el Camino de Santiago, que hicieron el a?o pasado. De hecho, las traves¨ªas a pie es algo que Alberto y Xavi hacen habitualmente durante el a?o. Les gusta salir a la monta?a.
Quiz¨¢ lo ¨²nico que cambiar¨ªan si tuvieran que repetir es la ruta. Caminar por asfalto es terrible: por el terreno, por los coches... Les ofrecieron un mont¨®n de veces montar en veh¨ªculos. Pero, tozudos aunque destrozados, siempre dec¨ªan que no. "Es que vamos andando", argumentaban. Eso s¨ª, quieren que quede bien claro "que por carretera tambi¨¦n se pueden ver paisajes preciosos". Como los de la regi¨®n de la Liguria, uno de los que m¨¢s huella ha dejado en su recuerdo.
En su relato apenas hay momentos malos. "Es que cuando llegas hasta lo malo lo encuentras bueno", dice Xavi. Como cuando a alguien le pasaba por la cabeza abandonar. "No dices nada por el otro. Y el otro lo nota, pero le toca tirar del carro", apunta. Y as¨ª hasta Roma. Los dos estudiantes rememoran lo que hicieron cuando por fin pisaron la plaza de San Pedro: "Nos apalancamos hasta que nos ech¨® la polic¨ªa". Estuvieron tres d¨ªas en la ciudad, pero con apenas fuerzas para visitarla. Tal y como estaba previsto, regresaron en avi¨®n.
Alberto y Xavi est¨¢n a punto de retomar sus clases. Inform¨¢tica y Filosof¨ªa, respectivamente. Tambi¨¦n trabajan. De lo que salga. "De reponedores, mozo de almac¨¦n, auxiliar administrativo", enumeran. Viven con sus padres y tienen por delante un a?o entero para decidir el pr¨®ximo destino. San Petersburgo y Jerusal¨¦n est¨¢n en sus mentes.Este verano Alberto S¨¢nchez y Xavi R¨ªo han ido de vacaciones a Roma. Andando. Ocho quilos en la mochila, 1.400 kil¨®metros y 45 d¨ªas. Salieron de Barcelona y viajaron en tren hasta Portbou. All¨ª, pidieron un mapa tur¨ªstico y se pusieron a caminar. "Pim, pam", resume Xavi, de 21 a?os, uno menos que su compa?ero. ?No ten¨ªan la ruta preparada? "No, lo ¨²nico que sab¨ªamos es que quer¨ªamos llegar a Roma", afirma como si fuera lo m¨¢s normal. Caminaron una media de siete horas diarias, casi siempre por carreteras "comarcales o interdepartamentales".
"Nos gustaba la idea de tener un reto personal, la sensaci¨®n de aventura, de que todo es nuevo y que te puede ocurrir cualquier cosa", prosigue Alberto con el relato de la peripecia. Oy¨¦ndoles queda bien claro que, a pesar de la dureza del asfalto, el calor, el cansancio, los mosquitos y las ampollas -"incontables"- se lo han pasado bomba.
"Cada d¨ªa era una sorpresa". ?C¨®mo qu¨¦? "Pues conocer cada d¨ªa a gente nueva o llegar de noche hechos polvo por una carretera a un pueblo donde hay un bar abierto que resulta que es un centro de acogida de peregrinos, y donde hay una ducha, comida y un buen sitio donde dormir", apunta Xavi. Este milagro, sin embargo, s¨®lo ocurri¨® una decena de veces. El resto, dorm¨ªan en la calle. Casi siempre en la puerta de alguna iglesia o catedral. Porque "da una sensaci¨®n como de seguridad", explican. Tambi¨¦n durmieron en playas, parques y tres noches, cuando ya no aguantaban m¨¢s sin asearse, en c¨¢mpings.
Detr¨¢s de la aventura de estos dos amigos de estudios no hay ninguna promesa, ni una apuesta. Ni motivos religiosos. Eligieron Roma "porque es la capital de donde viene todo". Y porque era un trayecto m¨¢s largo que el Camino de Santiago, que hicieron el a?o pasado. De hecho, las traves¨ªas a pie es algo que Alberto y Xavi hacen habitualmente durante el a?o. Les gusta salir a la monta?a.
Quiz¨¢ lo ¨²nico que cambiar¨ªan si tuvieran que repetir es la ruta. Caminar por asfalto es terrible: por el terreno, por los coches... Les ofrecieron un mont¨®n de veces montar en veh¨ªculos. Pero, tozudos aunque destrozados, siempre dec¨ªan que no. "Es que vamos andando", argumentaban. Eso s¨ª, quieren que quede bien claro "que por carretera tambi¨¦n se pueden ver paisajes preciosos". Como los de la regi¨®n de la Liguria, uno de los que m¨¢s huella ha dejado en su recuerdo.
En su relato apenas hay momentos malos. "Es que cuando llegas hasta lo malo lo encuentras bueno", dice Xavi. Como cuando a alguien le pasaba por la cabeza abandonar. "No dices nada por el otro. Y el otro lo nota, pero le toca tirar del carro", apunta. Y as¨ª hasta Roma. Los dos estudiantes rememoran lo que hicieron cuando por fin pisaron la plaza de San Pedro: "Nos apalancamos hasta que nos ech¨® la polic¨ªa". Estuvieron tres d¨ªas en la ciudad, pero con apenas fuerzas para visitarla. Tal y como estaba previsto, regresaron en avi¨®n.
Alberto y Xavi est¨¢n a punto de retomar sus clases. Inform¨¢tica y Filosof¨ªa, respectivamente. Tambi¨¦n trabajan. De lo que salga. "De reponedores, mozo de almac¨¦n, auxiliar administrativo", enumeran. Viven con sus padres y tienen por delante un a?o entero para decidir el pr¨®ximo destino. San Petersburgo y Jerusal¨¦n est¨¢n en sus mentes.Alberto S¨¢nchez (izquierda) y Xavi R¨ªo. / JOAN S?NCHEZ.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.